Anarchism

Repertorio Americano SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA San José, Costa Rica 1929 Sábado 21 de Diciembre Tomo XIX Núm. 24 Año XI. No. 472 Thomas Mann, Premio Nobel Frco. Garcia Calderón.
Las bodas de plata de un luchador.
La Torre del Conocimiento El recital de Luis Ibarra Canción de cuna.
SUMARIO Sanin Cano 18 cantos emocionados de Vidrios de amor Pedro Ugarteche El problema de la educación secundaris.
Carlos Deambrosis Martins Pronósticos fallidos.
Diego Povedano Noche Buena de América Frco. Siero Rojas Tablero (1929)
Luis Ibarra INDICE del Tomo XIX Hernán Zamora Magda Portal Juan del Camino Haya de la Torre Miguel Angel Asturias Thomas Mann, Premio Nobel De Lecturas Dominicales. Bogotá En una modesta nota autobiográfica, llena de sinceridad y excelente humor, se maravillaba de su buena ventura en 1907 este afortunado investigador de los móvi.
les humanos. Después de referir, con equivocas señales de atrición, su conducta de estudiante «perezoso, burlón e impenitente, sus fiascos en los exámenes, los pronósticos fatales acerca de su porvenir, formulados por la experiencia de añosos profesores; después de hacer el resumen vergonzoso de su vida errante al abandonar el servicio militar, sus fracasos en una oficina de seguros; su deseo de hacerse periodista para lo cual tuvo que asistir a una escuela nocturna, pasados ya los veinticinco años, con el fin de llenar algunos de los innumerables vacios que habia dejado el colegio de segunda enseñanza en su desprevenida inteligencia, vuelve en redondo la mirada ingenua y se pregunta a sí mismo. En qué ha parado todo esto? Acaso con la mirada húmeda y cristalina y envuelto el cuello en bufanda de lana paso mi tiempo en las tabernas del anarquismo con otros camaradas ya vencidos? Estoy en la gotera como suele decirse? el mismo responde. Nada iguala a mi buena fortuna. Estoy casado con una joven extraordinariamente hermosa, una princesa de mujer, aunque parezca inverosimil, que ha hecho estudios universitarios y cuyo padre es profesor de la Universidad. Soy amo en una espaciosa mansión, situada en un barrio distinguido y provista de todas las comodidades modernas, amueblada rica y artisticamente y llena de cuadros ejecutados por grandes maestros. Si manana me condecoran pondré cara de sorpresa, ni haré gesto inapropiado. añade humildemente. De dónde viene todo esto? No he cambiado, ni creo haberme corregido por determinación de mi voluntad. He continuado siendo un soñador, leyendo libros de poetas y novelistas y haciéndolos por cuenta propia, Mann, se alza la figura de su hermano Enrique, literato de veras, filósofo de altos vuelos, autor también de novelas y de ensayos de critica, peregrino de las ideas y abanderado de la libertad. Las veleidades del público letrado han traido a Enrique al segundo pla10, con tan manifiesta injusticia que los dos hermanos han acabado, según se dice, por enemis.
tarse.
No quiere decir lo que antecede nada en contra del valor intrinseco de Thomas Maun y de las cualidades literarias de su obra.
Acaso los desfavorables augurios de su carrera realzan el mérito de sus logros. Fue Thomas Mam hijo de un comerciante de granos en la ciudad de Lubeck, que des empeñó además durante mucho tiempo y con general beneplacito el cargo de Senador. La palabra Senador abulta demasiado, en el presente caso apenas significa vocal o regidor en el consejo municipal de aquella ciudad hanseática. De la madre de Mann se dice que tenia en sus venas sangre de libreamericana. Su padre casó en el Brasil con una criolla y de esa unión internacional vino al mundo la madre del novelista.
El Senador de Lubeck no fue un comerciante afortunado: a su muerte la familia pasó a Munich, como para esconder en un ambiente nuevo las consecuencias exteriores de un desfavorable cambio de fortuna. Fue entonces cuando el autor de los Buddenbrooks se ensayó en el arte ingenioso del caballero errante y sin oficio. De Munich se movió hacia Roma siguiendo un itinerario impuesto por la tradición y por necesidades de espíritu a los temperamentos artisticos de origen septentrional. En capital de la tercera Italia, según propia confesión. pasaba los dias escribiendo o devorando libros de los que caen bajo la denominación de «belles lettres y de los cuales echa mano el hombre decente a lo sumo para distraerse en sus momentos de ocio; las noches estaban dedicadas al Thomas Mann estas horas, al recibir la noticia de que le han asignado a su nombre y a su obra el Premio Nobel de literatura, Mann, el autor de Fiorenza, de Alteza Real y de los Buddenbrooks, no hará gesto inapropiado. La Academia de Estocolmo recompensa la labor literaria de un novelista de vocación, que llegó a serlo en contra de los más fundados pronósticos de los profesores universitarios y sin haberse procurado siquiera un certificado de estudios. Empieza a desbaratarse la leyenda de la preparación, de la enseñanza secundaria, de los titulos universarios y de la pericia. Que en la América Meridional surja repentinamente un poeta lirico «grandioso y sibilino, sin letras ningunas, para el cual no hay diferencia entre los movimientos del sol y de la luna, y que lleva su desprendimiento hasta deshacerse de las «haches, en beneficio de sus camaradas y de los correctores de imprenta, no es sorprendente ni cae fuera de lo ordinario entre los paralelos 23 norte y 23 sur.
En Alemania, cuyo significado mundial estriba en su espiritualidad, según la afirmación de Keyserling, la trayectoria de esta vida no deja de causar sorpresa, mucho más cuando al lado de Thomas