110 REPERTORIO AMERICANO a todos los países en las mejores condiciones.
elevación que nunca podrá seguir el que combate con el alma ensombrecida.
LIBRERIA ESPAÑOLA Cuando reflexionamos sobre la cuestión de la electricidad es sólo en lo futuro en 10 Rue Gay Lussac, Paris V, lo que tenemos fija la mente. Es claro y Mayor Madrid, España que en la actualidad hay electricidad Envía libros españoles, franceses, etc. un tanto barata y el negocio no es brillante para la invasión económica lo ha monopolizado. Hasta, haciendo nú Pidase información de novedades.
meros, el invasionismo podría concluir que le deja pérdidas. Pero ellos trabajan Depositario del Repertorio Americano.
para más adelante. Si se les deja cobrar pujanza y penetrar resquicios a diestra bre independiente trato más vil que ése.
y siniestra, se irán nutriendo de opreTenga hoy el nombre de United Fruit sión y con los años el pais será esclavo de la electricidad no hay que pasar Company, mañana el de Cuyamel Fruit por ese aro. La electricidad debe que Share, o el de American and Foreign dar definitivamente controlada y distriel Estado, como unica forma Power Company, los procedimientos de buida por el la invasión económica son siempre los de que el costarricense no se convierta mismos. Nos consideran nada más que en tributario miserable de un poder que como montón explotable. Contra esa inilo persigue y lo acosa.
quidad es contra la que protestamos y nos preguntamos. Cuál es la aspi pedimos que el país lance enérgico sus ración primordial de nuestra lucha. Ah! leyes que controlen y limiten la expanevitar la invasión económica que da tra sión como único medio de tener patria to de colono. no hay para un hom accesible a la vida noble y libre. al conjuro de aquel extraño roce mi espíritu cobraba aliento y fuerzas, al temor la arrogancia sucedia, nueva ilusión a la esperanza muerta.
Eran caricias de tu amante boca que a consolar venían mi alma enferma, a darle fe a mi corazón postrado, y esfuerzo de titán a mis flaquezas. Ya estamos juntos! Ya no más tus besos a la ventura cruzarán la esfera, ni vagara, sin dueño, en el espacio, el perfume embriagante de tus trenzas. pues ya tengo a quien ceñir de mirtos, trepo a la gloria a desplegar mi enseña. Quién disputarme el galardón se atreve si estás ahí para premiarme, oh, Reina?
Plenilunio Fué un suave rozar de labio sobre sedosos cabellos.
Dulce Maria Borrero Por la verde alameda, silenciosos, ibamos ella y yo: la luna tras los montes ascendia, en la fronda cantaba el ruiseñor. la dije. No sé lo que la dijo mi temblorosa voz.
En el éter detúvose la luna, interrumpió su canto el ruiseñor, y la amada gentil, turbada y muda, al cielo interrogo. Sabéis de esas preguntas misteriosas que una respuesta son. Guarda joh luna, el secreto de mi alma; cállalo, ruiseñor!
Juan del Camino Cartago y Agosto del 29 Poesias de Fabio Fiallo De in obra La canción de una vida. Poesias. Madrid. 1926 un invierno a otro invierno sucedia sin tocar tu florida primavera En el atrio Rubén Darío Deslumbradora de hermosura y gracia en el atrio del templo apareció.
y todos a su paso se inclinaron, menos yo.
Como enjambre de alegres mariposas volaron los elogios en redor: un homenaje le rindieron todos, menos yo. tranquilo después, indiferente, a su morada cada cual volvió, e indiferentes viven y tranquilos jay, todos, menos yo!
Mi corazón en tanto te buscaba, y en el ardiente afán de tu belleza, por otra vida suspiraba ansioso, creyendote jay. en otra edad ya muerta.
Por mi amante a la historia interrogaba: Era Beatriz. Fue la gentil Julieta. Fue la víctima pálida de Otelo? fué la dulce e insensata Ofelia? una voz dirá tu nombre.
Yo quisiera formar las nuevas letras de una nueva palabra; palabra sin sentido a quien la oyera, si quien la oyera no eres tú, mi amada; mas, tan dulce a tu oido, que en tu oido fuera oración cristiana. hacer de esa palabra un solo nombre, único nombre de expresión tan rara, y que sólo tú pudieras entenderla.
y sólo tú lograras escucharla. cuando con amigas, por el bosque, una fresca mañana, o en clara noche de jardin, oyeras tenue voz que ese nombre pronunciara, iqué pronta y cándida emoción la tuya!
Tus jóvenes amigas, asustadas al verte asi, preguntarán. Qué tienes. Por qué te has puesto pálida? tú, tranquila ya, contestarias con suma sencillez. No tengo nada.
Misterio José Santos Chocano Flota su imagen pensativa y casta en mis versos de amor, como flota en los pétalos de un lirio perfume embriagador.
Pero en mis ritmos no busquéis el nombre de la que causa mi perpetuo afán, que nunca en los alambres de mi lira su nombre vibrará.
Sólo al morir revelaré el misterio que guarda el corazón Sólo al morir. cuando en mis labios sea su dulce nombre mi postrer canción!
Mas, mi ambición que te forjó a su antojo, sin fe miraba a las sublimes muertas, que para ser la amada de mi ensueño faltaba a todas tu altivez de reina. Te encuentro al fin. Oh, qué triunfante surges a la extática vista del poeta!
Ante tu imagen la ambición se calla, y su torpe cincel rompe la idea. Nos hallamos al fin. Verdad, mi hermosa, que tú también soñaste mi existencia, y cuando ardiente el corazón latia tu alma a tu corazón le dijo: espera. mientras yo cruzaba entorpecido, una tras otra, tenebrosas sendas, tú a los cielos tú al sol, tú al horizonte, demandabas la causa de mi ausencia? no hallando respuesta a tus anhelos, y no sabiendo en tu angustiosa pena qué hacer ¡ay! con los besos de tu boca y el perfume embriagante de tus trenzas. la noche, por triste y silenciosa, te llegaste en amarga confidencia, y diste a la ventura de tus alas tus besos, y tu amor, y tus tristezas.
En la callada sombra, cuántas veces, mientras estallaba el corazón de penas, en la frente de súbito sentía como el beso fugaz de un ala inquieta.
Ave, Reina Yo soy el que esperabas.
Gutiérrez Najera Te encuentro al fin, joh, tú, ideal radiante de mis vagos ensueños de poeta. Ven, surge a mis amores. Cuántos años que mi impaciente corazón te espera!
Eres la misma; el encorvado tiempo por ti pasaba sin marcar su huella; Gólgota rosa Del cuello de la amada pende un Cristo, joyel en oro de un buril genial, y parece este Cristo en su Agonía dichoso de la vida al expirar.
Tienen sus dulces ojos moribundos tal expresión de gozo mundanal, que a veces pienso si el genial artista dióle a su Cristo el alma de Don Juan.
Hay en la frente inclinación equivoca, curiosidad astuta en el mirar, y la intención del labio, si es de angustia, al mismo tiempo es contracción sensual. Oh pequeño Jesús Crucificado.
déjame a mi morir en tu lugar