230 REPERTORIO AMERICANO Din aptitud para de jando cabezas recostadas una en otra, como soste pobreza de millonario y viceversa, el que nace niendo el mismo pensamiento, los ojos som con aptitud de pobre al enriquecer instala una breados de horas nocturnas, poblada la ceja y riqueza de pobre. Algo de esto entonce con el en los labios entrecortado un beso. Grupo de madrileño y el parisiense, que obligados a viArcángeles. vir fuera de sus centros, en un pueblo pequeño El movimiento de los brazos, la actitud dócil instalan una aldea de parisiense o madrileño, voluptuosa de las figuras echadas hacia atrás, así como el provinciano que trasladado a una hacia el muro de la calle donde esperan al asalto de esas capitales, sin habitarlas, del hombre; y en otras, el cansancio voluninoso instala en ellas un Paris o un Madrid de aldea.
de los párpados, las manos juntas como estruLa noche es una prolongación sideral del una pena inútil, y los cuellos doblados telégrafo. Los periódicos traen noticias de de fatiga sin encontrar apoyo, todo envuelto aviadores perdidos. Un perro se eriza ante el la santidad de los cielos, en un lejano olor anuncio mural de una película a lo Doctor Capolvos, como las mejillas de las cortesanas ligari. La mano de hoja de parra arrugada de muertas.
un mendigo cubre el sexo de la esquina. EI Madrid despierta de verdad, a su única vida sereno tiene el ombligo de oro. Los reflectoa las siete de la noche. Las cabezas de los res de los automóviles llenan de un licor doraedificios lucen peines de luces cubiertos de do las copas en las mesas de las terrazas de finisimas mantillas de sombra. Las calles ilumi los cafés. Los mismos reflectores, más adelannadas se alinean como collares en el brazo de te, hieren de un caballo, un vendedor ambulante.
como la cornada de un toro. Aplauden las hoDe noche Madrid da el bienestar de una jas de los árboles que para la corrida nocturbuena noticia y por eso alegra al más desco na se han pagado sombra. Toreros? Los razonado y hace que los que viven alli, se sien relojes de pulsera a cuadrantes luminosos.
tan maravillosos, es decir madrileños. Ser madri Noche dos: Salimos del Museo del Prado leño, como ser parisiense, son aptitudes con con las Meninas de la mano. pasitos de gato que se nace poeta u orador. La aptitud para recorremos la parte vieja de la ciudad, donde lo maravilloso distingue al madrileño, la aptitud se rasga el pecho una guitarra ciega de incuagradable al parisiense, aquél es un rable ceguera de amor. Ay, aquella mujer ya prestigitador que se engaña si mismo, éste sin cabeza ni pies, más ensangrentada que un un escéptico que engaña a los demás. Un au Cristo, que en vano busca el fondo de aquella tor contemporáneo habla de la pobreza y de gran boca de hombre abierta de par en par, la riqueza como aptitudes. El que nace con en aquel capricho de Goya!
aptitud de rico, al quedar pobre instala una esto mismo diríamos tal vez la noche mil.
muerte la sombra de un para lo Miguel Angel Asturias.
Madrid, 1929 y Madrid Hablamos de Madrid como de los paises submarinos que conocemos por los mariscos y las fotografías. La realidad submarina, como la madrileña, es tan especial que comparada con la realidad de otros medios cósmicos, resulta más exacto catalogarla entre que casi es silenc sueño. De aqui que en Madrid y en resto España, la realidad tenga un valor tan secundario. EI prójimo que tiene asegurados con holgura el pan y el lecho, al igual del que vive a merced de los elementos montes de piedad y piadosos amigos, hacen muy poco caso de sus situaciones, ambicionando. ellos mismos no saben qué, pero en todo caso algo que anda por las nubes. Esta actitud del español, y en especial del madrileño ante la vida, explica su división del tiempo distinta de la del resto de los mortales: en Madrid, la noche se hace dia y el dia noche. La sombra de las horas nocturnas es más propicia que la claridad diurna para sonar.
Ventana en la Calle de Alcalá. Madrid caliente, vestido de azul Los palacios rien a las nubes. Los tranvias corren, se paran, se paran a veces uno tras otro, como si en plena ciudad quisiesen jugar al tren. Los gendarmes tejen un mantón con el tráfico denso de la Puerta del Sol. La voz de seda de la que vende flores alterna con la estridente del vendedor de mariscos. lejos, un pedazo de la tarde que da color de pan rojo a la calle de Preciados. Una muie mujer morena vestida de blanco (la horchata. nos acoje. Es una enfermera con las manos de hielo para el pobre afiebrado. Un vaso, dos, tres. El estómago debe creer que estamos encalando la casa por dentro.
Los escaparates salen a decir al que pasa lo que el dueño del almacén seunte repite a a cada rato: Sí, ya lo sé. Si, ya lo sé!
iya lo sé que aquí hay medias. Para qué pusieron tantas? Es un diálogo sin palabras entre el tendero invisible y el que pasa. El esarate de América, hasta en éste somos España, es hijo legitimo del escaparate rococo español, cuyo abolengo artístico con razón puede ufanarse de El Transparente de la Catedral de Toledo, y otras joyas churriguerescas.
Una gran sombra verde nos rodea, el Retiro.
Entre el susurro de las hojas se cuela el ruido de la ciudad, que de lejos diriase una mujer timida. Los árboles concluyen por borrar la perspectiva urbana. Al fondo de un lago artificial liquida sus existencias el sol en cegadores y brillantes reflejos. medida que la tarde cae, los colores de los celajes toman en agua con solidez de porcelana, un tono bajo.
Sin sentir cambiamos de lugar: ahora vemos el lago debajo del lago. Nos deslumbra una cúpula habitada por algo que al principio semeja un velo de algo flotante, humo de diversos colores, combinados como los licores de un cock tail gaseoso que poco a poco fue fijándose hasta descubrir en nuestros ojos asombrados los frescos de Goya en su pequeña tumba de San Antonio de la Florida. Madrid sin estas pinturas perdería una gran parte de su encanto. Valen las de Miguel Angel de la Capilla Sixtina.
Por las espaldas del silencio corren gusanitos de emoción. Alas. Mujeres de no muy buena vida San Antonio Todo tan divertido del milagro de su existencia.
En Paris se encuentran a cada paso parejas abrazadas en plena via pública: en plena Via Lá se encuentran abrazadas las parejas en los frescos de San Antonio de la Florida, las quiere. el tranDel hombre sentado y del hombre en pie De Patria. San Salvador Dos actitudes corporales hay, que son esen der que no se es nunca, sino que siempre se va cialmente humanas: la actitud sedente y la a ser.
actitud vertical, el cuerpo y el alma, el re Tales hombres pueden ser médicos, o coposo y la acción, el pedestal y el obelisco. merciantes o jueces, o banqueros, o generales, Porque ningún animal se sienta como el hom o arzobispos: pueden ser horror! hasta poebre, ni se yergue como él se yergue.
tas. Pero todos poseen, como rasgo comin e No obstante, en el hombre que es de veras inconfundible, el de ser aquello y nada más, hombre, la actitud meditativa sólo debe servir el de ser aquello definitivamente y para siemde preparación la activa, a la posición verpre. Han conquistado una posición, una dignitical, que es la actitud humana por excelen dad cualquiera, sin reparar en que ha sido la cia. La diferencia entre estas dos posturas posición o más bien la postura la que les primordiales es más trascendental de lo que a ha conquistado a ellos: la que, de hombres primera vista podría suponerse: constituye la que eran, les ha convertido en «El Señor zona de demarcación, la linea divisoria entre Juez, o «El Señor Arzobispo, o más sencidos diversos tipos de hombres, dos clases de llamente «El Poeta, con Pe mayúscula: para humanidad opuestas y complementarias; la «litales hombres no hay ya redención posible, nea de aguas que separa las dus vertientes porque han abandonado la vida para entrar de la cordillera humana: la vertiente de los en el Catálogo. Han triunfado; han llegado, hombres sentados, y la de los hombres en pie. como ellos mismos dicen, sin comprender que Hay individuos, en efecto, que no se levan en la vida no se llega nunca, ni aún después tan nunca de su poltrona interior; hombres de la muerte: por eso son ya para siempre, y arrellanados dentro de sí mismos, cómoda sin esperanza, Don Mengano y don Perencemente instalados en los cojines y almohado jo, cadáveres, ilustres cadáveres. Son los homnes del alma, arrollados sobre si mismos co bres troncos, los hombres sustantivo: son los mo calabrotes, macizamente y para siempre. Hombres Sentados.
hombres, en cambio, viven en inquierumian eternamente una beatifica digestion estud constante, en la eterna zozobra de no sapiritual, porque su aspiración no lleva ber lo que son, ni a dónde van, ni lo que do nunca a desear ser otra cosa que lo que quieren; viven en la perenne duda de todo y son: para ellos, el mundo entero está limitado de ellos mismos: pero viven. es que tienen y definido por su propia superficie cutánea. de la vida un concepto oital, un concepto diConciben la vida como cosa que estática y no námico no estático. Saben que la vida no dinámica, esto es, como cosa, y no como sér. es, según la ciencia, sino una perpetua oxidaSe desarrollan en el espacio, no en el tiempo; ción, esto es, literalmente una combustión de están, no son. es que creen que son, sin compren todos los instantes: vivir es, real y materialOtros no les ha