260 REPERTORIO AMERICANO a todas partes.
un niño.
dios de veces, cuando la orilla, se inclinaba, y con un palito que había cogido, juII gaba a pescar. Las traviesas hadas del río parecían invitarle con sus voces misteriosas a que entrara en su casa de juguetes. Raicharan volvió a su aldea. Hasta entonces no había Raicharan, con un manojo de flores en su delantal, volvía, tenido hijos, y no le quedaba esperanza de tenerlos. Pero todo sonriente. Llegó a las andaderas y no vió al niño. Miró sucedió que antes de un año, su mujer dió a luz un niño, y Todo estaba desierto. Volvió a mirar a las murió.
andaderas. Nada.
Un resentimiento a vasallador crecía en el corazón de En aquel primer momento terrible, la sangre se le heló Raicharan ante el niño nuevo. Allà, en el fondo de su penen las venas. El mundo todo giraba ante sus ojos como una samiento, una amargada sospecha le decía que este niño había niebla oscura. De lo más hondo de su corazón partido, llamó venido a usurpar el lugar del Amito. Pensaba también que lastimero. Amo. Amo. Amito!
ria grave ofensa ser feliz con un hijo propio, después de Ninguna voz le contestó. Chan na. Ningún niño se rió lo ocurrido con el hijito de su amo. Si no hubiera sido por tras él, travieso. Ningún grito de infantil alegría le acogió una hermana suya viuda que acogió como una madre al rea su vuelta. Sólo el rio seguía corriendo, ruidoso y dilatado, cién nacido, no hubiera éste vivido mucho tiempo.
como antes, como si no supiese nada, ni tuviera tiempo de Pero a poco fué cambiando Raicharan de pensamiento.
reparar en un acontecimiento humano tan insignificante como Ocurrió una cosa maravillosa. El niño nuevo empezó también la muerte de un a gatear de un lado a otro el umbral, con cara Anochecia, y el ama de Raicharan estaba desasosegada. Manviesa. También demostró una inventiva regocijadora escondo hombres que buscaran por todas partes. Iban con linternas y diéndose en sitios seguros. Su voz, sus risa y llanto, llegaron a las mismas orillas del Padma. Allí encontraron a sus gestos todos eran iguales a los del Amito. veces Raicharan lo oía llorar, el corazón le empezaba de pronto a ran, corriendo enloquecido por los campos, como un vendaval y gritando desesperadamente. Amo. Amo. Amito!
golpear loco contra sus costillas; y le parecía que su Amito quo estaba llorando en alguna parte de Cuando al fin pudieron traerlo a casa, cayó prosternado la tierra ignoa los pies de su señora. Lo sacudían, preguntándole ansiosos rada de la muerte, porque se había quedado sin su Chan na.
dónde había dejado al niño, pero lo único que dijo fué que Phailna, que este era el nombre que la hermana de Raino sabía nada charan dió al recién nacido, comenzó pronto a hablar, y aprendió Aunque todos pensaban que el Padma se habría llevado decir Pa pa y Ma ma con voz torpe. Cuando Raicharan al niño, una duda quedaba rondando en los pensamientos.
oyó estas palabras familiares, el misterio se le aclaró repenAquella tarde había tinamente. Su había sido vista por los alrededores de la aldea no podido librarse del hechizo una cuadrilla de gitanos, y se sospechó de ellos. La madre llegó, de su Chan na y renacia en su propia casa.
la locura de su dolor, a creer que el mismo Raicharan huLas razones que Raicharan se daba en favor de esta idea biese secuestrado al niño. Lo llamó aparte, y con súplica eran concluyentes. Primero: el niño nuevo nació poco desdesgarradora le decía. Raicharan idame a mi niño. Devuél pués de la muerte de su Amito. Segundo: su mujer no era veme a mi niño. Yo te daré todo el dinero que tú quieras, hubiese contraído méritos suficientes para dar a que luz un hijo en una edad ya marchita. Tercero: el niño nuevo pero devuélveme a mi niño. Raicharan, por toda respuesta, se daba golpes en la frente.
andaba torpemente y gritaba Pa pa y Ma ma. Qué otra senal faltaba para indicar Su ama lo echó de la casa.
juez?
Anukul intentaba convencerla de que su sospecha era Entonces Raicharan recordó de repente la terrible acusacompletamente injusta. Qué en el mundo, dijo. iba a hación de la madre. Sir, se dijo atónito. a la madre no le cerle cometer un crimen semejante?
engañaba su corazón. Ella sabía bien que yo había robado La madre no hacía más que decir. Quién sabe. Como dimiento por su pasada negligencia, y desde entonces, se enal niño. Al llegar a este extremo, le entró un gran remorel niño llevaba joyas de oro!
trego en cuerpo y alma al recién nacido, convirtiéndose en no era posible hacerla razonar.
su abnegado servidor. Comenzó a criarlo como si de rico; le compró unas andaderas, un corpiño de raso amarillo y un gorro bordado en oro; fundió las alhajas de oro de su mujer muerta y le hizo brazaletes y ajorcas de oro; no El traje hace al caballero dejaba que el niño jugara con los otros chiquillos, y era, dia y lo caracteriza y noche, su único compañero. Cuando el niño fue muchacho, estaba tan echado a perder, tan mimoso, y se vestía con tales primores, que los chicos de la aldea le llamaban El Señorito La Sastreria en posible que era el futuro La Colombiana de Francisco Gómez le hace el vestido en pagos semanales, mensuales o al contado.
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