262 REPERTORIO AMERICANO España: Titereros, bufones y payasos.
Triunfa la destemplada voz anticlerical. como quien declina los seis bailados casos, somos una ruidosa marcha pavo real.
de las buenas promesas cumplidas. Su carrera de médico en París, nota sobresaliente, la muerte con los ojos abiertos, en espera, se lució como siempre. No lloréis. Solamente quitad esas cortinas rosadas, pues hermanos, no vendrá con sus pasos el hijito menor, sino con pies marchitos y juntas sus dos manos, bajo la milagrosa paz de Nuestro Señor. vivimos, hablando, hablando, mientras tanto, en un silencio, obras bien hechas, el inglés ejercita sus manos y marcha el adelanto, como un adelanto de incontenibles pies. se resume toda la América española, en la cresta encendida de Calles mata curas; y es la América inglesa de los motores, ola de riquezas presentes y también de futuras.
Otra vez, una fragua, dos hermanos herreros.
Siempre en las herrerías, encanto gregoriano, cantan su bien cantada misa, los mañaneros metales, canta el fuego, canta la noble mano.
Un rifle que no sirve del todo, sin embargo sirvió para matar. Es aprovechadora ocasiones la muerte. Para cumplir su encargo, salió aquella ruina de rifle, matadora, increíble, la bala, una bala divina, sin estos parpadeos de equivocación.
Hijos, esposa, madre, en Jesús ilumina la noche, nuestra noche de la crucifixión.
Encarcelando monjas y asesinando frailes, glorifican su viejo credo republicano y luego son discursos y proyectos y bailes y mentiras y robos y pueblo soberano.
Eminente sin duda, cómo no lo sería, como los invariables discos de la victrola, repite sus lecciones de francmasonería.
En América, vemos bien abierta la cola Todos, seremos cificados, pero hay unos que son muertos en la noche sin día y otros están dormidos esperando el Lucero Alegre, más alegre, mucho más todavía. España: Titereros, bufones y payasos.
Triunfa la destemplada voz anticlerical. como quien declina los seis bailados casos, somos una ruidosa marcha pavo real.
Brujas de Flandes, Septiembre de 1929.
Brujas de Flandes La balada de las manos que estaban tocando piano La glosa de los retrógrados (A Fernando Mldence. Max. Jiménez)
Cada vez que nos habla sin palabras, la mano, llena de sustantivo silencio, la ciudad es árbol. la sombra religiosa del piano, todo hace profundo, todo hace verdad. Es profunda la mano, muy profunda, bucero!
Profundidad del cielo, profundidad del mar y la boca la pobre, vacío mensajero y títere de vueltas y bufón y juglar.
Es la mano palabra firme como la roca, hacedora palabra que se cumple inglés: y palabra latina habladores la boca: antes fueron verdades y mentiras después.
Mano sobre las teclas vales más ciertamente que las bocas abiertas de cien mil diputados, en estas democracias, donde tranquilamente condecoran al lobo por sus rojos pecados.
Arrastrarse en el reptil es sencillamente admirable, como andar en el caballo y volar en el pájaro y pensar en el hombre.
El reptil como es reptil se arrastra. No sale de su paso natural de bestia humilde que camina como quien mide la tierra. Medidores de la tierra. es bueno que la tierra sea medida.
El reptil arrastrándose casi anda y el caballo andando casi vuela y el pájaro volando casi piensa y el hombre pensando vuela tanto que se hace dueño del séptimo cielo y se coloca, hacia arriba, sobre el último peldano de la escala de Jacob. en el primer peldaño de la escala está el reptil que anda como quien mide la tierra. entre el reptil y el hombre, puedes ver toda la escala.
Los verdaderos hombres retrógrados, pues, son aquellos que pudiendo volar pensando, hasta el séptimo cielo, se arrastran y prefieren ser reptiles que caminan como quien mide la tierra.
En nuestros días y en esta Nicaragua del hermano mayor subrayado, si quisiésemos juzgar por los artículos de ciertos periódicos y por los ditirambos de ciertos discursos y por las pantomimas de ciertas propagandas y por las declaraciones de ciertos diplomáticos y por las Villas Stimson y por quién sabe cuántos otros pasos más, todos ellos reptílicos, medidores de la tierra, diríamos, que estamos en la hora de los hombres retrógrados, volviendo pobre homo sapiens! hacia atrás y hacia abajo, no ya al hombre primigenio de las cavernas, ni el pretendido hombre fósil del terciario, ni siquiera al pájaro o al caballo, iquién fuera pájaro! iquién fuera caballo! sino hemos vuelto al reptil que se arrastra midiendo la tierra.
Estamos no de abajo hacia arriba, sino de arriba hacia abajo, en el último peldaño de la escala. Retrógrados.
Mano sobre las teclas, oyendo mis oídos profundos oyen, oyen, oyen hasta morir.
Es la boca taberna de los pasos perdidos; y tesoros hallados, oir, oir, oir.
Que sigan estas manos sobre las teclas. Vida, hazte oídos! que todos cierren la boca, para que silenciosamente la mano florecida nos haga ver a Dios sin velos, cara a cara!
La balada de los que son anticlericales porque quieren hacerse grandes hombres Eminente sin duda, como no lo sería, como los invariables discos de la victrola, repite sus lecciones de francmasonería.
mérica, vemos bien abierta la cola Pal ais Brujas de Flandes