REPERTORIO AMERICANO 91 Electricidad barata, es ei grito de las co que se le dispute su monopolio en generaciones que van levantándose. la la Capital. Sabe que distribuir la elecúnica forma de tenerla es nacionalizan tricidad por hilos que no sean los suyos, dola, esto es, amparándola el Estado para es restarle poder a su opresión, es adque, sin considerarla recurso suministra mitir un competidor que impedirá el dor de rentas, la ponga al alcance de desarrollo de sus planes siniestros. Por todas las necesidades de los hombres eso lucha tenazmente. Démonos cuenta en la etapa futura de la civilización. De de los ardides. Vigilemos. El Servicio otra manera los hombres estarán escla Nacional de Electricidad debe convertir vizados a una explotación que los vol esa fuerza sobrante en el poder más efiverá miserables alejándolos de una vida caz que pueda oponer al Imperio Eléctrico.
confortable. para que el país no sucumba y se Nuestro país, por uno de esos resesclavice solo, tiene que llamar a sus plandores providenciales, nacionalizó a mejores varones a la defensa de la ley tiempo la electricidad. Pero no hemos salvadora. El trust tiene echada su omnide ilusionarnos pensando que la obra potencia sobre país. Pero si tomamos está terminada. Apenas si se ha dado el el precepto de Licurgo, de que no está paso primero. Del espíritu tenemos que sin muros la ciudad que se ve coronada sacarnos la defensa que permita a esa de hombres y no de ladrillos, el escudo ley cobrar perennidad. De no hacer esto, de nuestra lucha, por grandes que sean sucumbira. El poder del Imperio Eléc las voluntades criollas que el Imperio trico la acecha con todas sus armas, Eléctrico conquiste, el pais saldrá vicbuenas o malas, que tiene a su servicio. torioso.
Atendamos al grito de las generaciones Atendamos el grito de las generaciofuturas y señalemos sin piedad al mal nes de lo porvenir. Electricidad barata, que se levante para aniquilar la única distribuida por el Estado, como un meley que puede garantizarles una libera nester de civilización. Que no caiga bajo ción de ese poder satánico.
la propiedad del capital voraz del Norte.
Cuando el viento que ha pasado por De la propia Nación de donde ese capiel corazón del país, sopla de este lado. tal se desborda sobre estos paises sale nos trae los rumores distantes de una el grito de defensa. Los espíritus justos lucha fraguada en torno a la Junta del y fuertes que no toleran la conquista Servicio Nacional de Electricidad. económica despiadada que el capital proesta institución, en cuya virtud está ha sigue con olvido de que hay una ley cer de la ley una luz o una tiniebla que abate poderíos, nos aconsejan la lupara los costarricenses, le quiere sustraer cha contra el Imperio Eléctrico. Hagael Imperio Eléctrico uno de sus re mosla en nuestro país, enérgicamente, cursos mejores. Trata de malograrle el conscientes de que el esfuerzo sólo tiende aprovechamiento de la fuerza eléctrica conquistar una seguridad que no puede sobrante de la planta del Ferrocarril al estar al arbitrio de los designios conPacífico. No quiere ese Imperio Electri quistadores.
a Esperanza Yo no puedo mirar mis manos sin pensar en tu ausencia, Las tengo olorosas del recuerdo de tu despedida sin palabras.
Tiemblan sólo al presagio de que se acerque tu distancia y suelen enlazarse dóciles.
en el complejo del hábito.
Puestas sobre la mesa me invitan, como un mapa antiguo, a leer en sus mofletes los vientos de tus suspiros. en sus lineas adivinatorias puedo leer, como en un mapa, las rutas de mis veleros que se cruzan con la profunda linea del corazón.
Para pulsar las teclas en dos tiempos de la sinfonia incompleta, se paralizan de pronto en la cadencia que puede rematar, a destiempo, la última frase que no quise decirte.
Vigilia Toda la noche en soliloquio.
Toda la noche perdiendo pensamientos entre la sombra de la alcoba.
De pronto desaparecieron los sentidos que eran copos de invisible algodon entre el aire negro del cuarto.
Me llegó um recuerdo, claro, claro, claro, de los cinco anos blusa escocesa, perro de yeso, William Zuber, fotógrafoy aquella escuela náutica en la fragata de casco de cobre sobre la playa Sur (Lejos ¿sonaron? las tres. Pasó un soneto romano de Du Bellay; revi el paso de la diligencia con su postillón injuriante el café de olla en un pueblecito costero.
Aquellas corbatas de Regent Street que llegaban hasta las rodillas como los faldones de las camisas francesas; la opereta de Audran en que una vez quise ser el baritono. El viento hace silbar los alambres, se agitaron las aves en el gallinero, el despertador Big Ben está andando. Ahora me veo en el pizarrón, sin querer declarar por amor propio que no puedo con el polinomio; aquella señora de edad que queria que metiera la mano por entre las rejas de la ventana: la sierra mecánica de la carpintería, que chirriaba, vecina, a la hora del almuerzo, la bala que pasó por mi frente en la serrania de Morelos; la visión de Dover desde un paquebote del gobierno belga; los trofeos venatorios en el Hotel Almada de Guaymas; y el pasmo ante el retrato de la bella desconocida atribuido a Piero della Francesca.
Poco a poco el alba fué revelando muros claros y muebles oscuros, volvieron las formas habituales, empezó la invasión de los murmullos y principié a dormir como si acabara de apagar la luz.
Juan del Camino Limón, Agosto del 29 Poemas de Genaro Estrada De la obra Crucero. Poemas, México. Editorial CYLIVRA. 1928.
Lamento iba paseando la luna, que llegó un bosque negro que la engulló de una dentellada.
Lloraron los perros largamente desde el fondo de sus casitas de madera.
Gota que no cae la estrella que quieren sorber mis ojos tan mojados de su luz; esperanza dilatada, tan cerca de mi cabeza, donde no alcanza la mano que le alarga la romanza. Ay, y cómo te alcanzara, sortija de mi esperanza, gota que no caes, brillante vidrio que te estás tan alto!
Nocturno Salió la luna por las lomas desnuda toda Temblaba en el aire la luna on su traje de plata fria.
Rodaba blandamente tirada por los caballos blancos de la noche.
Cantaba la luna su balada alemana, donde los castillos en el fondo de las lagunas albergan historias encantadas por las intrigas de las hechiceras.
La curva suave de las lomas De prisa Apresuramente te diré mi cuita. Apresuradamente: no tengo tiempo. Besaré tu mano sin que tú lo sientas, al pasar junto a ti.
No tengo tiempo.
Probaré el espejo en tus ojos, cuando no pueda verte.
No tengo tiempo.
Apresaré tu forma una noche, en el sueño, sonando en otra cosa.
No tengo tiempo.
Me llegará la calma de amarte quietamente, cuando haya muerto mi recuerdo.