324 REPERTORIO AMERICANO podía suerte de los matie explico eso de la mujeres marino.
puede viajan solas en Por cuerpo casi desnudo ME Ni siquiera cuando de señoritas en precioso de Nueva deber es confesar, an La inocente aventura del Trópico labras respondo con mi notes que nada, que si ha ble silencio, lo que creo más habido alguna culpa es mia, Relato del segundo oficial Charlie Raeburn, de la Marina digno, más propio de un exclusivamente mía. Cómo imaginar que las coMercante Americana y ai servicio de la United Fruit Co. caballero nacido en el Oeste de los Estados Unidos.
sas pasaran de tan insólita manera? ARE AMBALO LAUDARA REIDIA Es cierto que soy joven, bastante joPues bien, yo queria decir con todos estos circunloquios que no enven; pero también lo es que siempre me he distinguido por mi circunspec, no me marinos ción mi comedimiento. Soy lo que se llama un buen muchacho, un homsuerte que supongo muy semejante de bre formal: buen hijo, buen estudiante, gentes del Sur y de los trópicos que apreciable Mi hoja de serhablan el español, tienen una imagivicios Aquello sucedió tan de repente y nación muy exaltada e inventan el atestiguarlo.
pecado cuando no no existe. Las seño con tanta sencillez, que todavia no ras y señoritas que salgo de mi asombro. Llevo ya tres nuestros barcos son, como huéspedes, años de viajar las mismas latitusagradas para nosotros, aunque tendes, de sentir como los rayos del sol se hunden como dardos de fuego en gamos con ellas relaciones de cortesia y, las verdes entrañas del Mar Caribe, a veces, una camaraderia cordial. Puedo asegurar que ellas cocontemplar los cielos sin mancha durante el día y sembrados de es rresponden a nuestra respetuosa atentrellas por ción con una amistad y una confianza por la noche, de entregar mi firmes, inocentes. Todavia recibo periódicamente cartas y noticias de Miss soplo del viento apenas tibio. Y, sin Evelyn Richards, de Utah, que viajó embargo, nada hasta entonces me haen nuestra coinpañía en los primeros bía hecho presentir la extraña avendias del otoño de 1920. La constancia tura de la otra noche.
en los afectos es una de las caraccuando recogimos este teristicas de mis compatriotas que más cargamento me llenan de orgullo.
Nueva Orleans, tuve la más ligera Volviendo a mi relato interrumpido.
sospecha de lo que el destino me recuerdo haber dicho que en el muelle preparaba en tan corto plazo. Así es Orleans no me fijé con que las he visto embarcarse con agra SU WWW. AMA WETLANA SIO!
Madera de Amighetti detenimiento en las jóvenes viajeras, y y es verdad. Mas con verlas a bordo para mis adentros. Cuán justo es, Señor, que estas pobrecitas muchachas vayan a curarse a la constantemente, poco a poco he poplaya del Hotel Washington de la terrible sofocación de dido distinguirlas con bastante precisión.
Ahora puedo decir, los ojos más azules y que el cabello de oro de Miss Mary es por mis compatriotas al Atlántico, prisionero realmenteitas comparaties. Miss Constance es demasiado seria de cemento y la vista es tan amplia, que se puede ver la sombra y Miss Mabel excesivamente sentimental. En cuanto a Miss del Viejo Continente sobre los mares. Más cerca, los ojos Claire, atacada sin piedad por el mareo, se ha pasado toda descansan en esponjadas, airosas conductoras la travesía encerrada en su camarote.
del viento, y en y en las colinas ahogadas de verdura.
Viajaba también con ellas Mrs. Florence, que es algo La alberca es grande y honda. Nace al pie de los jar así como su dama de compañía, aunque bien podria pasar dines enanos, con tapicerías de musgo y avenidas de arena como la madre de las muchachas. Su aspecto es el de esas tibia, fina, grata a los pies desnudos de las bañistas que se viejecitas que aparecen menudo en el cinematógrafo, con posan sobre ella. cuando nuestros cuerpos se hunden en su peinada cabellera blanca tan lisa y brillante que parece el agua, los peces y los negros nos contemplan curiosos por un espejo de plata, la mirada dulce escondida detrás de los los redondos agujeros de las redes de alambre que nos se anteojos las manos finas, largas, siempre ocupadas en haparan.
cer calceta o en bendecir piadosamente al hijo pródigo. Mi cadas maniobras del buque, pensaba en estas y en otras De pie sobre el puente de proa, atento a las compli pobre madre, que vive en Tucson, Ariz, se asemeja extraormuchas cosas. En cuanto a las viajeras, no tuve tiempo de me ha pasado? Espero en Dios que no desmentirá su exceexaminarlas una por una; pero la regularidad de su fisono lente corazón y que, a la distancia, me seguirá enviando sus mia, que casi era una semejanza, su tipo alegre y sus ade bendiciones y sus amorosos besos.
manes juveniles, tan nuestros, es decir, tan de mi raza, me Hasta después de haber pasado La Habana, no comencausaron una impresión excelente. No pude menos que se zamos los oficiales del barco a hacer amistad con nuestras guirlas con los ojos desde que la cubierta hasta compatriotas. El resto del pasaje hablaba solamente el espaque desaparecieron vista por los corredores de la nave. ñol y notábamos que ellas se aburrían y desesperaban. MienAntes de continuar este relato, debo aclarar un punto tras más nos acercábamos a la línea del ecuador, la tempeque ahora se me viene a la memoria. Un amigo mío, consulratura se nos volvía más insoportable, y creo que fué la de una república hispanoamericana en Panamá, me hace fre pequeña Billy la que nos pidió que improvisáramos una piscuentes bromas respecto a a lo que él denomina «la suerte de cina donde pudieran refrescar sus cuerpecitos sudorosos.
los con las mujeres. Sus continuas preguntas que por fortuna pudimos darles gusto merced a la gran cantidad yo estimo capciosas, tienen la molesta virtud de exasperarme de lona impermeable que poseíamos en la bodega, y pronto y confundirme extraordinariamente. lo peor del caso es quedó arreglado el baño, que improvisamos en la depresión que, cada vez que yo niego y procuro cambiar de conver que se forma entre la cubierta de Primera Clase y la escosación, me reprende entre burlas y veras por mi discreción tilla de carga, hacia la popa.
absurda e impropia de un amigo.
Su inauguración tuvo los caracteres de una fiesta mag Aqui en confianza, me dice poniendo sus dos ma nifica El capitán asistió a la ceremonia y con él todos los nos sobre mis hombros. cuénteme alguna de sus aventu pasajeros, sin distinción de categorías, contemplaron las pririllas. No tenga usted cuidado, que soy una tumba para meras zambullidas de los nadadores, llenas de peripecias por guardar los secretos.
el exiguo tamaño de la alberca. La pequeña Billy fué la que Entonces siento que toda mi sangre se me sube al conquistó más frecuentes y merecidos aplausos, pues dos rostro. su sonrisa picaresca y a sus desvergonzadas pa horas enteras se estuvo haciendo prodigios sin que el canmar, arrebatado pluego me di a pen vallas de nos. Alli saltaron a de mi marinos