Subversive

116 REPERTORIO AMERICANO leños de Alfar y una wa berse sund, Barradas Autorretrato rostro Pereira Mais per tre vraiment Adiós a Barradas Pour laisser place a la trouvaille.
Le evoco, en efecto, todas las tardes en la tertulia del Café En la corona de elogios pós De La Crus del Sur. Montevideo del Prado, frente al Ateneo, como tumos y ditirambos literarios el eje de un grupo, como el punque han de trenzar en la esteia tal más firme de una reunión de Barradas sus amigos contediaria y postmeridiana integrada rráneos, yo puedo aunar algunas por los que entonces acaudillábaimágene pretéritas que reflejen mos Vitra. Así como más tarde, le la etapa esencial de su vida: sus recuerdo en un café de la Glomejores dias europeos; más exacrieta de Atocha, núcleo de alfareroso tamente, madrileños. Puedo hao colaboradores madriу en contacto blar de Barradas, de la búsqueda infatigable que fué su arte, del constante al otro extremo del hilocon Julio Casal, situado hombre curioso, ávido, tornátil, frente al Atlántico en la Coruña.
de los medios literarios y pinBarradas siempre vivió meztorescos en que se desenvolvió, clado con seres líricos.
con perfecto conocimiento de entrevecausa. Sin jactancia me consirado con plumíferos más bien y hasta efectique con gente de su gremio. La vamente calidad de su espiritu se asevecomo uno de los primeros amigos europeos de raba en eso. Aun siendo fundamentalmente pintor, la órbita de con él hace más de diez años.
sus preocupaciones mentales se extendía allende todo unile frecuente con asiduidad en lateralismo largas temporadas y no perdi Se habla mucho hoy de la nunca de vista las mil «inquietuds, de los espíritus inmutaciones experimentadas por quietos hasta el punto de hait ha convertido tal denomiginativo. Su figura, en nación en un tópico como cualpermanece asociada a mis priquier otro.
meros recuerdos de la vida literaria, en una época que jojo a abusan con demasia las plumas Es un calificativo del que la hipérbole. no vacilaria en atacadas de adjetivitis llamar si no me desmintiese el cuando tratan de ponderar en casi prehistórica: 0, alguien la alacridad, el dinapor lo menos, aur auroral de ambos.
mismo espiritual. Pues bien: en anterior a aquella en que se produjo el mo Salón de Mateu. Evoco con precisión el Madrid, en 1919, en el desaparecido el caso de Barradas este signo de inquietud Como que se remonta a una fecha bastante pierde toda vaguedad aproximativa y advimiento dentro del cual nos mantuvimos dato porque lo encuentro registrado en quiere su justo valor. Barradas era un espíenrolados a 1916. Punto de enlace nuestro un articulo que hube de dedicarle tra rituinquietisimo desmesuradamente a vido, fué Paraninfo, una revista mitad estudiantando de filiar la tendencia a que en inca satisfecho de sus logros. Antes de til y mitad literaria, que se publicaba a la tonces pertenecia su pintura.
alcanzar plenamente una meta determisazón en Zaragoza. Cómo había caído Atravesaba en aquel tiempo Barradas nada, su avidez ya le señalaba otra más Barradas en aquella adormecida ciudad. espíritu de «ismos» sucesivos. por la distante.
aragonesa, de ambiente tan poco apto.
fase que denominó «vibracionista y en Vivía en perpetua ebullición proyecen general, para comprender el valor la cual se adivinaba una electrolisis de tista. Imaginaba por la pura fruición de ya subversivo de su arte? Lo ignoro. Lo elementos: afán de representar los ob imaginar. Charlaba aguda, sugestivaúnico cierto es que Barradas salvó allí jetos en movimiento, al modo de los mente, dándose en él no obstante este una de las encrucijadas esenciales de su primeros y auténticos futuristas Bo curioso contraste. Aun siéndole hostilla existencia: se casó. Esto le encadenó ccioni, Russolo. Severini con la técnica palabra, aún no dominando el ejército sentimentalmente a Aragón donde volvió de las descomposiciones en planos pe de la frase, aunque su léxico como de de sus estanculiar de los orígenes cubistas.
hombre autodidacto, de cultura improcias en Luco de Jiloca arranca una de Barradas desaparvió a reintegrarse de Madrid por visada, al dia era escaso y aproximasus últimas modalidades como dibujante, aquellas fechas.
tivo, Barradas realizaba la magia en la cual su trazo se hace más escueto, poco después, hacia 1921, en el período hablar seductoramente. Uno quedaba aspirando a la calidad escultórica pride máxima efervescencia ultraista.
Se envuelto en la onda brillante de ahí la supresión de pupilas incorpora a nuestro grupo y coparticipa piruetismos verbales, de sus arquitecen sus figuras: a prueba asiduamente en todas las revistas de turas aéreas. De ahí que en las tertulias las series de sus dibujos en Alfar de aquella época. Sus dibujos y grabados aludidas Barradas tuviese frecuente1924 y 1925.
en madera guiñan sus acordes blanqui mente un círculo adicto de auditores y Barradas apareció en Madrid, hacia negros al transeunte retardatario desde aun de antagonistas. Recuérdenlo, si no 1917, en los años angostos y difíciles las portadas de Vitra y de Tableros. Su sus últimos compañeros, los del Hosla guerra. Hubo de luchar solitaria actividad, poco después, se ramifica hacia pital barcelonés, como Gutiérrez Gili, y duramente para abrirse un hueco de otros caminos más fáciles: como la ilus Sucre y Dali; los más antiguos de comprensión y respeto. Ningún otro, ape tración editorial y la escenografia, pero Madrid como Manuel Abril, Federico nas, le acompañaba en su ruta de insurtoda ocasión intacta e García Lorca, Jarnés.
gente. No se había aún producido la We en toda su personalidad, sin abdiaparición del grupo de pintores que en caciones ni torceduras. Ello no le impiestos últimos años Bores, Dali, Palencia dió tampoco continuar siendo siempre «Barradas es la tipificación de la Iny otros surgidos cohesivamente un infatigable conmilitón de nuestros quietud con mayúscula. escribia yo aquel Salón de Artistas Ibéricos en grupos discolos en la hora más esqui hace tiempo en una página de mis 1925 han hecho posible la imposición nada de las heterodoxias y de las nega Literaturas europeas de vanguardia de la nueva pintura, sobreponiéndose a ciones. Hasta el punto de que tanto Le interesaba más el camino que la la barbarie academicista. Pero no era esa como del pintor, pudiera hablarse del per posada. Preferia la ruta ardua a la meta la característica del ambiente cuando sonaje cuasiliterario que representó por su segura. Para él cristalizar debía signiBarradas hizo su primera exposición en estrechísima vinculación con nosotros. ficar tanto como perecer. De ahí la consde mitiva muchas de con con