70 REPERTORIO AMERICANO ros, muchas trabajo, se transforman en cosa alimen lla verticilata. Prácticamente, ella resulta Albricias ticia, o bien saqueamos los depósitos de ser un fotómetro natural que muestra carbón pacientemente preparado por los con bastante precisión lits variaciones de Fumando, el viejo mira caer con son de vegetales con el correr de los siglos. Si la intensidad de la luz solar recibida en (cobres fuera posible prescindir de tales inter determinado punto del planeta. Elementos las gotas, una a una, pagadas al contado.
mediarios y vivir tomando del ambiente que escapan al ojo e influyen sobre esa Es la esperada lluvia que bautiza el sembrado.
la energia necesaria como se alimentan las plantas, ninguna falta harian los intensidad pequeñas partículas de polvo. El año serd bueno para ricos pobres.
agricultores ni los levisima nebulosidad, cambios de estado eléctrico de la atmósferaformas del comercio actual desaparecerían son percibidos Camino por inútiles, y sospecho que mestros sisclaramente por la sensible Hydrilla.
Si, más fresquita y verde que una rama, la temas económicos Sir Bose es. además de un sabio, un loma.
modificarse profundamente. Mas no antinobenin sociólogo y un patriota. La especialización no le ha hecho olvidar los puntos Ei alba está en las piernas de esa moza descalza.
cipemos los acontecimientos: por ahora Un burrito gracioso como um serafinala la concluyente de vista generales y está convencido de sus dos orejas como dos alas de paloma y cuando lo fue de ser que las líneas de la fisica, la fisiologia resultará na cosa descubrir cómo trabajan las plantas y la psicologia convergen hacia identico Atardecer doméstico distinta ponernos los hombres rumbo, y están tocándose ya. Busca la a hacer de rel dignisimo placer de hallarla, Como todo lo del verdad por Sobre el techo, cansadas de volar todo el dia profesor, este estudio publicado en París sea o no útil. tenga o no aplicaciones (puras cual si estuvieran en un Avemaria)
hace pocos meses ofrece aspectos origi materiales: y bastan para pintar su sen las palomas alisan sos plumas con el pico.
nalisimos, pues el método ideado para cillez estas palabras que pronunciara en Llevando agua a las flores en un balde de conocer la actividad fisiológica de los cierto acto público de gran resonancia. zine, vegetales cuando absorben rayos solares. vine sin nada y sin nada me volveré; remangada la falda, la moza entra al jardin.
consiste en medir con aparatos delicados, si algo logro realizar en el intervalo, Las criaturas juegan con un perrito chico.
la cantidad de burbujas de oxigeno que será ciertamente un privilegio que se me Desde la puerta llama la señora. Heliodoro!
desprende una planta aenática, la Hidri concede. Heliodoro. repite desde un palo el loro.
Juan Alvarez Hilandera a Calcuta. 1929.
Con palabras de mimo que ponderan su maña, colgado de sus manos, baila huso, sonoro.
Mientras, casi invisible, de sus deditos de oro el hilo nace fino como un hilo de araña.
Su boca viva es corazoncito de uñigal, y aunque algo del misterio de una noche tranquila deshila de sus ojos de sombra mientras hila.
su corazón es simple como su delantal.
Tres anillos de plata en sus dedos morenos: cinturita redonda como tortero de huso, y la blanda firmeza de sus senitos llenos que no saben ni jota del amor, ese intruso.
Con murmullo bajito que pondera su maña, cabeza abajo el huso baila, trompo sonoro, mientras, casi invisible, de sus deditos de oro el hilo va nadiendo como un hilo de arana Oveja, hilo de plata. Vicuña, hilo de oro.
El gallo Poemas de Luis Franco De la obra Los Trabajos y los Dias (Georgicas. Ediciones BABEL. Buenos Aires. 1928 Arada más hondo o ancho que éste del creador del Ipan? et sulco tris splendescere comer.
Es el gesto más puro con que se honra Virg.
una mano El aire agndo; el cielo alto; la sierra calva. El del que lucha o escribe por la gloria aun es vano.
La calandria es de plata en la plata del alba.
Sube, humeando a ojos vistas, un mugido En el surco la reja brilla al sol con la honrada de toro.
limpieza que no tiene ni la más alta espada. Gileu. El arador viene con su yunta que En ojos del cielo halle gracia la tierra amiga, marcha y cien granos por uno devolverá en la espiga.
sin rastro por el suelo chapadito de escarcha.
El sol ya cuida de ella, sublime jornalero; Sí, ya. El alba ensangrienta su virginidad el sol más laborioso que el fuego del herrero. de oro.
II Toro! Los bueyes reman flojos, dando tra En el tala el murmullo cristalino y de prisa bajo, Son los negros curitas que están aún en misa errando huella a trechos. Erre. 12 surco, Cantan, que si no siembran ni tienen alfoli, carajo!
el cielo cuida de ellos. Pueden holgarse asi. En el campo, donde hasta el mismo polvo les puro, Patio ese reniego es casi inocente, lo juro)
El sol suena en los gallos todavía. En enagua Los bueyes van con pausa ritual. Tuercen y corpiño la chica remuele en el mortero la cola, pepitas de durazno para aclarar el agua.
mientras deshilan baba verdosa. Uno estercola Dios de alpargatas, desde su patio, el tonelero Si, pero el sacramento vivo de la semilla hace temblar la aurora ajustando una duela.
los viste en el esfuerzo de grandeza sencilla.
Dos pollitos pelean como chicos de escuela junto al gato que ronca siete sueños dormido El surco se abre como un sendero de amor, en rosca. Las gallinas escarban la basura.
o una mano, un libro, una herida, uma flor, Cacareando, una polla de primera postura. a la reja herrumbrada de meses sin empleo guiada por el gallo, anda buscando nido.
le vuelve poco a poco su inmaculndo aseo.
Luna de miel La siembra Huele a la cabra el chivo que empina en la En el tala un murmullo cristalino y de prisa. loma árida Son los tordos, curitas que están diciendo sus barbas de santón y sus astas de diablo.
misa La cabra parpadea un brillo de cantárida.
El sembrador derrama su trigo. Hay ademán son tan inocentes como Virginia y Pablo.
Sobre la mansa chusinn del corral alza el gallo su grito libertario, en alto el gorro frigio.
Se calzó las espuelas, va a montar a caballo?
Qué. cabalgando pollas se ganó su prestigio Ei viento en la era El ranchito en la loma se asienta con la ley de confianza de un pájaro en el lomo de un buey.
Una palada al aire, asi, en alto, y el viento bota la paja a un lado como un sobre de carta. en la cancha, oro limpio, llueve el grano, contento La moza, despacito, con su pichana aparta Las granzas.
Paró el viento.
En el montón de trigo una cruz de palitos le hace seia de amigo y el que avienta le silba lo mismito que a un perro Nada, nada.
De pronto, en la cañada sola,