274 REPERTORIO AMERICANO cosas, el espiritu pis, que acababa de silencio en Nada es nadas. Asi como reducidos a osatura los pai no alcanzaba a ser el espacio requerido por Mi amigo agregó: Días pasados me explicó sajes de aspecto más diverso se parecen, re un oficial primero de administración publica. la razón de su casa de té la baja del franco, ducidos los espiritus ideas se aproximan Sentados delante de nuestra mesita, bien la dureza extrema de los tiempos obligat considerablemente. Francia ha busendo ese arrinconados para no obstruir el paso de la trabajar.
común denominador de todas las razas. Es lo clientela, mi amigo me dijo: La que se ha querido expresar cuando se se ha dia capacidad para consumar un propósito Allí está la dueña de casa. Pertenece a sin necesidad de muchas el desdén por cho que los hombres tienen dos enen dos patrias: una, la más rancia aristocracia. Es Rohan Chala materialidad y el grandor, la gracia de lo propia, y otra, común, que es Francia. Que but, princesa de Murat, más noble por Rohan pequeño, cobraban esta vez un sentido mayor otro pais, como Francia, o, mejor, Paris, ha ganndo el corazón de hombres de otras razas, que por Murat. En un reportaje reciente ha Alegre, armonioso, razonable, el hinsta el punto de hacer olvidar la dicho, mirando in estatua de Enrique IV desfranco que huye de la tragedia y la desespepropia, de su salón de té cuando pienso que aquel ración sabe encontrar en la cordura, en como Mickiovicz, Heredia o Heine: rey de Francin fué llevado por uno de mis contentamiento intimo y el trabajo el reEl francés puede ignorar o descuidar la geogratis o la denominación racial, pero reantepasados a la pilo bautismal, me rio mumedio a las penas, el secreto de la sabiduría.
cho de la vecindad de mi casa de té con la Antes de salir compramos a la princesa la tiene lo que más lo interesa: la dignidad esInternelle consolation, reedición de la primera estatua de Enrique IV.
piritual del hombre. Sobre esa medida orgatraducción francesa de la Imitación de KemVolvi la mirada hacia la dama. Si subeniza las jerarquins. No es por la riqueza ni de aparecer.
por el poder, como en otros países, que estalleza dorada, radiosa, de madurez perfecta, su y mientras caminábamos por el Quais, isla blece las preminencias. Por eso la grandeza aire de salud hacin pensar en ascendientes de el corazón corazón de la ciudad ruidosa.
material, el bio americano, lo deja insensiburgueses o en roja sangre campesina, sus volvi hacia mi amigo para decirle: ble. Está fuera de su ambición. En nada quiere movimientos, sobre todo su mirada abierta y La hermosa princesa no ha necesitado leer ser Francia el greatest in the world. Groussac segura, con un dejo do arrogancia hablaban. este libro famoso para hallar internelle con expresó muy bien sensibilidad francesa cuan en verdad, de un largo hábito de salones y solation. Su ejemplo la daria a muchas a mudo, en so Del Plata al Niagara, como sintesis de besamanos.
chas mujeres en el mundo.
de su disgusto ante la civilización de los Estados Unidos, le llamó el pueblo mammouth.
Juan Terán es enorme en Francia, y menos colosal.
Un espacio abierto modesto pued puede ser una plaza. Unas cuantas plantas, un pañuelo de césped hus hacen un precioso paseo puCapítulo primero de una novela blico. Un recinto para ochenta personas senque Carlos Loveira dejó a medio hacer tadas es suficiente para ser un teatro donde (Comeluwe. Vene la entrees anterior. actúan sus grandes artistas. Un rincón en el Barrio Latino basta para hospedar una libreria Viene por donde él no la esperaba: por el sombrero, ni nada. y cada vez más cohibida famosa, donde encontraréis un hombre capaz Boulevard Montparnasse. Avanza, con menu por el estético peritaje, se pone de pie. Perde absolver arduns pregune Ecole dos pasos y saltitos de costurerita atrasada dóneme. Voy al teléfono, para que una persoa acre, de que están tau orgullosos los para el lunch con su amigo. De eso trae tam na no se impaciente esperándome.
franceses, es inferior como materialidad, como bien la sonrisa, la nerviosa ansiedad, la inquieta Con la ida y el regreso, facilita el peritaje. No recursos de utileris, a una escuela industrial mirada, aburoadora de las seiscientas sillas es una belleza, pero admitida la linea de lo pasanuestra cualquiera. La Coupole, donde se ce del café.
entre lo feo y lo bonito, puede admitirse que rebran las sesiones solemnes de la Academia En momentos asi, nadie analiza. Cartaya más bien car dentro de lo último nuca y de los. tiene apenas espacio para no se ocupa en ver cómo es in parte inferior hombros, llenitos, de de bello modelado; cintura cuatrocientos asientos.
cuatrocientos asientos del cuerpo, que antes ocultara el mostrador quebrada, con protuberantes ufrocriocon un amigo de la cito de la oficina telefónicas no advierte si ha llas; las piernas un tanto separadas cerca de recepción en la Academia de Alberto Besnard, habido cambio de traje, ni hace cálculos a las rodillas, pero de lindo grueso vistas posel primer pintor entrado en la hermética base de la calidad de este, ni mide la estatura teriormente. Por delante, se les nota más la compañía. Sucedina Pierre Loti, cuyo elogio de quien lo true. En estos estos instantes solo ve Ia tibia algo filuda. El hizo Luis Barthou en una oración en que se los grandes ojos, verdosos, pestañudos, domi cuello y el escote, tan deliciosamente tor: mezclaban la ternura y la alicia. Con sen nadores, que no le abandonan un segundo en neaditos como In nnca y los hombros. Algo tido de pintor, Besnard did a la ceremonia la estos minutos de la llegada, el saludo y las pomulosa, como tipica rubia cubana, pero con atracción de su alta y grande silueta aristo primeras frases, rápidas, maquinales, nervio una boca fresca, carnosa, limpiecita, iy esos critica, de su rostro blanquísimo, que encunsisimas. Mujer de ojos bonitos, se defiende ojos! La piel tan blanca, que le azulen en el de con ellos en este momento de inseguridad, en el uniforme vistoso figuraba un precioso antebrazo, echado sobre la mesita, panneau decorativo.
según la primera, fugaz observación de Carta entre los dos inmensos rubies de los Oportos, Comentábamos exactamente la pequeñez del ya. Después vienen otras, mientras ella se ahora; cuando ya dialogan de nuevo: recinto, y me dijo mi amigo: adhiere a la segunda solicitud de Oporto rojo Pero no se puede saber quién es esa per. Si quiere usted ver cosas pequeñas, veny justifica la cita con las costumbres de ga conmigo a la casa más pequeña de té que y In impresión de persona decente Si se puede, pero. Por qué es usted tan debe haber en el mundo. Está aquí muy cerca. que el joven le ha causado: el vestido es de curioso en efecto, siguiendo por las georgette, grandes flores desvaidns. Porque deseo que tomemos un taxi, si no aceras del Sena, llegamos a la plaza Dauphiné, fondo negro, y sombrerito de media estación, para llevar el cargamento, ai para no perder donde está la estatus de Enrique IV, en la isla con puja de Italia y terciopelo oscuro. El ves este premio mayor que nos ha enido: una tarde de la ciudad. Frente al número 48 del Quais tido y el sombrerito, como el bolso de becerro cubana en París. Si quien la espera no tiene de Horloge una puerta coronada por un amarillo y los zapatos, satinados en carmelita. apuro, podemos dar un paseo por el Bosque.
letrero: Ferme la nuit. Era la casa de té, sin estar muy pobres, revelan una larga y Yo todavía no conozco más que el abierta de a Tendria más de tres metros perenne participación en la batalla de la vida pedazo, cerca de la avenida de su nombre, y de ancho el salón de te? No el georgette estirndo por la plancha, el tercio calcule, con usted de cicerone.
Salón de té, exhibición de cuadros y de libros. pelo, algo depilado, la tirilla del bolso, bas Hoy no. Imposible. Me esperan, y ademas En medio del breve espacio, a pocos pasos de tante cuarteada, los zapatos, con las primeras tengo que entrar en el hotel, de nuevo, a las la entrada, un pequeña escalera llevaba a un arriga de la edad. Advierte ella el análisis, entrepiso, mejor a una turima suspendidas e inquieta se escuda con los crisantemos: aspi. No importa. Para las seis fulta un siglo tres metros de altura, que apenas alcanzaba rando su perfume; echándoselos sobre la falda. y tuerce In muñeca, para ver la hora. dejándolos al fin en la silla de donde no debió contener una mesa y unos estantes de libros ¡Huy. Vamos!
quitarlos. Mientras tanto, al le hable del in Sobre la mesa un lampara cuya pantalla le ansioso busca al camarero, con la vista, permitía ser apenas un fulgor. Junto a ella conveniente cargamento: Hores, dulces, el bol para llamarle a cobrar.
unas flores y algunos libros dispersos. so. Será preciso utilizar un taxi Mas ella, le ataja: Todo era de una simplicidad desnuda y. No. No estamos en Cuba Aqui se puede No. Hoy no puedo. Mañana, si usted quiere.
sin embargo, que gracioso! El recinto total cargar todo que estorbe la bolsa, ni el Tengo la tarde y la noche libres. La tarde caderas Una tarde, saliamos separación y y tienen sona?
Europa, А poco andar, en sobre primer Seis.