326 REPERTORIO AMERICANO Pos ongue decian Charlie.
Suelo ría. Y, a hacía seguro Se puede figurar fácilmente cuál sería mi turbación, mi amigas. Antes de que pudiera interrogarla, Billy llamó con desconcierto ante un caso tan extravagante y fuera de lo discreción y oi murmullos y risas que respondian a su llanormal. Incapaz de dar una solución a las mil preguntas que mada. Una delgada cinta de luz se pintó sobre el suelo y se cruzaban en mi mente, atropellándose, no me quedaba por ese puente luminoso penetramos los dos a la estancia, otro camino que el de la obediencia pasiva, sin explicacio un poco cegados y aturdidos. En un segundo mis miradas nes, irreflexiva y ciega. Cogida mi mano por la mano tibia atónitas recorrieron el saloncito minúsculo donde desparrade Billy, de como los malhechores, bajábamos las madas sobre las sillas, divanes y lechos, se encontraban mis escaleras leras y atrav atravesábamos los corredores del barco, solita amigas y compatriotas. Miss Claire, que era la nios, silenciosos, oscuros.
ΕΙ yo no conocía, me sonrió débilmente. Es una figura interemás leve crujido de las maderas nos hacía detener la marcha. Apenas Sales negros pálida, con una expresión de cansannuestro camino y a deseos. Volvíamos a emprender cio y lasitud producida probablemente por el mareo. Miss después. En una de esas de Mabel, que fué la que nos abrió la puerta, tenia un cigarritenciones, me vino el escrúpulo de examinar en mi interior llo entre los labios. Su sonrisa parecía saltar regocijadael aspecto moral de aquella caminata nocturna. En un semente entre las espirales de hume. Alli estaban también las indiscretas referencias de mi amigo gunel el saludándome con los ojos, Mary, Constance y Nelly. Al enhispanoamericano ¿Tendría razón, después de todo? cuál debía ser la actitud de un hombre de bien en tales trar, como una ovación apagada, sólo escuché el susurro de sus voces al unísono: circunstancias. Ah. Cómo me lamente de no tener cerca de mi al Reverendo Padre Johnson, mi amigo, mi maestro! ÉI, Pero, Señor. qué significaba todo aquello. Me había con su profunda ciencia de la vida y con su hondo conoci vuelto loco de repente? En medio de la mayor confusión del miento de las Santas Escrituras, me hubiera tendido una espíritu y mientras miraba atolondrado a mi alrededor, Billy mano, como Jesús, para sacarme de las revueltas ondas del me hizo sentarme cerca de ella. Frente a nosotros apareció, lago de la duda.
como salida del y por arte de magia una mesita llena Las ideas que pasaban por mi cabeza se arremolinaban de copas y licores variadísimos. Un arco iris de licores y en confusas, sin ilación y también sin visos de verosimilitud. el centro de la mesa una cocktailera parecía gobernar, desde Tan pronto pensaba en una intriga amorosa como en un su lugar privilegiado, el desorden aparente de la cristaleepisodio caballeresco. bien podia ser (spor qué no. un mi lado, Billy me decia persuasivamente: juego sin importancia, una burla gentil de mis amiguitas. Pero, sin saber a punto fijo. Qué te parece, Charlie? Esta es una fiesta intima.
la verdadera causa, me inclinaba más a lo primero.
Lo por vanidad o o por un necio amor del salón antes de tiempo? Queremos seguir el baile y te propio.
Creo que a ningún hombre le es indiferente saberse hemos convidado para que seas por las mujeres y estaba de que Billy había Hay que ponerse en mi lugar. Qué hubierais contesnotado mi reciente interés por su persona e interceptado mis tado vosotros? Fui débil miradas cuando yo me encontraba al lado de Mrs. Florence. pañía de aquellas locas chiquillas era demasiado grata para eciso reconocerlo. La commi y el vino, que yo no probaba desde hacia un mes, era podía haberme demostrado su cariño de otra manera, más un poderoso aliciente para hacer flaquear cualquiera otra de acuerdo con los preceptos de la iglesia y las convencio en contra. La mirada dulce y picaresca de Billy, que nes sociales. No! La pequeña Billy no podia llegar a ese sonreia segura de mi aquiescencia, venció mis últimos esgrado de frío impudor, producto más apropiado de la cos crúpulos. Además, mi razón no encontraba un argumento tumbre del vicio.
suficiente para negarme a la solicitación de mis amigas. He Reanudada nuestra peregrinación por los desiertos pa dicho «mi razón, pues lo que es mi sentimiento me adversillos de la nave, llegamos por fin a la puerta de cama tia calladamente que corriamos un peligro oculto, imposible rote de lujo, no un camarote como todos los demás. Esto lo de precisar, pero no menos cierto e irremediable.
digo para que se vea la clase social a que pertenecian mis Esta inconformidad entre la y el sentimiento nunca se me habia presentado durante mi vida. En todos mis actos habían ido cogidas de la mano invariablemente y en este acuerdo maravilloso nutria yo mi fortaleza, mis deEl traje hace al caballero cisiones inquebrantables, mis imperativos de moral y hasta y lo caracteriza los mismos deseos, aun aquellos que no es posible nombrar en este relato. Considero tal motivo la causa mi dicha anterior, el curso tranquilo y sin tropiezos de mi La Sastreria existencia. Asimismo, siempre he sentido conmiseración por los seres cuya razón y sentimiento corren disparejos, con el no poder refrenarlos en el momento preciso y ser arrastrado por las consecuencias de un acto que ya no tiene remedio. sin embargo, yo caia en esa hora en aquello de Francisco Gómez que tantas veces había censurado.
comenzó a desarrollarse tal como lo habían pensado las muApenas contesté que sí, cuando el programa de la fiesta le hace el vestido chachas. Los cigarrillos perfumados pasaban de mano en cemula en pagos semanales, mensuales de un licor transparente, claro, se vaciaron en medio de o al contado.
brindis entusiásticos. La pequeña Billy se apoderó de la cocktailera y a los acordes de un jazz cantado a la sorHay un inmenso surtido de dina, revolvia ritmicamente el gin con el vermouth y el casimires ingleses. Operarios cherry, en tanto que ejecutaba con su sorprendente habicompetentes para la confec lidad los más difíciles pasos del charleston.
ción de trajes.
Todo nuestro problema consistía en hacer el menor wuido posible. Las frases apagadas que salían de nuestros Haga una visita y se convencerá labios remedaban la cautela usada en una secreta conspiración de otros días. El acto de servirnos los cocktails por Calle del Tranvía la sabia mano de Billy, parecía una ceremonia solemne. Pero como sólo éramos juramentados del placer, la alegria de los frente a Luis Vanni rostros y la ligereza de los ademanes burlaban la sombra de todo ritual romántico. cada copa de vino, a cada nueSan José. Teléfono 3283 va canción, una mayor cantidad de alegria circulaba con la sangre de nuestro cuerpo.
Sentia yo un curioso impulso de ensanchar el horizonte razón principal de La Colombiana 50 varas al Este de El Cometa.