REPERTORIO AMERICANO 301 ¡Gracias, mi santa Compañera, porque tuviste, espiritual, las locuras de la quimera, y una conciencia en la bondad! sobre todo, gracias, madre.
por la infinita majestad de un hombre que, al decirme padre me haga vivir la eternidad! luego diré al Hijo: Sé magnanimo y fuerte!
vencedor de la vida y esposo de la muerte. haz todas esas cosas buenas. grandes y hermosas con que yo soñé tanto, sin lograrlas hacer!
Después, y ya en la última conciencia de la vida, me encerraré en el fondo de mi alma adormecida.
Cerraré mis oidos para todo rumor del mundo, y en mis ojos, que sellará el amor, alboreará la aurora del Señor. me iré perdiendo en un ensueño crepuscular del que nadie de entre los vivos me podrá despertar.
Me llamará la tierra con ansias maternales; y como yo he querido, sobre todos mis males, ser fiel hasta la muerte, ser obediente y bueno.
me dormire por fin, como un niño, en su seno.
Invitación a la amistad Mujer, huye tu mundo. y ven conmigo.
Tu belleza es un huerto de tristeza, amor es una fuente de dolor; y el beso un enemigo, que te acecha, mortal como el destino, en el claro de luna del camino.
Tienes sed de la fuente que camina y ansia de Eternidad Hay en tus ojos una luz divina, orlada de una azul oscuridad. Me parecen tus manos dos doncellas blancas, que van a darse en holocausto Tiemblas con la inquietud de las estrellas: pasa en la sombra de la tarde, Fausto Tu seno estremecido se levanta.
florido como el mar. La luna asomaTu cuerpo entero, como un árbol, canta.
Llora en tu corazón una paloma. luego en la alegria dolorosa, cuando la aurora venga y te despierte, al deshojarse la postrera rosa su Anunciación te rezará la muerte, Mujer, huye tu mundo, y ven conmigo No quieras ser semilla de tristezas.
Ven a mi soledad: seré tu amigo.
Nuestra vida será un florecimiento de energias, vendimia de bellezas, perpetuo vencimiento, un nacer cada día: y un desvanecimiento, y una melancolia, dulce y crepuscular, el morir en el sueño de vivir y no amar.
Tengo en el corazón y en la retina. vivo todo el paisaje: pero, igual que, cuando escribo.
las palabras no cantan con mi misma emoción, los colores no vibran con temblor de pasión.
No crees tu que debo romper esta paleta y con ella mi ensueño de pintor y poeta? el Perro: guau. guau!
Magallanes traduce Amo no te comprendo, pero algo se trasluce a través de tus ojos húmedos de rocío.
También se pone un velo sobre los ojos mios, cuando me ordenas que vaya a busear la pieza que heriste con el fuego que vuela, y la maleza, la zarza o los peñascos la esconden de tal suerte que, a pesar de mis ansias, no logro obedecerte. ya ves, yo te sigo siempre, con el empeño de hacer la soberana voluntad de mi dueño. el poeta prosiga la noche me amenaza. No sientes cómo sube del valle y cómo pasa callada y suave, y luego se nos entra en la vida, como un reptil, y muerde en la pena dormida. No la sientes llegar, como una inundación de todas las angustias, sobre mi corazón? el Perro: guauguau. el Poeta: ya sé que me dices: no temas: yo te defendere, bien sé que podría dormir la noche entera y que me librarins del hombre y de la fiern, aunque en ello te fuerit la vida: que los astros verán junto a los mios tus vigilantes rastros y sabrán que por ti me salve del abismo.
Pero dime. podrias librarme de mi mismo?
El valle se sumerge lentamente y se pierde.
Muere el último trino solitario en el verde rumoroso de un árbol. Se ha encendido una estrella. Magallanes dice: Perro, la ves? Es ella: la misma clara estrella, a cuya luz me viste, como ella soliturio y hasta la muerte, triste Perro dy esa mujer? Er pillida y rubia.
Tenian, como el cielo, lavado por la lluvia.
purezas virginales sus ojos. fue miu. Qué corazón ahora sufrirá la agonia de su amor? Yo la umé. Yo la ames pero el hielo de su carne y de su alma no lo fundið mi anhelo.
Conoces el martirio, largo como la vida.
de saber que jamás tu vida irá fundida con otra, cual dos rios que en sus agus mudas antes de ir a morir. Sabes lo que son dudas?
Perro. comprendes esto?
Ahora el Perro aulla, y en las pupilns húmeras del amo, hunde la suya melancólicamente: después guarda un silencio de humildad, pero dice: Senor, te reverencio, mas no logro entoudertes tu buscas lo imposible, cual si yo pretendiera hollar la inaccesible, nieve de esa montaña.
Cuando la primavera llega, yo la conozco: se cubre esta Indera de hierba tierna y dulce: baja el agua cantando como una niñas el aire, leve, sutil y blando, me envuelve en una nube de perfume, y yo siento que alguien me está llamando de lejos en el viento; y entonces te abandono, cruzo el valle y el rio.
corro tras el reclamo del amor, Amo mio: y así, sin inquietudes, sin celos, ni tristeza, cumplo con nuestra Santa Madre Naturaleza.
Hay un largo silencio; pero luego el Poeta pregunta con angustia. De veras no te inquieta.
Perro mío, esta grave cuestión de la existencin?
Yo acaso envidiaria tu sublime inconciencia: pero entiendeme bien: amar! dudar! sufrir!
esta es la soberana dignidad de vivir!
El poeta y el perro Hoy pintó Magallanes. la tarde entera el cerro: y en la paz del crepúsculo dialoga con su Perro.
Una melancolía sutil y misteriosa, tal la noche que llega, lo invadió silenciosa; y lejos de los hombres, solo con su conciencia, busca amparo, del perro en la santa inocencia Perro mio, me cansa pintar toda la tardes y este azul no es el cielo, y este reflejo no arde.
El eran poeta chileno ML Macallanes Monre det