REPERTORIO AMERICANO 61 Edipo Rey El portero entro en mi despacho y me dijo. Preguntan por usted, señor. Quién. Edipo Rey. No le conozco. El me ha dicho que le conoce usted. Qué quiere. No sé. Me parece que trae un manuscrito.
Torci el gesto. Que espere. Estoy ocupado.
Cuando termine llamaré.
Un cuarto de hora después Edipo Rey se hallaba en mi presencia Era un joven gordo, carirre.
dondo, pecoso, de labios gruesos. Buenas tardes, querido amigo me saludo, tendiéndome la mano. Qué tal. Bien, dy usted. Con quién tengo el honor de hablar?
El joven se habia ya repantigado, motu proprio, en una butaca. Cómo. No se acuerdo usted de Edipo Rey?
El padre de Antigona?
No. El Edipo Rey que le envió a usted el mes pasado unas poesías, que usted no publico. Me contesto usted dos veces en su «Estafeta. Ah, si, si; ya recuerdo. Es bonito el seudónimo. verdad. No es feo, no. Edipo Rey! Le llamaría a usted la atención Si. En su primera respuesta me decía usted: Su poesía, aunque concebida en una cabeza coronada, avergonzaria a un cochero de punto. Se reirian mucho los lectores. Viene usted por lo visto, a pedirme explicaciones. No! Lo que me ha movido a visitarle a usted ha sido la segunda respuesta. La recordará usted. Vagamente. Qué desmemoriado! Me decía usted: Renuncie de una vez para siempre a pulsar la lira. Le aconsejamos que se dedique a otra ocupación. qué no está usted conforme. Si; pero vengo a que me diga usted la ocupación a que debo dedicarme. iHombre, yo que se. Cómo!
El joven me miró con asombro, casi con indignación. Ah, no. añadió habiéndome usted aconsejado, de un modo tan categórico, que cambie de oficio, su deber es orientarme. comprende usted. No del todo.
El joven cogió un pitillo de mi cigarrera, lo encendió y se explicó de esta guisa. Usted me ha cerrado, por decirlo asi, las puertas del Parnaso, me ha hecho renunciar a a la carrera de poeta. ha contraido con ello cierta responsabilidad en lo que atañe a mi porvenir.
Para aconsejarle a usted. objeté yo timidamente la caco por ciento. No, no, el quince. Nada, nada, el quince, no Del tomo Cuentos. Nos. 518 y 518 de la seas tacaño. Tengo un gran Colección Universal Calpe. Madrid.
interés. Gracias! En seguida se te pedirá una remesa. Por rrera que ha de elegir, necesi. No permite publicar la poe que no fuiste anoche al circulo. taría conocerle un poco, saber sía contestó, mirando asombra. Una aventurilia. Ah, granujal.
de lo que es usted capaz. da, al monarca, Anna Nicolayev Mañana, a las siete, para co ¡De todo!
па mer juntos. Encantado! No fal Eso es demasiado, joven. El monarca guardó silencio taré. Adios! No dejes de dar Es más: eso es peligroso. Hay unos instantes, tamborileando órdenes respecto al papel del que ser capaz de algo concre con los dedos sobre la mesa, y Satirikon. Muchas gracias!
to. Cual es su carrera predi dijo: El joven colgó el auricular y lecta. Bueno; eso corre de mi se sento de nuevo. La literaria.
cuenta. Digale al regente que. Ve usted?. Ese quince por Si pero.
no se preocupe. Yo le hablaré ciento supone un ahorro anual Si no puedo aspirar a ser un a Pedro Vasilievich de consideración. Cuánto papel gran poeta o algo por el estilo, Anna Nicolayevna, cuyo asom. consume usted al año?
aceptaría. Edipo Rey reflexio bro subió de punto, me miró Contesté a esa nueva pregunta.
nó un instante aceptaria, por como preguntándome. Quién El ahorro asciende, pues, a ejemplo, el empleo de secreta es este señor. y salió.
cinco mil rublos. sea a cinrio de esta revista. Pedro Vasilievich. añadió cuenta mil rublos cada diez años, Tenemos uno.
Edipo Rey, al ver pintadas en a quinientos mil cada siglo. No importa; se le despide.
Incliné la cabeza bajo el peso. Pero con qué pretexto?
mi rostro la extrañeza y la perplijidade es uno de mis mejores de aquellas cifras, turbado como No sea usted candido! Es amigos. Es el verdadero jefe un criminal ante un juez implamuy fácil echar a un secreta del negociado de la prensa, Se cable.
rio. Se le acusa de haber perpublicará la poesía. otra coIII dido un original importante, y asunto concluido.
sa! Donde compra usted el papel. cómo lo paga?
La idea era genial.
Edipo Rey se habia sentado Satisfice su curiosidad. Lo pensare dije humildeen mi sillón y tomaba notas en Un amigo mio, Eduardo mente.
Pavlovich, se lo venderá a ussu carnet. Veo que no tienen ustedes ted con un quince por ciento de anuncios de Banco.
rebaja. Si usted me lo permite. Los Bancos repuse no se Entró en el despacho una de sin esperar a que yo se lo anuncian en las revistas satirinuestras empleadas.
permitiese, se acercó al teléfo cas. Qué hay Anna Nicolayev no y descolgó el auricular. Por qué no? El del Estado, na? le pregunté. Central? 77 18. Gracias! lo comprendo; pero los particu Acaban de avisar de la im. Con quién hablo. Hola, lares. El de la Siberia, por prenta que la censura no deja Eduardo! Que tal. Escucha: ejemplo. Verá usted. Con su pasar la poesía.
soy intimo amigo del director permiso. Cómo! No hay motivo. de la revista Satirikon, y quie Nueva conferencia telefónica.
Edipo Rey nos escuchaba con ro que le surtas, de hoy en. Central. 121 14. Gracias!
visible interés.
adelante, de papel; pero hacién. El Banco Siberiano? Quisiera. Dice usted. inquirió. que dole una rebajita. Ya ves, es hablar con el director. Eres tú, la censura no permite. un buen parroquiano. El cin Miguel. Qué tal. Cómo van los negocios? pedir de boca. verdad. Un magnifico dividendo. Me alegro. cQué. Una excursión a las islas? No puedo; estoy muy ocupado. Que os divirtais. Oye. tengo un favor que pedirte. Envía mañana un anuncio al Satirikon. El director es mi mejor amigo, y mi interés en que se le complazca es grandisimo. Que no les dais nunca anuncios a los periódicos satiricos. No importa! No hay regla sin excepción. Nada, nadal. Cómo. Quinientos rublos página. Una rebaja?
NUESTROS LARGA ¡Pero si es muy barato!
TRABAJOS PRACTICA. Hágale una rebajita dije a SON EN media voz.
GARANTIZADOS NUEVA YORK El joven volvió la cabeza y me dirigió una mirada de reproche. Hace usted mal en ser tan blando con estos sacos de oro. Eh, tú, Libro Mayor. Te rebajamos el veinte por ciento. No. te quejarás. Que. Que le de las gracias al director. Bueno!
Propietaria. Adios!
Edipo Rey colgó el auricular. Me encarga que le de a usted las gracias. No hay de qué respondi modestamente. Ve usted. Mañana mismo le traerán el anuncio. Podrá insertarse en este número. Desde luego.
Luego de tomar otra vez asiento en mi sillón, el joven Lado Oeste Foto Hernández cogió otro pitillo de mi cigarrera y lo encendió. Yo no sabia AMERICANA SASTRERIA Sanlore Costa Rica Ladies and He Gentlemen Taylor Juan Piedra. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica