Anarchism

154 REPERTORIO AMERICANO El segundo soneto comienza: Este largo cansancio se hará mayor un dia, y el alma dirá al cuerpo que no quiere seguir arrastrando su masa por la rosada via, por donde van los hombres, contentos de vivir.
Sentirás que a tu lado cavan briosamente, que otra dormida llega a la quieta ciudad.
Esperaré que me hayan cubierto totalmente.
Ty después hablaremos por una eternidad. Por las sendas mortales le llevan. Sombra amada que no saben guiar!
Arráncalo, Señor, a esas manos fatales o le hundes en el largo sueño que sabes dar. No le puedo gritar, no le puedo seguir.
Su barca empuja un negro viento de tempestad.
Retornalo a mis brazos o le siegas en flor.
chileno que no pierden los habitantes de La Serena ahora, amigo Márquez, hablemos de Andacollo. Esto si que es interesante. Hablar de Andacollo es hablar de la Virgen de Andacollo.
En épocas coloniales, un derrotado español, en el afán de la fuga, alivianó la carga dejando una virgen de madera en el hueco de un árbol. Con los años, el árbol sanó de su herida, y la imagen quedó en el corazón de la lena.
Un día un indigena llamado Collo, al derribar y romper el árbol, topó con la reliquia, y en su asombro, se dice que oyó estas palabras: Anda, Collo. De ese verbo imperativo, y del nombre del indígena nació, el nombre del pueblo que se agrupó junto al templo, que en el lugar del hallazgo, fundaron los padres de esta preciosa tradición católica.
La Virgen de Andacollo es como la Virgen de Chiquinquirá de Chile; el templo son el viejo y el nuevo, uno solo para los creyentes. El altar de la Virgen lo hizo de pura plata, de arriba a los fundamentos, la fe de los soñadores mineros de Coquimbo.
La Virgen de Andacollo si es allá la escala del corazón de los hombres al trono de Dios. En Andacollo enseñó Gabriela Mistral.
Pues el misticismo de la inspirada mujer se agita locamente de Andacollo a Los Andes.
Los Andes es un pueblo de las cumbres andinas, y allí, cuando era maestra, su primero y único amor se suicidó. Más de la mitad de su flauta poética es lamentos por el muerto y oraciones fervorosas por él.
porque nadie en la apariencia y en las maneras se acerca más al callado enfermo convaleciente que aquellos. Todo enfermo incurable, resignado, se va afiliando de un modo espontáneo a una triste filosofía pseudomística.
Sencilla como la provincia de Coquimbo es la poesía de Gabriela Mistral. No hay complicaciones en ella.
Hernán Díaz Arrieta, para pintar a Gabriela Mistral, echa mano eficazmente de la pintura que hace Ernesto Renán del hebreo. Un carcaj de flechas de acero, un cable de torciones potentes, un trombón de bronce que rompe el aire con dos o tres nutas agudas: he ahí al hebreo. Esta lengua no expresará ni un pensamiento filosófico, ni una verdad científica, ni una duda, ni un sentimiento del infinito.
Las letras de sus libros serán contadas; pero serán letras de fuego. Dirá pocas palabras; pero martillará sus palabras sobre un yunque.
Gabriela viste sencillamente. No presta atención a las modas. Ni vieja ni joven, ni alta ni pequeña, ni gruesa ni tampoco del gada. Todo lo hace con una peculiar dignidad. Nunca va sola; una fila de admiradores va siempre con ella.
Las pequeñas cosas hay siempre quien se las haga; dice, por ejemplo: Éscriba una carta a Fulano; responda usted al teléfono. etc.
Nació la Mistral en Vicuña, en 1889. Una ciudad encaramada en las montañas. Bella, pero triste. Es un sanatorio de tísicos, donde se vive a la sordina, tan discretainente, Al escribir esta charla familiar de don Pedro, pensamos en la manera aristocrática de su parlar sobre las cosas. Parece un joyero que exquisitamente puliera un anillo que casi no sabemos para qué, pero que un día, para acabar la obra, encima le coloca un diamante de maravillosas facetas. Sobre las leyendas del oro de Coquimbo de pronto puso a Gabriela Mistral.
onel Márquez Señor, tú sabes cómo, con encendido brio, por los seres extraños mi palabra te invoca.
Vengo ahora a pedirte por uno que era mío, mi vaso de frescura, el panal de mi boca, Los ex chilenos Arreglado para el Repertorio Americano.
cal de mis huesos, dulce razón de mi jornada, gorjeo de mi oido, ceñidor de mi veste.
Me cuido hasta de aquellos en que no puse nada, no tengas ojo torvo si te pido por este!
Me replicas, severo, que es de plegaria indigno el que no unto de preces sus dos labios febriles, y se fue aquella tarde sin esperar tu signo, trizándose las sienes como vasos sutiles.
en amar (bien sabes de eso) es amargo ejercicio; un mantener los párpados de lágrimas mojados, un refrescar de besos las trenzas del cilicio, conservando, bajo ellas, los ojos extasiados.
Aqui me estoy, Señor, con la cara caida sobre el polvo, parlandote un crepúsculo entero, o todos los crepúsculos a que alcance la vida, si tardas en decirme la palabra que espero. Di el perdón, dilo al fin! Va a espar cir en el viento la palabra el perfume de cien pomos de olores al variarse; toda agua será deslumbramiento; el yermo echará flor y el guijarro esplendores. Por qué se suicido. Nunca lo he sabido.
Los sonetos de la muerte, que ganaron una flor natural en un concurso literario en Santiago, los escribió Gabriela Mistral con el corazón en Los Andes y la rodillas clavadas en el altar de Andacollo.
En la novela El Chileno en Madrid he penetrado en ese medio de ex chilenos que abunda en Europa. Tienen nombres híbridos, mezcla de anglo sajones y españoles, como el mio propio, y viven renegando de América, de sus gobernantes, de su suerte, de sus compatriotas. Yo he oído decir a uno Paris. Hoy me pasó la cuenta el sastre, he cogido una gripe y me subieron el precio del apartamento, ipero no estoy en Santiago. Eso era lo esencial: no estar en su tierra, donde nació cumpliendo con el destino.
Con los chilenos de mi vela pasa eso.
Empecé a escribirla sin darme cuenta de que lo principal sería la fuerza centrifuga de sus personajes: Wallace, Lindstromy Dax, ex chilenos. Poco a poco esos espectros literarios tuvieron más fuerza que el novelista y me llevaron a hacerme algunas preguntas y respuestas interesantisimas. Por qué ios chilenos tenemos la cualidad de saber adherirnos fácilmente a cualquier circulo social, comercial, o literario, de otras tierras. Qué otra cosa es la adaptación, el poder innato de la adapción que constituía el carácter saliente de uno de los personajes de El Roto?
En muchos países y en las más diversas latitudes encontramos chilenos adheridos a los círculos o negocios menos parecidos a los de nuestra tierra. Asi el poder de adaptación ha llegado a parecernos, sino un defecto, por lo menos un fenómeno interesante y que reclama estudio. Por cuanto un francés, un italiano o un alemán, conservan en nuestra América su sello, su carácter y no pierden el contacto con la patria. Hemos escrito en otros ensayos que el esfuerzo de las colonias españolas radicadas en nuestras repúblicas, vierte cada año en la metropoli sumas fabulosas superiores a cien millones de pesetas. No hay un español capaz de hacer a su patria el desaire de invertir sus utilidades en Bancos de otra parte. Bástenos decir que Blasco Ibáñez, con todo su rencor a los Gobiernos hispanos, dejó parte de su fortuna en papel del Estado español, principalmente ferrocarriles nacionales. Esto se llama patriotismo práctico y fructifero.
En cambio nosotros, en cuanto podemos arrancar de la tierra, lo hacemos con enorme placer y encontramos nueva patria en cualquiera parte. Nuestros capitalistas emigran con facilidad y depositan en Londres o Nueva York para cobrar la renta y gozar de la vida donde les parece mejor.
Preguntando por qué ocurre esto, un amigo me respondió. Es que nuestras repúblicas son patrias derivadas. He aqui una explicación o esbozo de solución muy interesante! Somos frutos de otras patrias más fuertes y definidas. Lo mismo ocurre con los franceses de Algeria o de Marruecos poniendo por caso.
Yo estoy seguro de que el nieto de un francés establecido en Marruecos y que no salió nunca de Marruecos, no grita ¡Vive le Maroc! sino. Vive la France! en caso de que se produzca en su organismo ese grado de excitación pro sociedad que se llama patriotismo.
Bueno. Yo he visto chilenos metidos en los circulos monarquistas de Lisboa, en los anarquistas de Barcelona, en los futuristas de Montmartre, en los juerguistas de la calle Pigalle, en los espiritistas de Londres, en los toreristas de Sevilla, en los literarios de Madrid, en los teatrales de Lima. Hay chilenos en Cali, en Nueva York, en Canadá, en la Ind y esto no seria nada si no añado que están en todas partes como en su casa. Quintin Romero Rojas, nuestro campeón Roya le llaman en Nueva York. se casó con malagueña y ha puesto restorante por allá. Qué cosa serán sus hijos?
Nada menos que yanquis. Serán jolly good Royas.
Lo peor es que, algunas veces, estos exchilenos, especialmente los que provienen de la clase alta, adoptan como tenia de conversación el pelambre contra Chile. Asi los he visto en el Banco Anglo South de la Del nicho helado en que los hombres te pusieron, te bajaré a la tierra humilde y soleada.
Que he de dormirme en ella los hombres no supieron, y que hemos de soñor sobre la misma almohada.
Te acostaré en la tierra soleada con una dulcedumbre de madre para el hijo dormido, y la tierra ha de hacerse suavidades de cuna al recibir tu cuerpo de niño dolorido.
Luego iré espolvoreando tierra y polvo de rosas, en la azulada y leve poloareda de luna, los despojos livianos irán quedando presos.
Me alejaré cantando mis venganzas hermosas, porque a ese hondor recóndito la mano de ninguna bajará a disputarme tu puñado de huesos. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica