Sandino

198 REPERTORIO AMERICANO Aniversario de Galdós Diálogo antiguo VO OLUNTARIAMENTE, sacrifico toda efusión sentimental en este recuerdo que pudiera parecer obligado. De Galdós queda ya su obra y su concepto; el concepto que formaron de él sus contemporáneos y el que va construyendo la nueva generación. Ocho años no bastan para decidir qué parte queda y cuál se descompone. Según la tierra, así va más de prisa y más despacio el aniquilamiento; pero aun en la más ingrata, este gran muerto se defenderá, porque tenía los huesos muy duros. Ocho años. No. Para ser exactos, habria que contar mucho más de ocho años. Cuándo empieza a morir la obra literaria? En realidad, desde que nace. hay engendro al que podria aplicarse aquel siniestro título del pobre Alejandro Sawa: el que no nació jamás. Desde su nacimiento hay en la obra algo que muere. La longevidad expone a terribles desengaños y algún autor preferiría morirse si supiera el destino que le reserva un porvenir muy próximo. Galdós asistió en vida a esa labor de destrucción. Medio siglo, creando! Tenía conciencia de ello y la prueba está en que fué variando, descubriéndose, renovándose. Desde El Audaz a La Campaña del Maestrazgo, desde Marianela a Nazarin, desde Gloria a Fortunata, hay muchas cosas que enterró él mismo. Ahora ya está él también dentro de cada obra suya, sin poder evadirse; y aquí se aprecia la única diferencia en favor de los ocho años para que los consideremos como posteridad.
Un día fui a verle, al viejo paseo de Areneros. Eran días agrios. De negación. Solía quejarse pocas veces; pero si yo hubiera tenido vocación de Winckelmann habría aprovechado su confidencia para escribir una página interesante. Siéntese. amigo Bello, me falta muy poco.
Yo creo que aquella mañana no despachó sus once cuartillas. La linea del precepto latino eran para el once cuartillas. Fumaba, miraba a los árboles y a los gorriones. La pluma iba obedeciendo, sin embargo. Me parecía oirla chirriar como rueda de carro cantabro. Poderosa voluntad la de don Benito!
Busco. Busco. Naturalmente, al escribir siempre hay que buscar. No sé lo que harán está bien llevado. Alguna vez creo que me excedo algo, porque ver la Historia por un estilo es peligroso; pero si no lo hiciera asi no hubiera podido escribir los Episodios. Comprenderá usted que dando tal extensión al estilo, ya puedo despreocuparme un poco de lo que para ustedes es esencial y casi único. Tampoco me seria fácil variar. Lo que hago es meter en el castellano de Castilla todo cuanto puedo. ¿quiere usted que le diga una cosa?
Entre nosotros, nada más. Pues quizá me equivoque; pero es esto: que no se resiste nada.
Todo cabe. Naturalmente, todo lo que ha entrado antes en el pensamiento. Entonces, podríamos decirlo asi: Nada hay en el estilo que no haya estado antes en el intelecto. Pero lo que ha estado una vez, ya no se escapa. Podríamos hacerlo mejor, pulirlo más.
En general, los arrepentimientos que yo tengo no son por errores de estilo, sino por precipitaciones de plan. Pero me resigno. Acepto la limitación. Como acepto el tránsito de la moda. Pero no crea usted que por resignación, ni por modestia.
Es porque creo que un escritor tiene tres momentos. Primero: momento de aparición, éxito coetáneo. Segundo: momento de elaboración. Quizá el público más fino, más ávido de novedad, se le haya ido alejando y el realiza, fuera ya de moda, su obra maestra. Tercero: momento de revisión. Es decir: la incógnita, porque nosotros no podemos verlo. Es eso que llamamos posteridad y tiene la virtud de sumar el juicio de varias generaciones sobre lo que valga la pena de ser leido, cuando mi estilo y el de todos no valgan por la sorpresa de la novedad, sino por otras cualidades más permanentes.
Yo creo, don Benito, que usted puede estar tranquilo. si no lo estuviera, seria igual. Sostenerse mucho tiempo en el primer momento es difícil.
Estas cosas abruman. Adivinar el último es entretenido. Yo imagino, sin embargo, un tiempo, en que cambiarán de parecer los que hoy empiezan a vercomo un viejo maniático, obstinado en tomar en serio las luchas del siglo xix y en por todas partes supervivencias del absolutismo. El Sol. Madrid. Galdós Dibujo de Sancha.
otros; pero yo desecho muchas inocencia si yo me entretuviera ideas, muchas formas fáciles. en esos perfiles con tantas coEsta rotundidad, tan musical, del sas como tengo que contar. Para castellano, ano le parece a us mi el estilo empieza en el plan.
ted que conviene cortarla, de Dentro de un asunto, lo que vez en cuando? mí me gusta acepto, lo que rechazo; lo que meter ex abruptos. Romper. Por va a entretenerme y a diverlo demás, el estilo, no deja de tirme, según vaya escribiéndolo.
construírselo un escritor mien de los tipos, de los personatras no deja de escribir. Cada jes, no todos son de mi estilo.
uino hace estilo a su manera. Muchas veces entran sin queAqui adiviné yo dónde venía rer yo, pero me pongo a mia parar un monólogo tan largo rarlos desde mi rincón, les doy en la conversación habitual de cierto sesgo.
don Benito, que oía más que D. Benito le pareció que hablaba.
yo tenía algo que objetar. Ya sé que mi estilo no pa. Usted Hamará a eso marece estilo a muchos que bus nera, amaneramiento? Le pacan también, buscan otra co recerá a usted que yo he ido sa. Creen que lo mío es fácil. armando también mis retablillos?
Yo les entiendo; comprendo que No, señor. Yo eso lo llevo trabajen. Pero seria demasiada al estilo.
Luis Bello me omité pro Sandino en Costa Rica Nuevos contribuyentes, sumas recogidas Vienen. 586 Coto. C. Albertazzi. Alumnos del VI Año del Liceo de Costa Rica 18 Nota. Los fondos remitanse bajo cubierta certificada.
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