298 REPERTORIO AMERICANO biológica ascendieron, por primera vez, de la animalidad puramente instintiva a la dignidad del ser consciente. Tau vasallos somos de las pasiones como los rudos guerreros que hace veintisiete siglos derramaron su sangre ante los muros de Troya.
Hoguera de lubricidades, de egoísmo y avideces consume hoy a los hombres, como los consumía en la infancia de la historia.
No es sino por el espíritu como al cabo nos redimiremos del grillete de apetitos bestiales que arrastramos a lo largo de la jornada sobre el mundo, y que más que las adversas energías del medio dan fruto de dolor en nuestra vida. Es constelando nuestra mente de anhelos esforzados y nuestro ánimo de gallardos sentimientos, como de veras llegaremos a la suprema majestad de reyes del universo, con que en la embriaguez de nuestro orgullo há luengo tiempo nos hemos coronado.
Tal de buena hora lo sintió Nervo, y así en sus Misticas, libro extraño en que las notas del Cantar de los Cantares alternan, inesperadamente, con glosas del taciturno Kempis, vemos apa recer los destellos del fuego interior que, cuajado después en un fanal de ardientes espiritualidades, iluminará, como una estrella fija, la obra de su madurez de pensador y de poeta. Es todavía una espiritualidad cautiva de los arrobamientos litúrgicos, en que se proyectan más los precarios dogmas de la era del DiosHombre que las inspiraciones inmortales del reinado del Espíritu Santo; es decir, más la mitologia del Cristianismo que su esencia fundamental, que su intima substancia. Pero ya podemos escuchar acentos que presagian los férvidos clamores de más tarde.
En su Oremus, por ejemplo: Oremos por las nuevas generaciones, abrumadas de tedio y decepciones, con ellas en la noche nos hundiremos.
Oremos por los seres desventurados, de moral impotencia contaminados. Oremos!
en mayor grado aún, el poder de la poesía, que es la música del pensamiento Espigaremos, pues, sólo algunas mieses de su ideario. Son del trigo de que se elaboran los panes eucarísticos. para empezar, leeremos una de sus páginas en prosa, de la prosa suya, melódica y fragante como un poema: Hermano: sé como el molino de mi huerta; los pies en la tierra y la cabeza en el cielo.
Alzate jubiloso en la mañana llena de luz; tranquilo bajo la severa mansedumbre de la tarde; impávido cuando en la noche pasen sobre ti las nubes de tormenta.
Tu rueda debe girar siempre, sacando afanosa el el agua. Llena tu vaso, y dale de beber al hermano sediento, y cuando colmes tu represa deja correr las aguas por la campiña para que beban también los corderos y las palomas, las flores y las hormigas, Sea tu fuente manantial divino que apague la sed de los hombres, que fecunde la tierra de las almas resecas; y linfa cristalina donde la luz de los cielos se mire orgullosa.
Hermano. sé como el molino de mi huerta! Que tu vida valdrá según lo que riegues.
Es un salmo de amor, de generoso amor a todos los seres.
En los catecismos viejos, de estrictas ortodoxias, se nos prevenia que la fe es la más poderosa de las virtudes, recordándonos que la fe transporta las montañas, es decir, realiza lo imposible. San Pablo, el coloso del cristianismo naciente, observa, empero, que hay algo más fecundo. Si tengo toda la fe, dice, de modo que pueda mover montañas, y no tengo amor, nada tengo. Luego exclamará. Si hablo con las lenguas de los hombres y los ángeles, y no tengo amor, seré sólo un bronce resonante. Quería expresar, él, que era la elocuencia misma, la desolada vacuidad de las palabras que el amor no inspira y enardece.
Pero no basta el amor pasivo que, satisfecho en la actitud negativa de un estático quietismo, se limita a ordenarnos que no hagamos mal a nadie. Debe ser un amor desbordante, que no espere que llamen a su puerta para entregar sus próvidas vendimias, sino que salga al encuentro de las desigualdades e infortunios que constituyen al mundo en arena de sufrimiento e injusticia, y con apostólico fervor reparta el bálsamo sedante que lleva resignación a las almas doloridas y convierte a los privilegiados de la tierra al más augusto de los evangelios: piedad, inmensa piedad para todas las criaturas; amor, infinito amor para todos los hombres.
Ese afán nazareno de ser ánfora de bondad abierta a todas las bocas, es luz votiva que iluminará en adelante la obra de Nervo. El mistico de los primeros tiempos, que creia no encontrar sosiego sino en la helada soledad del claustro, entre empolvados libros de horas y códices austeros de ascetismo penitente, reclama ahora la prolífica actividad de las virtudes en acción.
El mensaje del Bodhisatva ha penetrado en su conciencia. Los rituales carecen de eficacia, vana repetición de fórmulas son las oraciones: libertarse de la concupiscencia y de la voluptuosidad, de las malas pasiones, y renunciar al odio y a la malevolencia, es el verdadero sacrificio y el verdadero culto. Hacer el bien es más fructuoso que adorar a los dioses. Flor de este nuevo credo es Hoy he nacido: Oremos por la turba que a cruel prueba sometida, se abate sobre la gleba; galeoto que agita siempre los remos en el mar de la vida revuelto y hondo, danaide que sustenta tonel sin fondo. Oremos!
Oremos por los místicos, por los neuróticos nostálgicos de sombra, de templos góticos y de cristos llagados, que con supremos desconsuelos recorren su ruta fiera, levantando sus cruces como bandera. Oremos!
Oremos por los que odian los ideales, por los que van cegando los manantiales de amor y de esperanza de que bebemos, y derrocan al Cristo con saña impia, y después lloran, viendo ara vacia.
Oremos!
Oremos por los sabios, por el enjambre de artistas exquisitos que mueren de hambre. Ay! el pan del espíritu les debemos, aprendimos por ellos a alzar las frentes, y helos pobres, escuálidos, tristes, dolientes.
Oremos!
Oremos por las células de donde brotan ideas resplandores, y que se agotan prodigando su savia; no las burlemos. Qué fuera de nosotros sin su energia?
Oremos por el Siglo, por su agonia del Suicidio en las negras fauces.
Oremos!
Me es imposible, en el breve trascurso de esta plática, recorrer detenidamente las etapas sucesivas del desarrollo psiquico de Nervo, analizar el proceso de lenta evolución por el cual su pensamiento ascendió de los formulismos del culto dogmático y externo, a más puras categorías espirituales. De otra parte, hacer la disección de las producciones de un poeta es sacrilega faena. Elevarnos a la suprema vibración del éxtasis, darle cuerpo perfumado de armonía a las intuiciones de eternidad que flotan imprecisas en nuestra subconciencia, es el divino ministerio de los poetas. Su obra escapa a la materialidad de nuestros torpes instrumentos de pesos y medidas. Esencia la más pura de la idea, es sutil e imponderable como el éter. Podemos analizar acaso el por qué de la transfiguración que la música produce en nuestras almas? Un sortilegio todopoderoso nos subyuga y, arrancándonos a las miserias del destino, nos transporta a las regiones donde imperan soberanamente la Bondad y la Belleza. Tal, Cada dia que pasa, has de decirte. Hoy he nacido!
El mundo es nuevo para mí, la luz esta que miro, hiere sin duda por la vez primera mis ojos limpidos. la lluvia que hoy desfleca sus cristales es mi bautismo. Vamos, pues, a vivir un vivir puro, un vivir nitido.
Ayer, ya se perdió. Fui malo. Bueno. Venga el olvido, y quede sólo de ese ayer la esencia, el oro intimo de lo que amé y sufri mientras marchaba por el camino. Hoy, cada instante, al bien y a la alegria seré propicio, y la esencial razón de mi existencia, mi decidido afán, volcar la dicha sobre el mundo, verter el vino de la bondad sobre las bocas ávidas en redor mío. Será mi sola paz la de los otros, su regocijo, mi regocijo; su soñar, mi sueño; mi cristalino Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica