Carmen LyraWorkers Movement

Tomo XVI REPERTORIO AMERICANO mums San José, Costa Rica 1928 Sábado 28 de Abril SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA SUMARIO El poder de la expresión Tablero (1928. Correspondencia.
Selma Lagerlöf y la comandanta de Ekebu. Justa Roqué de Padilla Palabras Alfonso Reyes Noticia de Libros Marti Casanovas, Salas Pérez, y Carmen Lyra Un sabio indio: Sir Jagadis Chandra Gabriela Mistral La escuela y la vida. Sanin Cano Ensayo Mar Jiménez La Doctrina Monroe y el Movimiento obrero (1) Vicente Lombardo Toledano Ernesto Martin José Santos Chocano, Julia Garcia Gumes y Armando Zegri Maria Luisa Dominguez Alberto Masferrer Contribución Poemas La Edad de Oro El año pasado estrenose entre nosotros la ópera titulada Los Caballeros de Ekebú. Salió a escena una sola vez. Parece que ni la música ni el argumento fueron aceptados por el público. Ei tema ha sido tomado de la Leyenda de Gösta Berling, de Selma Lagerlöf. Yo conocía algunas obras de la escritora sueca: Nils Holgersson, laureada con el premio Novel: Jerusalen, Leyendas de Cristo, El carretero de la muerte y Clara Aurelia. Lei luego la Leyenda de Gösta Berling. Es una obra de un valor moral positivo. Gösta Berling, los caballeros de Ekebu y la comandanta, son los personajes principales. Me impresionó vivamente la personalidad de la comandanta. Rara creación de la escritora, con la que ha querido llevar a la realidad una de sus concepciones ideológicas más fantástica.
El corazón de Selma Lagerlöf es uno con sus hermanos de raza. Sus ideales nacen en la entraña del pueblo y se nutren de su savia. Sus obras se inspiran en hechos reales o inventados; en tradiciones o leyendas nacidas en la cuna escandinava, o creadas por su genial imaginación.
En la Leyenda de Gösta Berling, su alma cristiana da cabida a todos los seres de la tierra, con sus buenas tendencias o con sus lacras. El saber y la ignorancia; las virtudes y los pecados; las pasiones, los vicios, el valor y las debilidades; el delito y el castigo; el rencor, el perdón, en una palabra. el bien y el mal se confunden en su pensamiento en un mismo origen: la Humanidad.
Hijos de Adán, llevamos el estigma del pecado original. Las imperfecciones son nuestra herencia. Por qué los pecados o los errores han de merecer el anatema despiadado. Por qué el dolor ha de enseñorearse con su victima. Las desventuras que afligen a la humanidad, son sin remedio. No hay en cada vida un oasis y en cada espí¿No está hecho de barro como los demás. Qué importan las flaquezas del cuerpo si el alma no ha sucumbido y si la oración brota purísima de su fe en Dios?
Aquel domingo inolvidable, a la hora del oficio, de rodillas en el púlpito, en presencia de los superiores que venían a juzgarlo, ante los feligreses convertidos en enemigos, Gösta se sintió solo y abrumado por sus culpas. Concluida la lectura de la introducción y rezado el Padrenuestro, debia comenzar su sermón. Un pensamiento angustioso oprimióle el corazón y ahogó un instante las palabras en sus labios. Es ésta la última vez, se dijo, que me será permitido subir al púlpito para pronunciar la gloria de Dios. La última vez! Olvidó sus malas acciones y todo cuanto lo rodeaba. Parecióle que el piso de la iglesia se hundía en la tierra y que el techo desaparecia descubriéndole el firmamento. Estaba solo; bien solo. Su espiritu se elevó hasta el cielo. Dejó de lado las páginas donde llevaba escrito el sermón, y las ideas brotaron de su cerebro como si se hubiera dado libertad a un emjambre de palomas prisioneras. Alguien más grande que el dictaba sus palabras. Su voz llenaba el espacio. Comprendió que nadie podria superarlo cuando annnciaba así la gloria de Dios. En tanto que la inspiración lo iluminó, hablo Gösta; pero desde que se apagó esa luz sublime, y el techo descendió cubriendo la iglesia, y el piso se alzó de nuevo, Gösta desfalleció e inclinándose lloro amargamente. La vida le había dado su mejor momento y ese momento habia pasado ya. Cuán hermosa es esta imagen del arrepentimiento! Como el generoso perdón de las gentes sencillas que escucharon al pastor con devoción intensa.
Patética como el propósito de enmienda del afligido pecador. Vencería en adelante los embates de la vida. Tendría fuerza suficiente para sustraerse Selma Lagerlöf y la comandanta de Ekebú ritu la purísima vibración a la dicha y al bien, asi sea fugaz como el pensamiento? Esto es lo que Selma Lagerlöf nos repite en mil formas. Su mente robusta va del palacio a la choza, de la opulencia a la miseria, de la depravación a la enmienda, alcanzando siempre la misma enseñanza: amor al prójimo, gracia y misericordia.
Es interesantísimo seguir la acción de los protagonistas en la Leyenda de Gösta Berling y compenetrarse de la intención que persiguió la autora al darles vida en la trama intrincada de su admirable producción.
Gösta, pastor protestante demasiado joven, ha descuidado los deberes de su ministerio y ha faltado a la austeridad a que su cargo lo obligaba. Jugó y bebió; pero. no es hombre?
11 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica