344 REPERTORIO AMERICANO Madrid, 15 de Abril. Con el fin de erigir un monumento en Madrid a Concepción Arenal, se ha constituido una Comisión ejecutiva, integrada por mujeres de personalidad destacadisima en los diverson ramos del saber. Varios periódicos de España.
Concepción Arenal En una época angustiosa, de sombrío despotismo, de luchas, de inquietudes, de desorientaciones, nació Concepción Arenal, en el Ferrol, el dia 30 de enero de 1820. Su figura surgió como un símbolo de regeneración, en aquel desquiciamiento, en aquella crisis de la sociedad española que sobrevino a la invasión napoleónica.
Hija de un héroe de la Independencia, del mayorazgo montañés, Teniente Coronel, Don Angel Arenal, en su sangre bullia el fermento guerrero; mas lo que en su progenitor fue lucha armada por la patria, en ella fue esfuerzo dulce y pacífico por la humanidad que sufre. Dueña de uno de los más firmes y poderosos entendimientos, desde niña se armó con el estudio para la lucha que iba a emprender. Hay una leyenda muy bella y verosímil que la hace pasar, en su primera juventud, disfrazada de hombre, por las aulas de la Universidad Central de Madrid.
Considerando, como todo espiritu superior, su obra deficiente, comparada con los tesoros que guardaba su alma, quemó sus primeros trabajos. pesar de sus arraigados hábitos de estudio, de la vigorosa y varonil disciplina de su talento, ella, tan humana, y mujer ante todo, no tardó en rendirse al amor, y asi, en 1847, contrajo matrimonio con Don Fernando García Carrasco, abogado, y también escritor. Entonces publicó sus primeras obras: una novela titulada Historia de un corazón, y un libro de fábulas en verso.
Algunos años más tarde murió su esposo, retirándose ella, velada la noble faz con sus tocas de viuda, a la villa de Potes, en la Provincia de Santander, habitanto la casa solariega del inolvidable maestro Jesús de Monasterio, con el que le unió siempre una entrañable y hermosa amistad; y ya no vive sino para la ciencia y para el amor de sus hijos y de los desgraciados. Así llega a forjar su obra literaria y, sobre todo, su grandiosa obra criminalista y penitenciaria, que, traducida a los principales idiomas de Europa, es universalmente considerada como un aporte inapreciable para la formación del moderno Derecho penal, sin descuidar, por esto, el ejercicio de la más sublime de las virtudes, la caridad, que practica con un uncioso fervor, con una sublime abnegación de Santa antigua, visitando los hospitales y las prisiones, fundando diversas obras benéficas que aureolan con luz de amor y de sacrificio su recuerdo imperecedero. Cuando estalló la guerra Carlista, organizó una ambulancia de la Cruz Roja, y de El Ferrol, de Orense, de la Coruña han erigido estatuas a Concepción Arenal. ahora, Madrid, meridiano espiritual de la raza hispánica, va a tributarle, en mármoles y bronces, idéntico homenaje.
Dejando aparte su obra literaria, tratemos de señalar el lugar que ocupa, dentro del marco de la moderna Ciencia del Derecho penal, la autora insigne de los Estudios penitenciarios y de El visitador del preso; de Cartas a los delincuentes y de El derecho de gracia ante la justicia; de Estudios sobre el pauperismo y de El visitador del pobre; de El delito colectivo y el Ensayo sobre el Derecho de gentes.
por sus hospitales pasó, piadosa y blanca, como una visión. Durante muchos años desempeñó, con abnegado sacrificio, el puesto de Visitadora general de prisiones de mujeres, cargo en el que ha dejado huellas perennes. los Congresos penitenciarios de Stokolmo, Roma y San Petersburgo envió trabajos luminosos, que merecieron de los sabios, en ellos reunidos, calurosos mensajes de felicitación y la expresión unanime de su sentimiento por no verla ocupando un escaño entre ellos. Esta mujer, excepcional, única, murió en Vigo, el de Febrero de 1893, legando a su patria y a la humanidad, junto con el ejemplo de sus sublimes virtudes, un ingente caudal de obras, de las cuales, una sola bastaría para consagrar un nombre, y todas para representar, como en efecto representan, y brillantemente, a una nación, en el generoso movimiento progresivo que en los últimos tiempos se ha iniciado en las ciencias sociales; en la audaz y vasta trayectoria del Derecho penal hacia los más modernos, científicos y humanitarios ideales, España puede, con orgullo, presentar, en primer término, la figura esclarecida de una mujer admirable: Concepción Arenal. la muerte de la excelsa pensadora, la intelectualidad peninsular y la del mundo entero sintió un estremecimiento doloroso y tejió una corona de alabanzas. Varias ciudades de España se disputaron por guardar los restos de Concepción Arenal; pero Vigo no consintió que le fuera arrebatado el tesoro de esas cenizas, y para depositarlas construyó un hermoso y severo monumento funerario. Después, las ciudades mente sus etapas, se alzan, lúgubres e implacables, las cadenas, el patibulo, las hogueras, el potro del tormento. Sólo a partir del siglo XVIII, en que se levantó el primer grito humanitario dado por el Marqués, de Beccaria, la senda se aclaró y la marcha se aceleró, enderezándose hacia los serenos dominios de la ciencia rectificadora y de la piedad humanitaria.
Humanizada la humanidad, se opera una reacción contra la venganza particular y colectiva que estaba disfrazada de ley penal.
Las penas de reclusión que hoy predominan y que antes apenas tenían aplicación, comienzan a ejercitarse, con conocimiento de su eficacia, racionalidad y buenos resultados, como base para el mejoramiento moral del que las sufre. Esta tendencia humanitaria fué obra del tiempo, de la ley del progreso, que se cumple a pesar de todo. Comenzó a latir en la conciencia universal y tardó aún en renovar el aire enrarecido de la ley con sus ráfagas vivificadoras. Como toda gran reforma, pasó primero por ese período de gestación, en el que iba elaborándose, de manera paulatina, callada, en la mente de los grandes filósofos del siglo XVIII que ya empiezan a señalar, entre los fines de la pena, la enmienda del delincuente. Después, los Enciclopedistas, al formular los nuevos principios que fijó con sangre la Revolución Francesa, protestan contra la barberie de las leyes penales e insinúan los perfiles de la reforma. Y, cuanel ambiente está preparado para recibir esta, aparece el Marqués de Beccaria con su obra Dei delitti e della pena, libro que es como la aurora de la Ciencia penal, ya que en el están contenidos, en germen, los principios que informan el espiritu y la letra del moderno Derecho represivo. En ese libro se declara que el derecho de castigar no corresponde a a los indivuos, sino al Estado; se condena la pena de muerte, los castigos corporales e infamantes, y se consigna los derechos inalienables de la persona individual, aquellos que fijan el límite humano que nadie puede traspasar. El grito generoso de Beccaria repercutió en todos los ámbitos del mundo. Impulsó luego grandemente este movimiento regenerador, Howar, el principal apóstol de la reformn penitenciaria, y quien, después de haber recorrido muchas prisiones de diversos países europeos, publicó su sensacional libro State of prisons, en el que describe el horror dantesco de los penales de los paises más adelantados de la tierra, y clama por la radical reforma de los regimenes penitenciarios, atendiendo al mejoramiento del preso, que debe salir de la condena rehabilitado para ser un miembro útil de la sociedad. Después. Pasa a la página 318)
La reacción natural de la sociedad ofendida por el delito, reacción que se encuentra, en forma instintiva, aun en el fondo de la conciencia de las sociedades más rudimentarias, y que es la que engendra el Derecho punitivo, que no es, en último término, sino la regulación de esa reacción, de conformidad con positivas normas legales, ha tenido, como todas las ciencias jurídicas, un proceso evolutivo, por demás lento y doloroso, que arrancando del fiero instinto de la venganza privada, que descargaba su furor de una manera ciega y brutal, ha llegado hasta las salvadoras doctrinas que se contienen en la moderna Ciencia penal, consagradora de la individualización de la pena y de la rehabilitación del delincuente.
Hasta llegar a este resultado, iqué viaje tan angustioso y en tinieblas el de la Humanidad!
Durante siglos, ha sido una viacrucis de dolor interminable, en la cual, marcando trágica Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica