REPERTORIO AMERICANO 275 genio. Hay algo más alto y más duradero en El casamiento de Laucha que la mera pericia del artista. Es la síntesis del pueblo chico y sofocante, y es una evocación de tipos, una poderosa evocación de vida, que por sobre la realidad documentaria, por sobre la exactitud detallada de los hechos, se trans forma en un símbolo, mucho más verídico que la verdad conocida y mucho más expresivo en su conjunto de creación orgánica, que los múltiples individuos aislados que tienen en ese héroe de la malicia encontradiza y tornadiza su medida y su ley. Se percibe en ese libro, que quiero entre todos los libros de Payró, un rasgo más de semejanza con la novela picaresca. Es su ironía pesimista. Payró es de esos corazones generosos que no huyen de la veracidad desagradable o cruel. Presencia el espectáculo de la cosas irritantes, sin que el moralista y el filósofo turben la aptitud receptiva del novelista. su pícaro sale de sus escritos con el desnudo verismo de la naturalidad, de la frescura, de la gracia que lo engendraron. No es el suyo un pesimismo de escuela, un comentario deductivo, una áspera justificación de doctrina. Es una antitesis doliente de las ideas artificiales, que resulta de la observación de la penetración de la simpatia humana y que en 1914, presidido por Thomas nes y con un foso de sangre.
centraliza en las figuras osten Barcklay, el autor de Thais, al La gente no comprendia esa sibles, indices de psicologia co contestarle, dijo que los pueblos audaz persistencia de juez que lectiva. Se diría que Payró, en cordiales aman la novela porque sometia al invasor a su implala modelación de esos tipos, ha la novela es el fruto de las al cable requisitoria, que tuvo por esquematizado la realidad para mas cordiales. No conozco un consecuencia el confinamiento mostrarnos lo deleznable, lo feo hombre más hondamente cordial de ella, con el objeto de que y que pudo haberle llevado, que Roberto Payro. La bondad como lo temíamos y no nos nos esforcemos en crear una de su espiritu se transparenta atreviamos a suponerlo, a la apariencia más grata, un as en lo que escribe con tan priscatástrofe. Nos lo explicábamos pecto más dulce de la vida. Es tina dulcedumbre que el lector un escritor de valores sociales. se le acerca con la confianza nosotros porque lo conociamos.
No nos cansemos de decirlo de un viejo amigo. esa bonYo me lo explicaba porque su corazón me es familiar. Sí; conpuesto que únicamente los que dad, esa cordialidad, nos lo se sumergen en el limo de la demuestra, en su vida como en vivo con su espiritu desde el sociedad, bucean su alma com su obra, bajo su yerdadera faz.
comienzo de mi adolescencia.
pleja, su crueldad brutal, su es Hay en su alma, que ama la Me le acerque cuando yo era pesa injusticia, sacarán de sus justicia, que tiene una inagotaniño y continúo en su presencia, obscuras entrañas los símiles ble capacidad de la ilusión gecomo entonces, en la misma que educarán y mejorarán, con nerosa, un dominio quijotil que admiración, en el mismo fervor la persecución de su deforme lo renueva incensantemente y de afecto. Sabe el público lo fisonomía moral, a los que veque, como a sus personajes que es Payró como gran escrigetan en la amoralidad por la mejores, lo lleva, invariable tor, como escritor que en la liteinercia. La sociedad no se di mente, a un altruismo que afron ratura argentina representa un vide en buenos y malos, como ta los obstáculos y el sacrificio valor definitivo; sabe lo que es si se atuviera al catálogo de con una sonriente temeridad. como publicista y como periolos confesores. La ausencia de ¿No recordats su acción durante dista. Nosotros, los que pertebondad en las costumbres es la guerra y que nos sofocó aquí necemos a su intimidad, que una ausencia de sensibilidad, durante años en una angustia somos los testigos de su vida, es decir, un fenómeno de incul punzante? En ese negro lustro, sabemos algo más; sabemos lo tura y de ininteligencia.
Payro fue un combatiente de la que vale el hombre, lo que ha causa de la civilización y de la hecho libertad, en medio del campacomo espíritu centralizador y formador de espíritus; En el homenaje que hicieron mento germánico establecido en sabemos el mérito de su obra en Londres a Anatole France, Bélgica con un cerco de cañoque no está en las páginas estas, que se ha dispersado en Alberto Gerchunoff una creación no menos fecunda y que expresa la secreta in(Del 25 de Babel, Buenos Aires; enfluencia del maestro.
trega dispuesta en homenaje a Payró. 1925.
El casamiento de Laucha El y no apellido le sentaba a las mil maravillas.
Era pequeñito, delgado, receloso, móvil; la boca parecia un hociquillo orlado de poco y rígido bigote; los ojos negros, como cuentas de azabache, algo saltones, sin blanco casi, añadian a la semejanza, completada por la cara angostita, la frente fugitiva y estrecha, el cabello descolorido, arratonado.
Laucha era, por otra parte, su único nombre posible. Laucha le llamaron cuando niño en la provincia del interior donde nació; Laucha comenzaron a apodarle después, alli donde lo llevó la suerte de su vida, desde temprano aventurera; por Laucha se le conoció en Buenos Aires, llegado apenas, sin que a nadie se pudiese atribuir la invención del sobrenombre, y Laucha le han dicho grandes y pequeños durante un periodo de treinta y un años, desde que cumplió los cinco, hasta que murió a los treinta y seis.
De sus mismos labios oi la narración de la aventura culminante de su vida, y, en estas páginas me he esforzado por reproducirla tal como se la escuché. Desgraciadamente Laucha ya no está aquí para corregirme, si incurro en error; pero puedo afirmar que no me aparto de la verdad muchos centimetros. que era un poncho grueso de lana, criollo, de los tejidos a Novela picaresca mano, muy lleno de colorinches, y que le había ganado a la taba a un peón catamarqueño en Por Tucumán: se lo había hecho la mujer qué sé yo en qué punta Roberto Payró de años. Ah! ya había volado hasta el Según la tercera edición. Serie Vol. XLIV de Babel (Biblioteca Arúltimo cobre en las comidas y gentina de Buenas Ediciones Literarias) Director: Samuel Glusberg. Buenos copetines del viaje, así es que Aires. 1927 me encontré en Campana con La primera edición de El Casamiento de Laucha es de 1906.
que para seguir a Buenos Aires tenía que empeñar o vender Otras obras de Payro: alguna prenda. y a no ser el La Australia Argentina (Viajes por Patagonia, 1898. Cronicas (1909. poncho. Creerán que esto no tiene nada ver con mi casamienEn las tierras de Inti (Viajes por el Norte argentino, 1909. Pago Chico (Cos tumbres criollas, 1908. Divertidas aventuras del nieto de Juan Moreira (Noto; pero esperen un poco. La vela, 1910. El Capitan Vergara (Crónica romancesca de la conquista del Río miseria, como buena vieja brade la Plata, 1925. va, hace con el hombre lo que que se le antoja. mí me hizo llegar hasta el casorio; ya veSalta, Jujuy y Santiago, ganan a centavo iyo que nunca había ran.
dome la vida perra como Dios juntado plata! hasta que reuni JI me daba a entender, unas ve todo lo que necesitaba para el ces de bolichero, otras de mer viaje. lo preciso y nada más.
cachifle, de repente de peón, No he de contar los milagros BUENO pues, anduve de tienda en tienda queriendo vender el de repente de maestro de es y otras vivezas que tuve que poncho y sacar boleto con la cuela, aquí en un pueblo, allí hacer para juntar la platita: ya platita, pero sin suerte porque en una ciudad, allá en una es se lo imaginarán, y de no, poco no encontraba ningún aficionatancia, más allá en un ingenio, importa. El caso es que un día do.
siempre pobre, siempre rotoso, me acomodé en el tren, claro Esos ponchos no se usan algunos dias con hambre, todos que en segunda, porque no ha por acá, me decia uno.
los dias sin plata. comencé por bia boleto de perro. llegué. Ya tengo demasiados ponfin a temar con que puede ser hasta Córdoba, subi al Central chos me decia otro.
que fuera mejor en Buenos Ai Argentino, y en el Rosario me No compro ropa usada, res, en donde nunca me podría embarqué para Campana en el me grito furioso un tendero gair peor, porque esas provincias vapor de la carrera, porque la llego que no tenía más que clanunca son buenas para hombres cosa salía más barata. Campa vos del tiempo de faupa.
asi, como yo, sin un peso, ni na era entonces el puerto de Por fin un bolichero me dio mucha letra menuda, ni mucha salida y de llegada de los va por él cuatro nacionales. y difuerza. ni muchas ganas de tra pores del Paraná, y ahí mismo go nacionales porque ya habian bajar tampoco. tanto temé, se tomaba el tren para Buenos cambiado la moneda antiguaque al fin resolvi largarme y Aires.
bolivianos o pesos del carneriprincipié a hacer economias de Desembarqué con mi equipaje, to tan linda y tan rendidora PE UES, señor, después de andar unos años por Tucumán. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica