Socialism

338 REPERTORIO AMERICANO del Universo sin tropezarse con la palabra entropia? Inútil será que la busquéis en el diccionario, buscad en el Webster que no es diccionario técnico, ni es técnica una palabra que en todos los idiomas cultos anda en los labios de los niños de escuela, buscad en el Webster. y allí encontraréis, después de las raíces griegas, una explicación del significado de la palabra acompañada de su historia. elemento termodinámico que expresa la propiedad de una sustancia indeterminada que sirve de punto de partida para estimar los cambios de la energia en relación con los cambios de temperatura y llegar a la determinación de las analogias entre la energia y el trabajo, etc. Nuestro Alemany, en cambio, nos da, copiando sin duda de la Academia, las siguientes ilustres voces. entromparse, en Colombia, enojarse, resentirse. entroido, entrada, ant. antruejo. Hallo, entruejo que para nada le sirve a nadie, pero no hallo entropia sin la cual no puedo expresar conceptos modernos sobre la naturaleza. a qué seguir con la lista interminable de las necedades clásicas de una Academia que se merece el prefijo de Real?
La única esperanza sería que algunos de esos nuevos miembros de la Academia, miembros recién nombrados y que según parece son tan realistas COmo yo, miembros ilustres como Gómez de Baquero, como Pérez de Ayala, como el propio Menéndez Pidal, hombres que están al tanto de la civilización contemporánea, lograran imponerse en la revisión del diccionario. Una persona simplemente culta podría emprender la fácil tarea de adaptar para el castellano, tomándolas del inglés o del francés, todas aquellas palabras que por haber sido formadas con raiz grecolatina, entran sin ningún esfuerzo al acervo del léxico castellano.
Ciertos especialistas, Ortega y Gasset y Eugenio Ors, por ejemplo, podrían ofrecer a la Academia, las dos o tres mil voces indispensables al pensamiento filosófico contemporáneo que es un pensamiento casi popular, porque la cultura se ha vuelto cosa popular, en las democracias, aunque de ello no se den cuenta, no se puedan dar cuenta los señores de la Real Academia. Una «Comisión del Diccionario» nombrada por la Academia misma podría sobreponerse al cretinismo, ignorancia y pereza de quienes han redactado las ediciones corrientes del Diccionario.
El degüello de unos cien mil americanismos y provincialismos de España seria de un efecto saludable, como el exterminio de microbios dañinos, pues lo que necesitamos es un lenguaje universal rico y claro en vez de un agregado de dialectos provinciales y vulgares que tal es la impresión que hoy nos deja la lectura del Diccionario.
No se trata de dar patente de calidad a la ignorancia de Chiapas o de Puerto Rico, sino de elevar la lengua a la altura del saber humano siquiera al nivel corriente de los pueblos civilizados. Altura de la cual ha des cendido el castellano, entre otras causas, por la mania de rehabilitar provincialismos y modismos que es como quererle conservar a un enfermo sus pustulas.
Para una obra de regeneración del idioma, fácilmente podrían contribuir con fondos, las principales Universidades de América. El gasto inicial quedaría asi garantizado, aparte de que el Diccionario mismo repararía a la Academia cualquier desembolso. La cosa no se ha hecho, no por falta de medios sino por falta de luces. La modorra realista, comienza entrabando la Jengua con la censura y acaba embruteciendo el cerebro de las razas que la soportan. En América no hemos tenido realismo, pero sí su heredero: el caudillaje.
José Vasconcelos Valentino y los doctores Versión de 1928. La Habana sueño de los socialistas si es que quedan algunos en el mundo se ha realizado ya en los Estados Unidos, y hasta con creces: los albañiles y los yeseros reciben mejor paga que los catedráticos. Yo.
ciertamente, no soy un socialista; pero esa consumación me produce muy agradables sensaciones. Es vicioso, absurdo, inicuo y contra Dios. Por qué. me pregunto. Como los más de mi oficio y de mis intereses, sé algo acerca de los catedráticos, y, cosa ya más extraña, también sé algo acerca de los peones de albañil. Mi firme convicción es que estos últimos son hombres mucho más útiles que, los otros, y que, en general, son también personas mucho más amables y divertidas.
Excesivamente letrado, el pedagogo hace mucho tiempo que viene envenenando al mundo con solemne fraseología acerca de su alta dignidad, y sobre todo, de su altruismo. Hasta los que debieran conocerlo mejor, le suponen un héroe que ha consumado vastos sacrificios por el bien de la incipiente generación y para honra del saber. De hecho, no tiene nada de eso, por lo común. Es sencillamente un poltrón que recurrió a la férula para evadir implementos más laboriosos. La nueva generación no es su pollito, sino su ostra. en su encarnadura media, no le tiene más respeto al saber que un politico de comité al estadismo, o un policía a la ley.
El pedagogo, sin embargo, no es hoy mi tema; lo que pretendo argüir es que la recompensa que los hombres reciben en el mundo es, por regla general, proporcional a sus méritos y a su valor como miembros de la sociedad, y que los mal pagados suelen estar pagados muy justamente. La doctrina en contrario está sobremanera extendida, y destronarla sería probablemente imposible, pues la sostienen vigorosamente los miles que viven de ella.
Lo cual no quita para que, huera y sin validez, se vea impugnada por un caudal enorme de hechos.
Hace algún tiempo la expresaron conmovedoramente los homilistas ante el féretro de Valentino, el actor de cinema.
Según ellos, era una desgracia para la humanidad que Valentino recibiese tan vasta retribución, mientras tantos hombres pios y laboriosos apenas medraban. Su ingreso diario era cincuenta veces el de un obispo, cien veces el de un profesor y quizás mil veces el de un poeta. qué hacia para ganar tanto?
Hacia poses absurdas en peliculas sin sentido común. Llenaba a cientos de miles de idiotas hembras de sueños crudos y a veces salaces. Destruía, por todo el mundo, el respeto que debiera dirigirse a hombres opacos e industriosos, dolorosamente empeñados en ganar el pan para los suyos.
Con todo el respeto debido, ipamplinas! Valentino fué, en realidad, uno de los hombres más útiles que jamás hayan vivido en América. se mereció cada centavo que recibió. la vida de un pueblo sórdido, nada imaginativo, acosado por el maquinismo, trajo él un aura de romanticismo.
Miles de pobres muchachas, condenadas a casarse con tenedores de libros, con dueños de garages o con policías, extrajeron de su apostura un extremecimiento precioso y duradero.
El les levantó los ojos de la escoba y de la paila. El las hizo por breve espacio, gloriosamente, regiamente y hasta algo pecaminosamente felices. Qué obispo ha hecho nunca más por ellas, o a menos precio per capita. Qué pedagogo. Ni qué poeta?
El mundo siempre ha premiado con largueza a sus proveedores de romanticismo; y con razón. Son hombres extremadamente valiosos. Ellos diluyen el amargor de la vida y la hacen expansiva y encantadora.
Hacen que las desoladas regiones de las imágenes de Dios olviden las miserias que origina el trabajo duro, las deudas crecientes, los riñones af ados y el miedo al Infierno. es obvio que su valor, socialmente, está en proporción directa al número de personas a quienes ellos alcanzan y solazan.
Aqui puede que parezca argüir que mientras peor es el artista, más noble es el hombre.
En realidad no arguyo nada semejante. No hablo de recomConsultorio Optico Rivera EXÁMENES DE LA VISTA. ANTEOJOS LENTES DE TODAS CLASES EXACTITUD PRONTITUD Especial atención en el desarrollo de recetas de los Señores Médicos Oculistas GEMELOS DE TEATRO CAMPO. MICROSCOPIOS LENTES DE LECTURA Guillermo Rivera Martín Optico del Colegio Nacional de Jena, Alemania Aprobado por la Facultad de Medicina de Costa Rica SAN JOSE DE COSTA RICA CORREO 349 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica