Víctor Raúl Haya de la Torre

260 REPERTORIO AMERICANO jeres la prolongación del vientre de sus madres y viven aún del ovario, de su sangre y de su pus; hombres que se han equivocado y hombres que se agachan a recoger un pedacito de papel verde por si encerrara un céntimo o una fortuna; e interrumpiendo los transeuntes, un camarero que carga con una palma dentro de una maceta, para colocarla al borde de la vereda, como si por ahí pasara el camino de Damasco. Abril 18.
El hombre más escéptico ve pasar sin embargo, en una mirada de mujer a la felicidad, que tiene, como dicen los árabes, los talones dorados. Conoci, en mi infancia, una mujer cuya mirada era dulcisima. Su belleza provenia de su debilidad a la vista.
Entraba yo a casa de unas parientas. En ese instante llevaban al asilo a una huérfana que habían criado y que había cometido un gran sacrilegio: se había acostado con un hombre.
No he de ver posiblemente el dolor de la inocencia intensamente reflejado en una pupila humana, como lo ví aquella vez. María Luisa, la huérfana, me miró como podria mirarme un ángel que pasa. Era yo el único hombre entrevisto después de la caída fatal y ya había pasado una semana en la sombra de un altillo comiendo sólo pan duro, bebiendo sólo agua con jabón en castigo de autoridad y de la sensación de cuando el hombre, ese monssus faltas. Mis tías eran mora jerarquía. Mi soledad no ha te truo obeso, felizmente dormía.
listas rigurosas y eran solteras. nido otro confidente que mi En el asilo de religiosas, la instinto. Hoy, que me he incor25 Mayo 18.
tuberculosis, que es una de las porado al resto del mundo en formas amables del hada de el patio del cuartel, he sufrido Yo quería vivir mi vida. TeCendrillón, se dijo. Voy a ha como ninguno de mis camaranía en el entonces catorce años, cer una obra de caridad y la das puede sufrir. Ellos se quelo que explica mejor mi ansieniña que me miró con los ojos jan de las disciplina y hallan dad. Un deseo inmoderado de de un ángel en el trayecto del frases con qué hacerlo. Yo no irme lejos me arrastraba por cielo, esa mujer que había aslas encontré. Trago mi dolor. los caminos hasta encontrar la pirado al enorme título de maSólo pienso en una sola beati noche. Cómo volvería? El endre, como las niñas que se ficación. Vengarme. Asociado al tusiasmo que el espectáculo de ponen almohadas bajo las faldas amigo que me habla en voz la campaña me dió sin reparos baja dentro del corazón, gri siempre me había llevado cony se dicen embarazadas murió tarles mi horror a los hombres sigo. Lei a esa edad libros de una madrugada rodeada por los tiernos cuidados de las relique han destruido la belleza aventuras por los continentes de la vida asesinando a los distantes y salvajes. Las islas.
giosas, que estaban «seguras niños.
que iban a remolque de los de que debía morir. Al fin mis Yo canto mi infancia en estas dragones en la Edad Media me tías respiraron. La voluntad páginas que nadie leerá, pues atraian. Desgraciadamente, ya de Dios se ha cumplido dijo son para mí mismo. mi no no existen. Yo quería combatir mi tía Javiera. que nunca tuvo me dieron juguetes que empocon los animales feroces y los senos y usaba batas de entrebrecieran mi hombria y me aborigenes de las tierras mal casa con alforjas sobre el pecho.
aconsejaran el ser dócil, y lo exploradas. Eran seres incomque es más triste, a ser común. pletos sobre los que veía flotar 10 Abril 18. No. Yo no conocí nunca a los la vanidosa superioridad del gendarmes en hojalata o cartón pequeño civilizado.
Viviendo junto al río, en ese con que se entretienen los ni Conozco de memoria el libro agujero inconmesurable del va ños en las ciudades. La justicia de viajes de Stanley.
lle del Sena, frente al agua es un gendarme pintado que Lo he leído y recitado a los que corre libre, bajo el viento destiñe en nuestras manos. Un chicos de Bujival. La mayoria que arranca los árboles de raiz gendarme pintado, grabado, inde ellos son hoy apaches. y al sol que tuesta la piel de crustado en los alimentos que qué son los apaches sino cazalos pescadores; en el camino ingerimos. Es la marca de fádores de fieras que han nacido que libera de las ciudades, en brica de esa sociedad triste de demasiado tarde?
las rutas donde los vagabundos gente desencuadernada que no Fue después de esas lecturas rumian sus canciones rebeldes, ha sabido conservar la eleganque el mundo se me presentó he carecido del sentimiento de cia de cuando era niño y de dividido en dos hemisferios. El hemisferio del arma blanca y el Visconde de Lascano Tegui prestigioso hemisferio del revólver.
Noticia. Tenemos ejemplares disponibles De La me hice fotografiar con un elegancia mientras se duerme. 63 el ejemplar.
revólver en la mano.
Correspondencia Haya de la Torre en la segunda edición de mi zarandeado Trato de justificarme libro La linterna de Diógenes.
Primer insulto, página 212. ese Lima de marzo de 1928. el pelo que dicen tiene en la gran Haya tan dinámico, tan Av. Arica 121 calva la ocasión. Con ello evi cordial, tan ferviente, tan.
Sr. Antonio Zamora, taré que mis amigos del extran Segundo insulto, página 128: Director de Claridad. jero comulguen con ruedas de entre los míos, los que me molino, de estos molinos que han precedido o van conmigo Buenos Aires. generalmente son de viento. en la asce isión azul tiene Ud.
Dice el señor Wapnir que a Haya de la Torre, que si no Muy señor mío: yo mereci el repudio de la ju es un literato, es un animador, Dificilmente me da tiempo el ventud peruana por mi traición un agitador de ideales porvenitiempo para leer todo lo que a Haya de la Torre. La cosa ristas, un espiritu lleno de ferme llega. Así, sólo anoche, ho no me indigna sino que me de vores y de horizontes. Estos jeando su gallarda revista Cla ja estupefacto sin que me la «insultos los escribía cuando ridad, que Ud. tiene la gentileza logre explicar. Yo de Judas Is Haya acababa de ser deportado de enviarme, me encuentro en cariote con el Nuevo Maestro a México y habia consigna de el número de octubre 12 del de la Buena Nueva que estamos silencio sobre su nombre. año pasado, con una carta diri cantando en las esquinas de quiza se ha tomado como «ingida a Ud. de un Sr. Salomón la Tierra! La cosa es para col. sulto» un cuentecillo que escribi Wapnir, a quien no conozco, y garse de la primera higuera. no «a indicación del dictador en la que se me hacen algunos Dice el señor Wapnir que des Leguía» precisamente, sino del cargos que, de tiempo atrás, pués de llamar a Haya «porta propio Haya, que cuando yo me interesaba mucho desvane dor de aurora» y dedicarle un era para él «el poeta que admicer. Quien calla otorga dice el retrato parangonándole con el raba sin reservas adelantándose refrán. yo he callado mien revolucionnrio de Galilea, es a lo que será un sentimiento tras los comentarios sobre mi cribi «una serie de insultos en ineludible en las generaciones postura politica, se redujeron a caminados a mermar el enorme de mañana, me contó que rechismes callejeros o menudos prestigio de que goza Haya en cién venido de su pueblo, pobre comentarios de corrillo. Pero ya América. y desconocido la primera vez que se trata de justificarme an Probablemente esos insultos que sintió la embriaguez de un te América, las acusaciones del consistían en las reiteradas alu triunfo tribunicio. cuando se vio señor Wapnir me dan a coger siones al susodicho y querido llevado en hombros de la multitud, esa tarde épica. no había comido. Yo le he prometido a Haya escribir ese episodio. cumplí mi promesa. Sólo que el estilo de mi cuentejo no era ditirambico o epopéyico sino humorístico. Estos son los insultos que yo he escrito contra mi admirador haciéndome reo de una traición digna de la cuerda y del repudio de toda mi generación. todo por los treinta dineros de «un tirano. Si existen otros insultos, yo emplazo a los intelectuales latino americanos que conocen estos hechos perfectamente según el enterado articulista, o a cualquier hombre honrado de mi pais o del extranjero a que me los haga conocer. todo esto con qué objeto? me pregunto. lo mejor no es sino el buen y fraternal deseo de darle mayor importancia al compañero Haya aun a costa de inventarme el papel de Judas. Pobre de mí metido a papelones que exceden mis humildes pretensiones de «literato autor de versos muy bonitos según mi generoso enjuiciador. La verdad es que si la talla de un hombre se mide por la calidad de sus enemigos. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica