Joaquín García MongeSandino

150 REPERTORIO AMERICANO Le incluyo el artículo. que ha servido de cuerpo del delito y que enojó grandemente a Chocano según tuve oportunamente múltiples referencias.
lación de que habla la carta que motiva estas líneas tengo una actitud de simpatia y de estimación a José Carlos Mariá.
tegui, sin estar del todo acorde con su ideologia como en el mismo artículo en referencia puede ver el lector atento y como todo lo que he escrito sobre cuestiones sociales lo demuestra también.
Llamo la atención de usted, señor Garcia Monge, sobre que con motivo del caso Sandino y de la Conferencia de La Habana, a diferencia de otras partes de América, no se ha producido en Lima ninguno de los comentarios que el señor Chocano dice son frecuentes en todos los diarios, sobre el imperialismo yanqui.
Sirva esta oportunidad tan desagradable de ocasión sin embargo para expresarle a Ud. señor Garcia Monge, el testimonio de una admiración antigua y fervorosa.
Muy suyo, JORGE BASADRE 13 de Enero de 1928.
Señor Joaquín García Monge.
San José Costa Rica.
Muy estimado amigo.
Le llamo amigo, porque todos los latinoamericanos lo somos de usted, y en ello me baso para adjuntarle un pequeño analisis sobre un aspecto del problema venezolano.
Próximamente le escribiremos ampliamente sobre el Congreso Continental Antimperialista que se reunirá probablemente en esta ciudad para el mes de julio. Contamos con su cooperación y estamos seguros de que el Repertorio Americano, como vocero de todo el Continente sería un factor decisivo para el éxito del Congreso.
Con un saludo fraternal queda de usted su atento servidor y amigo.
GUSTAVO MACHADO me Sic. Av. Pierola Nº. 235 Habla Mario Sancho ese malabarista de palabras.
Lei sus libros con pasión y soñaba en el Paris de la Bohemia y en los cenáculos literarios y en los paraísos artificiales y en los bardos del Quartier y en los pintores de Montmartre y en una porción de zarandajas por el estilo. Hoy todo eso me deja frío. No quisiera parecer cruel, pero ni la noticia misma de su fallecimiento me ha causado sorpresa. Carrillo había muerto hace tiempo para mí.
No sé si ahora seria capaz de leerme un tomo de ese gran maestro del pastiche que profesaba el oficio de admirar todas las frivolidades y extravagancias de París y de hacérselas admirar a los rastacueros sudamericanos. Sus crónicas huelen a carne manida, adobada, eso sí, de especias y salsas picantes, y su persona me da la impresión de un volatinero que se pasó la vida bailando en la cuerda tensa de la retórica. En efecto, no hay una página suya que no sea puro artificio retórico: sensaciones ligeras que nunca pasan de la piel, fantasias insustanciales que duran lo que las bombas de jabón, pues que no habían salido de lo hondo de sus entrañas sino de hábiles imitaciones. El mundo y la tragedia del vivir no fueron otra cosa para el que asunto para hacer frases bonitas. pensar que ese retorico impenitente ha sido llamado por alguno de sus necrologistas maestro y rapsoda del amor!
Esto es lo más lamentable del caso. Carrillo ha causado en nuestra América una plaga de rastacuerismo y cursileria que no tiene trazas de terminar jamás. Paul Souday dijo hace poco del autor de Ariel, que sus novelas biográficas con ser tan buenas apenas si compensan el mal que causan sus imitadores. De Carrillo desgraciadamente no se puede decir otro tanto: sus libros son malos y sus discípulos son peores.
En nuestra América, quizá por la falta de una seria educación literaria, el mal gusto y la ramplonería hacen estragos.
Aquí y en Europa los jóvenes se nutren y fortalecen en el estudio de los clásicos y adquieren cierta disciplina mental que los salva de imaginar oro todo lo que reluce. Entre nosotros pocos despiertan temprano a la realidad y mandan a paseo esas arlequinadas sentimentales.
Bien sé que estas cosas que digo no me atraerán ninguna simpatia y tal vez hasta me las achaquen a pedantería, pero yo las digo no con ánimo de sentar cátedra sino porque así las siento y porque me duele ver a los muchachos que van para arriba perdiendo el tiempo en las mismas bagatelas en que yo perdí el mío. Como no tengo ambiciones literarias que cuidar, ni me aflige perder popularidad entre los hombres de pluma por la sencilla razón de que nunca la he tenido, puedo decir la verdad sin ambajes. Es lástima grande que nuestra juventud siga encantada todavía con esas boberías, en un siglo de combate y de vitales problemas. No parece sino que los latinoamericanos hemos sido revelados por alguna divinidad burlona de aquella ley universal en virtud de la cual la naturaleza aborrece y huye del vacío.
Creo, amigo García Monge, que es obra de bien empeñarse de firme porque los jóvenes reaccionen contra esa afición a la vacuidad y desarrollen gusto por la literatura de ideas, de observación, de análisis, por una literatura que se mueva en el mundo de los hombres y no en los salones de las señoritas románticas; por una literatura dominada de sentimientos fuertes y no de sueños enervantes.
Reconozco que Ud. ha contemplado ese propósito en el programa de su Repertorio y ha puesto manos a la obra. La juventud hispano americana le es deudora de la publicación de muchas páginas útiles y beneficiosas.
Sin embargo, quiero ser franco, absolutamente franco. Con hombres como Ud. buenos y sinceros, con más gana de servir a su raza que susceptibilidades vanidosas, no hay miedo de hablar claro. Pienso que es preciso poner más énfasis aun en la dirección expresada, si se quiere salvar a nuestra América del letargo bizantino y despertarla a la vida y a la lucha. El ideal seria que Ud. nos diera más cosas de Lugones, de Masferrer, de Elías Jiménez, de los hombres que piensan y menos versos, los menos versos posibles. No es que me haya vuelto enemigo de la poesia, mi querido Don Joaquin, no! Ahora mismo estoy sacando una hora de mi tiempo y unos cuantos dólares de mi bolsillo para seguir un curso Boston, 30 de diciembre de 1927 sepa de mí ni yo reciba de Ud.
Querido García Monge: otra cosa que un número casual del Repertorio, pero lo cierto Registrando papeles estos días es que el tiempo no acaba con me he hallado una carta y un las amistades tan fácilmente artículo que escribí para Ud. y como se cree. Allí tiene Ud. la su Repertorio en febrero de muestra, que se ha defendido baseste año y que nunca le mandé tante bien de ese monstruo voraz porque los acontecimientos que de las cosas que dijo el poeta entonces se desarrollaron vinielatino. mí mismo me sorprenron a desmentir el optimismo que habia movido mi pluma.
de cuando hago balance de las Ahora le envio carta y artículo cosas pasadas ver cómo mi cariño se conserva integro y para que vea que no me olvido fresco hoy como en aquellos de Ud. y que si no le escribo más a menudo es porque aqui días en que Ud. vivía en la casita de madera del Turrujal se vive muy de prisa, bajo urgencias que no dejan mucho y nosotros íbamos los domingos campo a las expansiones episa verle, a beber té y a desbatolares.
rrar de literatura.
Con el día de mañana se irá Mucho de lo que entonces me el 1927 y pienso que la mejor interesaba y me gustaba no me manera de celebrar la venida interesa ni me gusta ahora, y del nuevo año es renovando, no pocos santos se han venido aunque sea por este medio, las al suelo de los altares en que viejas amistades de quienes el los había puesto mi devoción tiempo y la distancia nos tienen juvenil. García Monge, sin emseperados. Ud. García Monge, bargo, está aún firme en su ha sido un buen amigo mio despeana. Ahora mismo, al saber de que le conozco y espero que la muerte de Gómez Carrillo, lo será por muchos años más he podido darme clara cuenta que le deseo muy felices en de mi cambio. Como casi todos unión de Celia, Eugenio y sus los muchachos de América yo libros. Es verdad que estamos también estuve embrujado por bastante lejos uno de otro y (1) Vease en otro lugar de esta que pasan meses sin que Ud. entrega. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica