REPERTORIO AMERICANO 217 Hllegado a su Bilbao nativa la noticia de la muerte de Ramón de Basterra.
La triste nueva ha levantado en los pechos amigos un tropel de recuerdos. La generaración que en Vizcaya acaba de trasponer la mitad del camino de la vida no puede olvidar fácilmente a Ramón. Casi un niño, se inició en el cultivo de letras en una Bilbao todavía hosca a las disciplinas del espiritu No habian pasado aún los tiempos.
en que Unamuno provocaba tempestades de protestas al levantar su voz profética sobre la cuitadez de sus paisanos. Beocios. les increpaba agriamente Miguel, aunque trocara más tarde la invectiva en ditirambo, al recordar que beocio fué Pindaro, y beocia su lirica grave, austera, religiosa. En la acometividad candente, de fragua, de Unamuno, y el desprecio frigido, de la fuente lirica de Iturribarria, el presbitero poeta, templo Basterra el acero de su espíritu para hundirlo con amorosa crueldad en la entrana pacata de su pueblo. De entonces son sus gestos y sus palabras más duras; de entonces sus versos más incisivos, en El Coitao, corrupción local de cuitado, que editaba la naciente Asociación de Artistas Vascos: de entonces una conferencia detonante, que como recuerda hoy aquí, en Bilbao, Joaquin Adán, fué vendida, en un sarcasmo acertado, al precio de tres céntimos.
Ramón mismo llevaba a las librerias las monedas de dos céntimos para que nadie se marchar a sin las vueltas. Fueron luego sus viajes, aún ajeno a la carrera diplomática.
Sus recaladas en Bilbao traian siempre, como la enseña de los barcos que vuelven a nuestra ria, la presencia tácita de cielos universales. Fácil a las mejores sugestiones, volvía de Bélgica con aspecto humilde y traducciones de Verhaeren; de Alemania, con la tiesura de un aprendiz de Goethe, soñando en aclimatar un pequeño Weimar al socaire de Archanda. luego, ya diplomático, enviaba articulos y versos a Hermes, la revista desaparecida. Los Paseos Romanos, publicados en ella, fueron el germen de las Ubres luminosas. En Rumania llevaba su patriotismo hasta sentirse unido a la obra de Trajano, titulo de uno de sus libros.
Devuelto a su tierra nativa, el descanso se le convertia en un constante laborar literario. En pocos meses dió a la estampa Las ubres luminosas, La sencillez de los seres y Los labios del monte tres volumenes de poesias. No tardó en ver la luz la primera parte de su poema Virulo, cuya segunda apareció no hace mucho.
En Venezuela publicó los Navios de la LA MUERTE DE UN POETA en cambio, ninguno alcanza una tan rara perfección formal y un acento lirico tan Ramón de Basterra intimo. Donde menos quiso poner fué donde más puso. Más limpio que ningún otro te resabios eruditos es en este libro donde su estilo, de un atormentado barroquismo. alcanza la máxima belleza. Las influencias están más decantadas tan sólo una, demasiado directa, de Guerra Junqueiro y las imágenes fulguran libres del lastre excesivamente discursivo que otras veces las acompaña. En este libro se emparejan, como nunca hasta el se habían emparejado, las más selectas y dificiles maneras del castellano Góngora y Quevedo a las sutilezas más delicadas de algunos franceses contemporáneos.
En Los labios del monte intenta sembrar de significaciones históricas los flancos del Pirineo. Se observa en esas páginas algo iniciado en Las ubres luminosas y muy peculiar de su poesia, cierto prurito discursivo y didác.
tico, que tendríamos que ir a buscarlo, salvando tantas diferencias, en José Manuel Quintana. La Oda a la vacuna no ha sido del todo ajena a la poesia de Basterra. Ese discursear en verso es algo que puede explicar muchos de sus aciertos y sus quiebras.
Lo terrible de la poesia discursiva es que 26 12 el poeta tiene que soportar la objeción en prosa del lector.
En Virulo se acentuó todavia ese prurito.
Virulo pretende ser el poema cultural, sin Ramon de Basterra quitar a la palabra su olorcillo germánico.
Virulo habia salido del Fausto, como el Por Almada homunculus de la retorta. Un homunculus vestido con atavíos de Valéry y otros de moda más atrevida. En Virulo se percibe Ilustración, historia, trasustanciada en poesia, como una trágica dualidad. lo discursivo de la Real Compania Guipuzcoana, de Ca no hay más remedio que oponer las más racas. Dos libros de prosa y varios de verso seguras y prosaicas razones; pero de entre es la obra que deja, lograda al precio de la lógica descarriada saltan imágenes y mela enfermedad y de la muerte. Emocionante táforas de sorprendente belleza, ante las espectáculo el de la vida de Basterra, baque no queda sino rendirse. Virulo es la lanceándose trágicamente en un hilo de luz imagen literaria y disminuida del poeta que purisima sobre el abismo en que había de nos deja. Sus amigos no podemos olvidarle.
precipitarse.
Nos angustió demasiadas veces verle como Basterra, atraido por la luz ecuménica de a un acróbata arriesgado jugarse la salud Roma, no pudo nunca desasirse de las ver sobre la arista de un vocablo, para que su tientes de su azul Pirineo. así, mientras muerte no nos haya dolido con ese amargo con ansia de liberación de lo comarcano, dolor que nos invade cuando se cumple canta en Las ubres luminosas a la cultura lo que tantas veces se ha temido.
grecolatina, una cultura grecolatina un poco ¡Que la tierra vascongada, numer tantas para su uso, lo que bien se le puede perveces de sus versos, y a la que traen sus mitir a un poeta, no permanece insensible despojos, le sea leve!
a la humilde belleza de su tierra, para la que son, quisiéralo o no, sus mejores acierJoaquin de Zuazagoitia tos. De sus libros, ninguno más corto de intención que la sencillez de los seres; pero. El Sol, Madrid. juego coral y musical y se capta con los oidos.
Se capta con los oídos, impulsa, tal vez, a la danza, y, por ventura, a través de la danza, al combate. Dionisios, en Viena, empieza a estas horas a renovar el papel de Apolo en el Istmo.
Glosas De ABC. Madrid Ludus pro Germania. lo ocurrido fraternidad. quien mejor despertaba el en Viena, con motivo de los festejos cente embriagador sentimiento de compañía. nales de Schubert, se le viene atribuyendo quien daba, con sus canciones, el sentido en los periódicos y en los comentarios ora del camarada, que, apoyado en el brazo de les que zumban, en estos dias, en todas las un camarada, avanza virilmente por un caestaciones, playas, alpes y balnearios de mino. No es culpa de nadie, ni está en Europa suma gravedad. Todavia no se le manos de nadie evitar que, hoy, este camino atribuye bastante. Porque no son todos sabe entre los pueblos cuya reunión dibuja el dores o, si lo son, no lo tienen bastante contorno de una Alemania reconstruida, lleve en cuenta de lo virulento que puede resula la Anschluss.
tar en ocasiones el acto sencillo de cantar.
La atención de los comentaristas suele No olvidemos nunca que la verdadera apoyarse en el contenido y en las alusiones unidad de la antigua Grecia, por encima de los discursos. Más, de no haberse prode las diferencias, rivalidades y resabios nunciado ningún discurso, la emoción hubielocales, se realizó por modo lúdico, a través ra sido ciertamente idéntica. Después de de juegos y de certámenes. Lo que un dia todo, lo que emociona en los discursos, es trajo la unidad helénica, puede traer la unidad también su música o canción.
germánica, a la hora actual. Incluso la muMe acuerdo de haber escrito en cierto tación del instrumento, la variación en la centón de dictámenes sobre los grandes especie del deporte, resulta para caso protagonistas de la cultura, reunidos bajo adecuada. Entre ciudades mediterráneas, el la enseña del Valle de Josafat que Schu juego fautor de fraternidad se apreció con bert representaba, entre los músicos, entre los ojos, fué atlético y gimnástico, cosa de los hombres, al hombre, al músico de la estatuaria. Entre las bárbaras tribus, es hoy Stefan George. Este mismo mundo germánico, que celebra, con cánticos de resonancia universal y, diriase, prolongada en una especie de retumbar de trueno el centenario de Schubert, celebra tambiénmás reducida, recogida y críticamente, sin duda los sesenta años del poeta Stefan George.
Encontrariase gran interés en un paralelo entre los destinos de Stefan George y de Paul Valery. Entreambos deben de tener año más, ano menos la misma edad. Hombres que empiezan a florecer cuando el Finde Siglo, que el Fin de Siglo coloca. con interina incomprensión, en lugar secundario, porque guardan dentro de sí alguna cosa opuesta a las dilecciones de la época, y tal vez superior a las mismas; más finas que ellas, desde luego. que, más tarde, cas Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica