Omar Dengo

REPERTORIO AMERICANO 315 Margarita Ogilvy Una buena señora a quien un amigo le habia regalado un libro mio acostumbraba a decir cuando se le preguntaba cómo iba en la lectura. Mire usted, es tarea muy cuesta arriba, pero en mi vida he vencido dificultades mucho mayores, y con el favor de Dios he de pasar también sobre ésta.
Temo que tal fuera el ánimo de mi madre. por más que nunca me lo dijera durante el año o más en que estuvo batallando con mis articulos, y de veras que yo mismo me compadecía de la gente a quien veia leyendolos. En mis horas libres estaba ensayando una forma periodistica diferente, cuya producción enviaba a Londres, pero no pasaron menos de diez y ocho meses antes de que se me viniera a la mente, tan inesperada como llega un telegrama, la idea de que había algo de curioso en mi pueblo natal.
Un niño que descubriera que alguien le habia dejado un cortaplumas en el bolsillo durante la noche no hubiese sentido más sorpresa. Dias más tarde le envié a mi madre un diario vespertino de Londres en que aparecia un articulo intitulado: La Hermandad de los Auld Licht. y me dicen que cuando ella vió el titulo se echó a reir por parecerle cómica la aparición del nombre Auld Licht impreso. Para ella, como para mí, ese diario debía tener pronto la fisonomia de una cara amiga. Ella acostumbraba encuadernar sus páginas con el amor que se pone en la costura de un ajuar infantil; pero, la verdad sea dicha, al leer ese primer articulo se sintió alarmada, y por temor a los comentarios de la gente del pueblo ocultó el diario a la mirada de todos. Por algún tiempo, mientras yo me enorgullecía pensando que ella estaria mostrando ese artículo y los que le siguieron a todos los que demostraban algún interés por mi, ella los había metido en realidad en una caja de cartón oculta bajo la escalera del desván. me pedia que le anunciara a vuelta de correo si se me pagaba lo mismo por estos artículos que por los verdaderos artículos. Cuando supo que se me pagaba mejor, se la vio reirse de nuevo, y sacar los recortes de su Por su hijo JAMES BARRIE Trad. de Ernesto Montenegro CAPÍTULO IV Un director de diario caja de cartón para una nueva lectura, y Pero ese hombre (el editor) no va a no hay para qué negar que llegó a la con pasar esto jamás: es pura bazofia. Mándaclusión de que el editor londinense era una selo por este mismo correo, te aconsejo; excelente persona, pero de mollera un poco tenemos que aprovechar al editor mientras reblandecida.
le dure el apetito. nadie puede hacernos Después de enviar aquel primer boceto cargos por ello. no te parece? El publica pensé haber agotado el tema, pero nuestro estas cosas por su santa voluntad, y por lo editor escribió pidiendo más de lo mismo; tanto, la culpa es suya. Pero estoy que caasí que le envié una boda, y la aceptó; lue si no me llega la camisa al cuerpo. Si algo le mandé un entierro y también lo acep guien en Londres lee esas cosas, estamos tó, y realmente la cosa mostróse como si le perdidos.
tuviéramos en el saco. Mi madre andaba me consultaba acerca de si seria conveahora, en respuesta a mis ansiadas cartas, niente mandarle una torta, con lo cual se tirando las medias que zurcia en su regazo, proponía arteramente asegurarse su buena para consagrarse a la literaturas; estrujávoluntad. Por este tiempo, si bien mi madre base la memoria a ruegos mios, en busca y yo estábamos separados por centenares de recuerdos que pudieran servir a mis ar de millas, podia habersenos visto cambiando ticulos, y ésos se los dictaba ella a mis saludos con la mano y gritándonos viva!
hermanas. Cómo me parecía oirle decir en Podéis también imaginaros al editor sentado tre líneas: en su oficina, pensando que su proceder era el de un hábil hombre de negocios, e inconsciente de que allá en el Norte habia El editor del Rep. Am. advierte: una viejecita que se reia tanto a su costa que en lo sucesivo no publicará que con dificultad podia pelar las papas.
artículo alguno de escritor costaCuando pude volver a visitar a mi madre, rricense que no esté destinado ex los escaños del parque no aparecian ya tan clusivamente al semanario.
amenazadores en nuestros mapas de LonYa se agotó la benevolencia del dres. Allí estaban, sin embargo, y ella tuvo editor ante esta actitud de subal que hacer un esfuerzo para juntar el valor ternidad en que suelen colocar al necesario y dejarme ir. Ella desconfiaba de Rep. Am. algunos de los que aqul un cambio de suerte, y quién podria ase.
suelen escribir para el público. gurar si el editor continuaria sus bondades?
somos, o no somos.
Acaso cuando me viera.
Por lo demás, convendría podar Parecía temer mucho la impresión que impaciencias de publicidad. Una daría mi persona, y esto, le observaba yo, congoja más que añadir a las mu quería decir que o mi apariencia o mis machas que la vida trae consigo!
neras no le parecian buenas.
Hasta podrla definirse la función No, lo que ella queria significar era que social de una generación de buenos yo tenia el aspecto tan joven, y. esto poescritores costarricenses en un sema dria contrariarle, porque no escribia yo nario como e Rep. Am. y as crearse personificando a un viejo?
lectores copiosos. así también se. Pero si él sabe mi edad, madre!
contribuirla a sostener un órgano de Me alegro que así sea, pero, iquién saopinión independiente: a consolidar be si no le caerás bien cuando te vea!
una empresa editorial, ahora como. Ah, quiere decir que son mis maneras, antes, de tan limitados recursos como entonces!
la del Rep. Am. Yo no he dicho tal cosa, pero.
Hay para rato, si siguiéramos ha Aqui terciaba la voz de mi hermana: blando de esto. Al fin de cuentas, lo que hay es que ella se figura que nadie tiene maneras como ella. Te atreverás a negarlo, mujer vana. Secta protestante de Escocia.
Omar Dengo (Elegla)
Rompan las Planideras las cántaras del llanto; habia tanto espiritu entre su carne; habia den todas las campanas su más profunda voz.
tanto de Dios dentro de su cuerpo mortal, La Noche ponga el gajo sombrio de su manto que al fin, hombre deifico, rompió la carne un dia y todo esté en silencio, porque hoy ha muerto un dios!
y fue rumbo a los cielos, a vivir su ideal.
Un dios por lo que habia de luz sobre su frente, un dios por lo que había en su serenidad, por su sonrisa honda, por su actitud valiente Cuando reencarne un dia de ser grande y ser noble dentro de su humildad.
y esté sobre la tierra nuestro querido Omar, con qué inmensa alegria Omar hizo el milagro de alcanzar en la vida va a ver que la obra suya pudo fructificar!
con el esfuerzo propio la mayor perfección: La Virtud, La Cultura, ésas fueron su egida, Mañana ha de coloernos, como las primaveras.
y el Carácter Invicto fue su mejor blasón.
ungido de lo Alto para darnos SU VOZ.
y habrá un renuevo en todas las viejas sementeras Pero fue tal su ensueño, tanta fue su pureza, y no se irá ya nunca Omar, el joven dios!
tan sutil el aliento que animó su emoción, fue tan alta la idea que alumbró en su cabeza Rogelio Sotela y tan celeste el ritmo que hubo en su corazón, San José, Noviembre 18 de 1928. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica