242 REPERTORIO AMERICANO a las tentaciones que de todas los trabajadores también es ge comandanta, mas aquel hombre ñores, maniatados en sus viejos partes habían de asediarlo? nerosa la fortuna. La naturaleza feroz amenaza con arrojarla a coches, su perfidia y la perdiCon profunda tristeza segui es pródiga en las regiones del la jauría de osos que él doma ción de su pueblo!
mos a la escritora cuando nos Leuven. Alimentan al lago las y mantiene por diversión. Gösta Prevenido Samz élius del presenta los hechos lógicos que corrientes dulces que bajan de se dispone a defenderla; la gra triunfo de su mujer, se apresta arrastraron a aquel hombre a las montañas ferruginosas y titud se lo ordena; todo se lo a atacar a la adultera y a sus la caida definitiva. La inter sobra el riego para refrescar debe a ella; pero Sintram, el servidores con la jauria de osos.
vención de «una mala compa las llanuras esmeraldinas, res cizañero, le sopla al oído uno Para evitar a los paisanos tañia, el camarada Christian guardadas por los majestuosos de sus tremendos embustes. mano peligro y una pelea desBergh, atrae sobre él la des bosques de pinos. La mano del Gösta, acometido de improviso igual, la comandanta les ordena gracia. Falto de carácter, se hombre centuplica las riquezas de una increible cobardía, per retirarse y ella se interna en deja vencer por la fatalidad y naturales. Abunda la semilla y manece indeferente. Malvados! la selva sombria.
abandona para siempre el pres recógese buena cosecha. El trigo Vivieron de los dones de esa biterio.
Libres otra vez los caballeros, abastece sin cesar los molinos. valiente mujer, y ahora timora«Esto sucedía allá por 1820, Las minas de hierro son inagoalaban a la comandanta. Qué tos y cobardes la abandonan.
en un municipio apartado del tables y las herrerias no apagan mujer! No hay otra igual. Qué Christian Bergh se arroja a sus más querrían ellos que obedeVermland occidental. Fue la jamás sus fraguas.
pies y sollozando le pide per cerla y adorarla. Pero por qué primera desdicha que afligió a La comandanta es reina, es dón. Sin más apoyo que la dé ha hecho ese pacto siniestro Gösta Berling; no había de ser madre, es hermana, es amiga, bil compasión de las mujeres, con el diablo, y se propone la última; pues los seres pusi según convenga al bien de los por primera vez abate a la comandar al infierno las almas de Jamines encuentran la vida dura demás. Pero por qué esos ca mandanta el castigo de su pelos caballeros?
y no soportan el látigo ni las balleros son sus preferidos? La cado y la maldición de la madre Bien claro vemos la ficción espuelas. Al primer aguijón del ociosidad y el despilfarro lle ante quien se sublevó con rende que echa mano la escritora: dolor, se extravian por sendas nan los dias de esos señores; cor maligno, cuando quiso inlos caudales mal empleados son tortuosas que los llevan al prelas orgias sus noches. No tra terponerse en sus relaciones fuente de corrupción y la vida cipicio. En cuanto la ruta es bajan los caballeros; la fortuna delictuosas con Altringer.
inmoral es un infierno.
pedregosa y el viaje penoso, les sonrie; apuran deleites y No obstante, fué grande en La policia se ha visto oblino encuentran otra solución que amores. Todo lo puede la musu caida. No se le vió nunca gada a detener a la comandanta, arrojar la carga y correr loca jer magnanima que los protege.
abandonanrse a la desespera perseguida por Samzélius. Es mente. El lago, la montaña y la ción. El amor de su juventud el de marzo; el magistrado Gösta, convertido en mendigo, llanura formaban, antes como bullía aún en su vejez. No te Sharling celebra su onomástico tan harapiento como vicioso, ahora, uno de los más bellos mió recorrer el país con el y muchas gentes avanzan por atraviesa la selva, recorre los paisajes, y, como hoy, el pueblo saco y el bastón de los pordio las inmediaciones de Brobú. Encaminos. consecuencia de una era vigoroso, inteligente y tra seros. Se apiadaba únicamente tre los invitados está la joven vil acción la existencia se le bajador; ha elevado a muy alto de sus paisanos, de la incon Elisabeth, esposa del conde hace insoportable. Va a caer nivel su condición; se ha ins ciencia de sus huéspedes: se Henrik. Al entrar ha notado la en el suicidio, cuando aparece truído. Dios lo conserve! afligía por todos aquellos que presencia de la prisionera en la comandanta para salvarlo. Aquel año, como otros, la habia protegido, alimentado y una sala baja. Tierna y compa«¿Eres tú Gösta Berling, el fiesta de Noel, delicia de los sostenido. El comandante Sam siva, la condesa dirige reprosacerdote insensato. Quedóse niños y regocijo de los mayo zélius dejó Ekebú y se fué a ches a la esposa del magistrado.
él inmóvil. Yo soy la coman res, se realizó a orillas del habitar el dominio de su pro. No es por mi gusto replica danta de Ekebú. Leuven; en su ambiente satu piedad en Sioe, próximo a Ekebú. la señora Sharling que se baila Hubo en un tiempo una joven rado de religión en el presbi Bien pronto la desgracia de en mi casa mientras ella está bella y pura, Margarita Celsing, terio, de sencillez en la cabaña, la comandanta hiere a sus pro encerrada aquí. Estaba en novia del joven Altringer. Ahora de caridad en el palacio. Sola motores y flagela a todos los Karlstad; pero ahora pasará a es Margarita Samzélius, espo mente en la mansión de los habitantes de Vermland. Victi juicio y nos la han traido. No sa del comandante Samzélius. caballeros de Ekebú la fiesta mas del amor por Gösta, su podemos ponerla en el sucio Cuando Altringer fue un hom de Noel se profanó con el sa cumben jóvenes inocentes. Las calabozo del pueblo, yo le he bre mayor, se hizo poderoso y crilegio y la orgia. Sintram, el intrigas de Sintram siembran abierto esa pieza. Le habría todos sus bienes fueron para diablo en persona, que espiaba la discordia en los hogares. Al dado mi salón, condesa, si no Margarita. Al morir la dejó a las gentes y buscaba el mo correr de los dias ociosos, los hubieran venido estas gentes.
dueña de las siete herrerías de mento propicio para inducirlas arados, los molinos y las fra Usted la conoce apenas; ella Ekebú. Margarita Celsing no al mal, con raro poder de su guas, sin el estímulo de su in ha sido como una madre y una existe. Háse mudado en coman gestión, hizo olvidar a los ca teligente ama, van deteniéndose. reina para todos nosotros. Qué danta de Ekebú. Piensas acaso balleros que el honor era el Os mostraré algo curioso, pensará al vernos bailar, saque si yo fuera un ser vivo, y lema de la cofradía y los indujo caballero Gösta, dijo un día biéndola sumida en tan espante viera así, miserable, alimen a caer en la más terrible suBendix, el administrador de la tosa desventura? Por suerte, tando ideas de suicidio, no te perstición contra la comandanherrería de Elgfors.
pocas personas sospechan su habría hecho desistir fácilmente? ta, arrastrándolos a una inauY abriendo un cajón, tomo presencia Encontraría lágrimas y ruegos dita perversidad: en la célebre un puñado de limas de acero, La comandanta, en la pieza que trastornarían tu ánimo. Pero y tradicional cena de Noel, que le servía de prisión, camiestoy muerta: Dios lo sabe. que aquella presidía, Christian. No adivináis dónde las he naba de un lado a otro, sin ¿No has oído hablar de la bella Bergh, en presencia de todos hallado. agregó, con el rostro prestar atención a nada. La Margarita Celsing. Las exhor enrostró a la comandanta el sombrio, mirando al de Ekebú. pobre mujer imaginaba un largo taciones severas de la coman delito de adulterio que manY bien; las he encontrado en viaje: le parecia estar ya en danta no convencen a Gösta; chaba su conciencia. Perfidos la boca de una rata muerta. camino hacia la región donde entonces ella le relata su his fueron esa noche los caballeros Llevaba estas limas en lugar habitaba su madre, allá arriba, toria y le promete un sitio en al cerrar sus corazones a la de dientes. Comprenderéis que en los bosques de Elfdalen.
Ekebu: será caballero de Ekebú. gratitud! Altiva y valiente, la con semejantes dientes esos Cuenta la madre más de ochenta Extraña personificación del comandanta soporta la acusaanimalejos pueden roer el y dos años de edad y puede hierro!
bien y del mal es esta mujerción y confiésase culpable.
morir de un momento a otro.
que gobierna a todos. En ella ¿Quién la amará menos por ese ¿Dónde se encontraría una La comandanta también ha se compendian el poder, la in pecado que cometió impulsada figura que expresara más a lo envejecido: sus cabellos han rateligencia y la justicia. Sin em por causas bien ajenas a sus vivo la ruina consiguiente a la leado y mechones blancos esbargo, hay un secreto en su buenas tendencias. Quién le ociosidad. Cuando el trabajo capan de las trenzas. Tiene el vida que autoriza a Sintram, el vantará la voz o la mano sobre se detiene, las ratas se arman semblante fatigado. Los vestimás temible de los personajes ella, la generosa amiga, la infacon dientes de finas limas! dos rotos. Sin embargo, conde la leyenda, a asegurar que tigable ama?
No le importan a la coman serva la dignidad de la poderosa la comandanta le ha vendido el Más infame que todos, el danta sus bienes; para ella basta ama de Ekebú, de la más rica alma a él, en quién está encar comandante Samzélius, que a un mendrugo de pan. Pero sus dama de Vermland, e inspira nado Satanás, Sintram no tiene sabiendas gozo de los bienes gentes. Su pueblo! Intenta sal tanto respeto como piedad. La vicios, pero desparrama la ci mal adquiridos, finge ahora ha varlo y ayudada por labradores condesa Elisabeth se ha hecho zaña y se recrea en el mal ber ignorado la falta de su y obreros, acude a Ekebú para conducir a su presencia. No ajeno mujer; hinchado de vanidad la arrojar a los caballeros. So olvidará jamás esos ojos hunLa comandanta es algo asi expulsa de su presencia y de berbia está la comandanta con didos y sombreados por grancomo la fortuna. Vuelca a ma esos dominios que no le perte el hachón encendido prendiendo des ojeras; ojos de mirada fija, nos llenas sus dineros en los necen a él sino a ella. El juez fuego a las prostituídas riquezas en los que vacila la razón y en bolsillos de la rara cofradia de de Monkerud y el pastor de del palacio maldito y enros el fondo de cuyas pupilas se los caballeros de Ekebú. Para Bro interceden para salvar a la trando a cada uno de esos se enciende un destello salvaje.
muy finas. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica