REPERTORIO AMERICANO 185 НЕ.
un modernísimo y arcaico, tan pronto trágica, como lírica, como humorística, y esencialmente dramática en todo momento; ella nos ofrece todos los registros, desde el plástico en toda su gama al puramente musical. Como creador de imágenes y capacidad para expresar en metafora la sensación y el sentimiento de las cosas, puede asegurarse que no tiene más par, y éste en prosa aunque en esa prosa pura, gemela de la pura poesía y que es como la poesía de la prosa. que Gabriel Miró.
El procedimiento empleado es, por por otra parte, análogo, consistente en la trasposición del sensorio: las sensaciones de un sentido expresadas por el verbalismo de otro y las puramente psíquicas o inmateriales trasladadas a la pauta sensorial. Puestos a citar, se querría citar los diez y ocho romances en entero, y la elección se hace escabrosa; pero he aquí, no obstante, algunos ejemplos, que seguramente bastarán a suscitar la apetencia del lector.
Véase, por ejemplo, como modelo de imagen concreta, en la que se han hecho plástica todas las sugestiones dramáticas del momento, y repárese especialmente en la admirable trasposición de los dos primeros versos: aquí que Federico García Lorca Los Romances gitanos ha publicado, jal fin. sus Romande Federico García Lorca ces gitanos. Un tomito de 140 páginas, diez y ocho romances, poco más de mil versos y. Sus amigos, ya hace tiempo lo sabíamos: pero ahora ya todos los demás podrán también saberlo, y tanto peor para ellos si no se enteran: España tiene de nuevo gran poeta, el poeta que le faltaba desde que Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez enmudecieran. más aún y más raro que un gran poeta, un poeta puro. He aquí, al fin, poesía en lugar de versos. la poesía más auténtica y más nueva y más libre que puede imaginarse, subrayadas aún la novedad y la libertad por este cauce arcaico y rígido del romance; metro y forma singularmente falaces, que si por su ancestral seducción rítmica consiguen hacer acepta al oído, ya que no al espíritu, mucha poesía trillada, aumentan, en cambio, las dificultades de renovación García Lorca, y personalizaeión, hasta hacerlas casi por Angeles Ortiz parecer imposibles. Pero al verdadero poeta nada hay imposible, y así, de la forma poética más manida y poa la vez cristalino y nebuloso a que pular y anónima Federico García Lorca ha logrado forjarse el instrumento de nos trasporta la música. En segundo lugar, porque pocas poesías encontraexpresión lírica más personal y sinremos tan ricas y multiformes y vigular que haya aparecido en castellano tales, todo ello no obstante su parvedad, desde la gran reforma de Darío.
Es difícil definir y precisar el cony aquí tenemos ya, en el umbral de su análisis, una de las virtudes sutenido de toda verdadera poesía, ya que su esencia más intima, su genuino gitanos: una maravillosa concisión, la premas de esta poesia de los Romances secreto, su condición más primordial poesía menos discursiva y más cony entrañable, es precisamente ese elecentrada de cuantas puedan hallarse, mento ambiguo y vago y misterioso, una gran abundancia interior, pero irreductible a palabras, realmente ineun laconismo externo incomparable: fable, inaprehensible, huidizo, que esuna verdadera cristalización lírica, en capa a toda operación del raciocinio suma. Emparejada con ésta, otra virtud y, fuera de toda preceptiva, se entreesencial de gran poesía: una perfecta ga a la sola intuición. Este elemento arbitrariedad, la arbitrariedad ultrade misterio, de inefabilidad, es inserreal de una verdadera imaginación parable de toda poesía pura (el pri poética. vificándola íntegramente un mitivo concepto, en fin de cuentas, latido constante de cosa viva, de madel vates. los poetas de la nueva teria diríase que candencia, en lírica lo han comprendido perfecta continua fusión y plasticidad, en pemente cuando han pretendido liberrenne transformación y metamorfosis.
tarla, al par que de todas las ataduras En este sentido, ningún molde menos de la forma, de todas las trabas de la lógica, hacinando tinieblas y jero gitanos, que viven en un perpetuo desinflexible que el de estos Romances glíficos; pero, jay. que no es Esfinge doblamiento, sin más pauta que la el que quiere, ni hay que confundir de la de la libre fantasía, ni poesía el enigma con los acertijos y charadas más calidoscópica que ésta. Las imáde la mesa revuelta. Para producir genes más varias y aun encontradas esta sensación de misterio inherente se suceden vertiginosamente; todos los a la verdadera poesía no bastan los elementos poéticos hasta ahora disoesfuerzos del ingenio, por extremado ciados se asocian aquí, y se alternau que este sea, y sólo el sentimiento del o funden con una arbitrariedad de poeta genuino será capaz de infungracia infalible. Muy antigua y muy dirlo y suscitarlo.
moderna, sin proponerse ni una cosa Así, es sumamente arduo hablar ni otra, no sé de poesía, dentro de de esta poesía de Federico García su concisión, más diversa, ni de hoLorca; en primer lugar, por ser lo rizonte con más ecos y en que hamejor de ella, como de toda verdadera blen más voces. la vez popular y poesía, esa sensación última, total, de erudita (con una utilización de los indefinible, de misterio, de mundo ins motivos populares en la que conventintivo e inconcreto; ese mismo mundo drá detenerse. de acento a la vez El jinete se acercaba tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían, bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas y los ojos entornados.
Véase otro ejemplo magnífico de trasposición sensorial: Las piquetas de los gallos cavan buscando la aurora.
De sensación compuesta, plasmada también en imagen compuesta, visual y táctil (es de noche y junto al río. en Sus muslos se me escapaban como peces sorprendidos; la mitad llenos de lumbre, la mitad llenos de frío.
Como ejemplo de imagen infantil y popular, magnífica de expresividad y de evocación, en el romance Reyerta: El toro de la reyerta se sube por las paredes.
o bien, en un pasaje humorístico: La virgen cura a los niños con salivilla de estrella. mejor aún, como reminiscencia de los limbos infantiles, y repentinamente usadas al modo musical, en el Romance sonámbulo, al final, cuando después de la evocación dramática del Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica