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REPERTORIO AMERICANO 285 del peruano Alberto Guillén, en los que este poeta y escritor de vanguardia nos da un arte sobrio y una regocijada filosofía a pequeñas dosis, que nos lo presentan como un fuerte filón de la veta incaica. Ya habíamos admirado su estilo ameno, vital, de sorprendente movimiento, en La Linterna de Diógenes, y sus cuentos, pero es ahora cuando le tengo más próximo, en estos libros que me llegaron desde hace algunos meses y que sólo ahora puedo anotar en esta rápida ojeada bibliográfica.
El colombiano Luis Tablanca editó en Bogotá el año pasado su primera novela, Tierra Encantada, de la que se ha hecho ya una segunda edición. Costumbrismo de buena ley hay en ella, y ese estilo fresco del Tablanca de los Cuentos Sencillos. Su novela ha tenido apreciables loas y la consagración de algunas voces indignadas, en la tierra escenario de la farsa. Pero Tablanca no ha puesto en ridículo su ciudad.
Apenas ha hecho la pintura de ella, con cariño de poeta ya maduro que recuerda los luga verend, médico de cabecera de res donde rió su infancia. Tie Bolívar, que este no murió, corra Encantada pudiera ser la mo hasta ahora se ha creido, novela de todas nuestras ciu de tuberculosis pulmonar, sino dades coloniales, llenas de pre intoxicado, por cantaridismo.
juicios, de fanatismos, de intran Méndez, además, hace preceder sigencias, y esto acentúa su su notable recopilación de un colorido y su valor documental.
ensayo histórico, suyo, sobre las últimas etapas de aquella gran En campo diametralmente vida.
opuesto han obtenido éxito también, en Colombia, recientemen El segundo de estos libros te, los dos libros El ocaso de Bo abraza la historia del Magdalivar y Anales del Magdalena, de lena desde 1498 hasta 1810, époJosé Ignacio Méndez y el Dr. ca de la independencia del pais.
Manuel Lanao, respectiva Llama la atención por lo ordemente. El primero recoge con nado del plan, claro y conciso, acierto todos los documentos lo que facilita y hace agradable relativos a los últimos días y la y provechosa la lectura. El Dr.
muerte del Libertador. Docu Lanao no viene nuevo a estas mentos de la época y contem actividades. Con el Dr. Florenporáneos, entre éstos el curioso tino Goenaga comparte en la estudio de Eduardo Urueta, mé tranquila ciudad atlántica una dico, quien deduce del detenido vida de estudio que ha produexamen del diario del Dr. Re cido laudables frutos.
Al lado de estas obras leo ahora Los Epigramas de Carlos Díaz Dufoo, hijo, libro de horas de graves ya veces peligrosas meditaciones, que suma un valor nuevo a la rica bibliografia azteca. Díaz Dufoo arde también en el delirio sintético que nos han traido los aires de la guerra, y, a decir la verdad, en algunos de sus pensares incurre, como Max Jacob, en tenebrosas oscuridades. Otra cosa. Por qué Epigramas? Fué la palabra que tuve cuando lei el libro, ofrecido en nombre del autor por el secretario de la Legación de México, que también es un escritor. Castañeda Aragón cierro estos apuntes de hoy con el libro singular El viajero en el vértice, de germán lizt arzubide, que pertenece al movimiento denominado estridentismo, en México, al que corresponden firmas como las de Maples Arce, Arqueles Vela y otros.
El viajero en el vértice tiene poemas de una gran sensación.
Quédanme por marginar algunos otros libros recibidos. Lo que será en próxima vez.
Heredia, Costa Rica.
Abril de 1928.
NOTA DEL EDITOR. Castañeda Aragón, cuyo viaje a Lima estaba ya anunciado, demorará unos días más en Costa Rica, por haber la compañía naval cambiado el itinerario del vapor que debía conducirlo.
Palabras de Goethe La obra necesaria De La Libertad. Madrid.
GOET OETHE me atrae cada día más. La lectura de sus obras me seduce. de ellas, entre todas, es mi favorita Fausto. Entre todos los grandes escritores cuyas obras consulto y frecuento, no hay ninguno, ni el propio Shakespeare, que me induzca a la reflexión como el poeta alemán.
En esta época de universales angustias, de completa anarquía espiritual, de humana desesperanza, al ver en monstruosa confusión, en impio revoltijo, los valores más altos con las más deleznables futezas; en pleno triunfo la filosofía de la frivolidad y el arte de cominear, a diario recuerdo aquellas palabras, de inesuperable acierto, que Goethe estampó en el Fausto al escribir: ciado. Desgraciado! Con tu puño destructor has roto el cielo hermoso: éste tiembla y cae a pedazos. Poderoso hijo de la Tierra, ireedifica aún más espléndido ese mundo divino; pero reconstrúyelo en el fondo de tu corazón. En el mundo político, universalmente, han sido despedazados los ideales de libertad y de racionalidad, para caer en la sima de la esclavitud y de la animalidad, donde el principio de la violencia, mejor diríamos, el hecho de la violencia, triunfa y se impone.
Como si nos encontrásemos en un trance histórico de obligada liquidación de todos los valores morales que sirvieron de base a la sociedad civil desde el día en que el Cristianismo, recogiendo las voces más bellas y armoniosas que habían sonado en Atenas, preparó los fundamentos del mundo moderno. vemos desdeñados los ideales, negadas las doctrinas, escarnecidos los sistemas que arrancan del gran principio liberal, de la dignidad humana.
Si no creemos en la posibilidad de que el hombre reedifique ese mundo espiritual, reflejo del mundo divino, haciendo que la reconstrucción arranque de su conciencia, de su corazón, de su inteligencia, abandonémonos al acaso, sin afanes ni anhelos, muerta la voluntad, como leños arrastrados por las corrientes del destino hacia el mar del misterio y de la nada.
Si aún conservamos fe en nosotros mismos, si aún creemos en que la luz de esas pequeñas luces que rutilan en la bóveda de nuestra inteligencia, las ideas, son algo y merecen alguna estima, reanudemos es labor reconstructora para levantar más perfecto, más sólido, más bello, el nuevo templo civil de la Libertad.
Si no queremos renegar de Dios, si no deseamos volver a la vida cavernaria, proclamemos el principio, viviendo y procediendo conforme a EI, de que la obra del hombre es necesaria y perfectible, que aunque no está dado el modelo, la norma ni la pauta a que hayamos de sujetarnos para realizarla, tiene su razón, su existencia y su valor superiores, que no pueden desmerecer por las contingencias del tiempo ni por la ceguiera de unos hombres o de una generación Si el nombre, al escrutarse a si mismo y llegar en este esfuerzo introspectivo al fondo de su conciencia, no encuentra la razón y la necesidad de estos esfuerzos por mejorar la sociedad y hacer más amable y más justa la vida, lancémonos todos al desenfreno, guiados por las pasiones, dejando que reine como soberano el instinto, y que el más fuerte materialmente esclavice al débil y se erija en supremo soberano.
Un día, Emilio Boutroux, estudiando el gran problema de la Ciencia y de la Religión, combatiendo el positivismo comtiano, decía. La fe en la realidad superior de un objeto ideal, irreductible a todo lo dado, pero susceptible, sin embargo, de imprimir su huella en lo real, ha producido los héroes que con razón honra Augusto Comte. Weh. Weh!
Du hast sie zerstört Die Schöne Welt Mit mächtiger Faust; Sie stürzt, sie zerfällt!
Mächtiger Der Erdensöhne Prächtiger Baue sie wieder, In deinem Busen baue sie auf.
Que en castellano, a prosa vertido, viene a decir. Desgra Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica