Violence

220 REPERTORIO AMERICANO Drake, mi perro Te llamé porque estabas en la actitud esbelta y yo me quedé solo de nuevo en tu presencia, de un galgo de Van Dyck fina pata, alba gola, como una cumbre aislada con un abismo abajo.
reenvidándome, tonto, con cartas dadas vuelta.
un amor que se te iba saltando por la cola.
Ya nada ha de poder substraerte a la sombra letárgica en que vives; cesó la maravilla Entraste algo cohibido y, frente a mí, un instante que te puso en contacto con lo que no se nombra.
tuviste la visión humana de lo humano, Vuelvo a ser, pobre amigo, tu viejo dios de arcilla comprendiendo el error ancestral y humillante de ver un dios en quien no era más que un hermano.
y tú vuelves a ser lo de antes, de igual modo que el labrador que rompe su sueño a la alborada, Una intuición tremenda te agobió la cabeza más feliz que los hombres, porque después de todo y, cual preso que torna a su habitual encierro, regresas a tu isla tras de la cual no hay nada.
te miraste las patas, como con la tristeza de quien se despertara transfigurado en perro.
Es verdad que pasaron sobre ti las estrellas sin que las admirases, pero tienes la suerte Ese rápido y neto relámpago, un segundo de no haberte espantado hasta gritar ante ellas te permitió franquear la milenaria puerta y de no haberte muerto hasta llegar la muerte.
que nos separa; empero por un segundo el mundo quitándose la máscara te mostró su faz cierta.
Pues tú, mucho más cuerdo que yo, cada mañana despiertas sin rencor como quien todo olvida, Fué un momento fugaz que puso nuestros seres y no afiebras tu noche con esta idea vana a igual altura, hermanos en lo desconocido, de que he jugado a un juego en que entrampé mi vida.
y esa gota de luz que te hizo ver lo que eres cayó en tu alma desierta y la embebió el olvido.
Ya pasó ese momento en que de cerca viste acaso mi destino; y no sé si es por miedo Poco después volviste a tu opaca inconsciencia, que has vuelto a tu lugar y te acostaste, triste, cuando algo pasajero y trivial te distrajo, joh amigo cuyo nombre es el chasquear del dedo!
Ezequiel Martinez Estrada (La Nacion. Buenos Aires. Lo que hizo el mozo debe repararlo el hombre, El testimonio de Ibsen Fragmentos de los Dramas de Enrique Ibsen, según la traducción de Pérez Bances. Tomos 233, 235, 236 y 255 de la BIBLIOTECA CLÁSICA. Libreria de los Sucs. de Hernando. Madrid.
De las dificultades no han de sacarnos lágrimas y quejas femeniles. Para ello son precisos valor y fuerza varoniles.
Si has hecho las paces con el, habrá que mantener la promesa.
Si encierras una águila en una jaula, mordera siempre los barrotes, sin importarle que sean de hierro o de oro.
tro propio pecho. La felicidad es del que se siente bastante fuerte para osar la lucha con las Normas. y eso quiero yo hacer.
Un halcón joven no se encuentra a gusto entre barras de hierro.
La vida depende de la fortuna. Venga lo que quiera, pero prefiero la muerte a salvar la vida por un acomodo cobarde. Una mujer, una mujer. Nadie sabe de lo que una mujer es capaz. Dices que había sido esquiva y silenciosa contigo. Pero qué otra cosa puede hacer una mujer? Si te hubiera manifestado mi amor hubiese sido indigna de ti. de mi conducta no doy cuenta a nadie más que a Dios y a mi misma.
Nadie puede hacer demasiado por un fiel amigo.
Se obra a veces irracionalmente cuando se ama a un ser sobre todo.
No es así como habla tu corazón. No olvides que la has tenido bajo tu techo.
El varón ha de obrar con ánimo y con violencia.
Una mujer es lo más poderoso que hay en el mundo, y en su mano está llevar al hombre donde el Señor quiere que vaya.
Él mismo ha de ser su mejor vengador; su recuerdo no abandonará ya más.
me La dicha bien vale una gran acción.
Días malos engendran malos pensamientos Una conciencia limpia es una almohada blanda, como sabéis.
nunca en El héroe necesita una mujer de noble orgullo y elevados pensamientos. Adiós, valiente hijo mío! Compórtate bien, de modo que me hagas honor. No has de hablar vano, pero lo que digas haz que sea cortante como el filo de una espada. Mientras te traten bien sé amable; mas en cuanto se te moleste, no calles. No bebas más de lo que puedas soportar. Pero no rechaces la copa mientras se te ofrezca con medida, para que no te tomen por afeminado.
Vé y aconseja a tu padre para que realice con honor la empresa.
Sí, sí. Pero animo femenino es un cimiento inseguro. debías obrar con precaución. La voluntad humana puede hacer muchas cosas; pero los grandes hechos los regula el Destino. Eso nos ocurrió a nosotros dos. Puede ser; malas Normas reinan sobre la tierra; pero su poder es pequeño cuando no encuentran auxiliares en nuesEl hombre debe dar a su fiel amigo todo cuanto posea. todo, menos la mujer a quien ama; pues al hacerlo rasga el secreto tejido de las Normas, y quedan dos vidas aniquiladas. Los guerreros del Norte)
No le odies. Si hay compasión en tu alma, perdónale.
Créeme: lleva el castigo en su propio pecho.
El hombre que ama estima en mucho la vida. La señora Inger de Ostrot. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica