REPERTORIO AMERICANO 259 nota de con la temperatura, que también señala sin escrúpulos nos enseño a ser sobrios exigia del poema, de la novela o del draOrtega la comprensión de la naturaleza en la vida y continentes.
ma, el romantico la exije del ciudadano, del y el conocimiento literario del yo que, has Las cosas del arte y de la vida andan lector pero nunca del artista.
ta hace un siglo, había sido únicamente siempre jugando a la balanza. El equilibrio La Rochefoucauld habla, en alguna de sus campo de investigación para el filósofo. El exige que unas decaigan para que otras pros Máximas, de esas lágrimas que nos engaConócete a ti mismo de la antigüedad ha peren. Así, al ideal de los clásicos modes nan a nosotros mismos, después de había quedado, para la literatura, en calidad to en la obra y desbocado, insaciable, en ber engañado a los demás. La flaqueza de de continente por descubrir. En tanto que la vida el romanticismo opuso el suyo: más los románticos consistió en haber llorado Descartes lo aprovechaba para la filosofia, ambicioso en la obra de arte que en la ac casi siempre de este modo ficticio y haber se necesito de la invasión desordenada de ción, más preocupado de decir que de ha puesto su orgullo en engañarse con su los románticos para apreciar los tesoros cer. La sobriedad que el escritor clásico propia ficción.
que el arte podia aún obtener de él. De la importancia del yo, es decir, del temperaJaime Torres Bodet mento individual del escritor está vacia casi toda la literatura anterior a la romántica.
México Naturalmente, esto no quiere decir que los temperamentos no existieran. Qué otra cosa son La Fontaine o Góngora, para no citar sino los ejemplos propuestos con maMargarita Ogilvy yor parcialidad por la memoria? Pero el yo que interpretaron estaba por encima de ellos. Les era ajeno. Uno era el artista, Por su hijo otro el hombre. El Romanticismo intentó precisamente fundir los términos de esta JAMES BARRIE injusta antinomia. Acaso lo haya logrado con exceso en un grado superior al que el gusTraducción y Prólogo de Ernesto Montenegro to quisiera. Más de una página lirica en que el artista se contamino de las malas Prólogo pasiones del hombre, nos hace suspirar por la augusta soledad del poeta clásico. Pero la impaciencia de la primera impresión no EL acento a un tiempo mismo vi nuestras horas de nostalgia y desaril y tierno de la literatura inglesa, liento.
un fondo de honradez bajo ese artificio. Es lo sencillo y profundo de su forma, El escritor experimentado ha malo que el artista se apesadumbre de la oscura gravidez del hombre, pero acaso peor junto con la espiritualidad familiar admirar en Margarita Ogilvy el fino que el hombre no sostenga ninguna solida de su inspiración, se hallan fundidos tacto con que el autor ha evitado el ridad con el artista, que no se sienta com en esta pequeña obra maestra del peligro constante de la ramploneria prometido con él.
dramaturgo y novelista James Ba en el desarrollo de un asunto como Se ha negado curiosidad creadora a los éste, al igual que ha rrie. Esta traducción, publicada en de románticos. Se les ha juzgado como a los apreciar la 1925 en el diario La Nación de Bue justa pacificos herederos de una tradición demalo patético que se bossiado bien cultivada del espiritu. No obstan nos Aires, fué ante todo obra de queja en los comienzos entre sonrite, el personaje que ellos quisieron siempre amor, y como tal vuelve a aparecer sas, y que termina por alcanzar una representar fué el de la juventud inconforme y belicosa. El chaleco rojo del estreno de compartir su delicado tributo filial. nales de ciertas sinfonias de Beethoahora en busca de lectores capaces recóndita majestad, como en los jactaba de haber ceñido a la calvicie del Los españoles, y sobre todo los hisviejo diccionario, todo denunciaba en ellos esa afición por simular el hijo pródigo, depano shrasos, no sabemos Es fácil descubrir en la sensibilii de par el conceptismo sentimiento corramando en cada una de sus obras el sodad de Barrie un toque femenino, plo de un desierto, el espejismo de una mo ésta, sin caer o en el junto con la frescura juguetona o en estra Peter Pan, por lo demás más o menos han podido hacerles los modernos es la de falta de pone ponderación nos los arrebatarles este prestigio de innovadores, presente en todo artista, así como sem e. xtremos de lo sentándolos en los sillones de su burgueal cinismo más es fácil notar que la vivacidad del sia. La facilidad, la facilidad cómoda y forzado, como que no es más que un ingenio materno revela la fuente de democrática fué el defecto de estos reburdo donde beldes.
bre nuestra que nos echamos SOincurable sensibleria.
mana esa chispeante ebullición del diálogo, esa prontitud en Hagámosles, al menos, justicia de haber Una obra como la de Barrie no réplica que da encanto inimitable a se atrevido a investigar, aún en los mo podia escribirse con acierto sino en ciertas páginas de The Little Minismentos en que era más peligroso hacerlo, lo que había debajo de una noble acción o de una hermosa melancolía. El análisis de Eurongos países del Norte de ter, de El Admirable Chrichton, y hace uno de de una tradición tan bien desbordar de humour las primeras nuestras pasiones, de nuestros vicios, que asentada, donde se hace una sana y cincuenta páginas de Mylady Nicoiniciaron en la novela no tiene ejemplo de ninguna época. Es cierto que no siempre lo vida de hogar laborioso, y tine. Es posible que los onde las normas literarias vienen emprendieron con la sobriedad inteligente jóvenes de nuestra América recogieque los modernos desearíamos, pero, entre acendrándose por siglos en la lectanta enfadosa lágrima ¡cuántas provincias tura cotidiana de la Biblia. En un provecho de conocimiento de la literatura inglesa, nuevas no descubrieron en los dominios del ambiente como ése, templado en la corazón humano! La historia de nuestra sensabilidad quedaria incompleta con la que el que pueden alcanzar de su de un puñado de ver imitación constante de los franceses, segregación del romanticismo. Amamos, dades fundamentales, en puesto que es sabido la novela odiamosvemos y oimos aún hoy de un llo que modo que no conoceriamos sin él. La ma ideas, en los sentimientos como en permanente tanto en las francesa, por ejemplo, es un producto yor parte de los paisajes que la vida conlas costumbres, el temporánea ha respetado en el mundo son autor nos lleva el sentimiento están hábilmente repriherencia suya. No sólo modificó nuestros como de la mano hasta la intimidad y en cambio se pone a contrigustos: cambió nuestras costumbres. El ve de su vivir, con ojo tan certero en el bución facultades tan trabajadas raneo, el balneario, el casino a la orilla del detalle, con y de tan refinadas la mar son sus inventos. Aproximándonos a inteligencia, que la naturaleza, no se satisfizo con enriquematices de la emoción, que uno vuel están por lo general fuera de nuescer nuestra imaginación. Hizo más: depuro ve a repasar su niñez, tro alcance, como no sea en su innuestra higiene. Hay que comparar la vida la imaginación a la familia dispersa, mediata exterioridad.
de los cortesanos de Luis XIX, descrita por Saint Simon, ahitos siempre y congesy a reconocer bajo las apariencias dos celtas, el autor de la tionados, con los sistemas dietéticos de de raza, de lengua y de época, a la Recherche du Temps perdu y el auahora para apreciar lo que el romanticismo figura de la Madre tal cual viene a tor de Ulysses, debe nuestro siglo que fué un siglo de gula, de sed espiritual visitarnos en nuestros sueños o en las obras que están ejerciendo la den cribir ya esto declamatorio, Buleva de los escritores ran algo más todo aqueque midos, tal sutil finura en los tan reunir en Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica