140 REPERTORIO AMERICANO coger un paisaje bello y verdadero no basta lo que vemos con los ojos. Los colores, los sonidos, el cielo lejano, el grito de las plantas resecadas, un arroyo que no se oye ni se ve, la risa de una mujer muerta, una canción que se cantó hace cien años, el dolor de las estatuas cogidas en la trampa del mármol: todo ello viene a constituir ese paisaje que es grato alimento del espíritu y orgasmo in valorable del artista. Los otros paisajes, los que se acostumbran por aquí, suelen conseguirse con diez por ciento de descuento en droguerías y almacenes. Tratando de componer mi cuadro he gastado horas y horas. Muchas noches el sol ha salido en mi cabeza, y después de cuatro o cinco vueltas que le he obligado a dar como hacen los equitadores con las bestias indómitas, ha ido a esconderse tras de una cordillera levantada en el cerebro, salpicando en su caída los árboles y el agua de un surtidor inteligente.
Trabajando horriblemente, malditamente, como una pesadilla condenada en el penal de un loco, he llegado a un resultado maravilloso; suprimi estos pabellones donde enseñan pintura y escultura, pues usted bien sabe que en los pueblos no se conocen los unos ni las otras; desarmé los bullosos tíosvivos y los arrojé a las tinieblas exteriores del desprecio; las estatuas fueron arrancadas de raiz y aventadas al camino oscuro del olvido. Después recorté la cabellera de los árboles ison tan altos estos eucaliptus y eran tan bajos los pinos del jardín de mi pueblo! Achiqué el estanque. Por último, con hondo dolor, destrui la bella asimetría de las éras para reemplazarla con los imbéciles rectángulos trazados por un idiota concejal.
Una tarde, hace ocho días u ocho años, no recuerdo bien, todo estaba listo para devolverme la hora que hace siglos vengo buscando. Hasta la sabana parecia haber arqueado el lomo en vaga parodia de unos Andes tras de los cuales se hundiría el sol después de representar su papel tántas veces ensayado. Llegó el momento pleno. Se sintió algo extraño y nunciativo, ese vago zumbido que en el silencio anuncia la hora que va a desgajarse y que es como un recuerdo anterior tengo que decirlo asi. Me miró con ojos dorados y suplicante y desfallecido, me del sonido que irá a morir ra prosiguió: rogó que lo dejara solo.
yando el aire ondulado. Mi alma En el instante preciso noté Hoy, después de cuatro días, se abrió como una flor gigan que el paisaje estaba incom lo he vuelto a ver. Llevaba en tesca de esas que atrapan los pleto, rebajado en su parte vi los ojos el mismo líquido dorainsectos zumbadores. Se hizo viente, falsificado por alguien do y alarmante de la pasada el abismo en ella. Todas las que se entretiene en deshacer ocasión. Estaba alegre, raracosas sintieron despertar esa lo que tan penosamente pre mente alegre. Su cuerpo emerfuerza dormida que las impele paro. Faltaba la bola blanca y gia de una onda de felicidad a caer. La música atenuada era juguetona del perro de Raquel. espesa. En su rostro, como en como el cuerpo astral de aquel sobraba ese inicuo, ese ca las que van a ser madres, habambuco untado de sol duro nalla fotógrafo que con la sucia bía extraños resplandores. Exaque andaba por las calles som máquina de instantáneas atra minaba los senderos, los árboles, nolentes. Llegó el instante. Ah, vesó la senda cortando el rayo el agua lenta. Traté de oculmaldición! Maldita mil veces de sol que venia directamente tarme para mejor mirarlo, pero aquella tarde enferma y podri a levantar en mi corazón el él vino rápido hasta mí y, como da. Maldita aquella hora pros cadáver de las palabras, que si largo rato hubiéramos estado tituta que tan hondamente me en la tarde lejana me dijo Ra conversando, me habló gozoso: burló. Malditas. quel. Maldito el perro que faltó Ya se van todos. Me han Crei que iba a caer muerto. y maldito el fotógrafo que sobró. obedecido presto. Cómoles agraLa palidez corría desesperada Maldita la hora podrida y mal dezco. Sólo tuve que resistir por su rostro, por sus manos. dita la tarde prostituta. Maldi dos atroces minutos de autosuRefuerzos de cólera le subían tos. Malditos.
gestión. Ello bastó. Ya se van.
atropellados hasta los ojos. El Se había roto nuevamente el Salen las niñeras idiotas. Salen pecho estertoraba horriblemen resorte de las palabras. sólo los militares fanfarrones y pinte como el de los asmáticos las maldiciones se atropellaban tados. Se van los agentes canque terminan. Intenté dominarlo, mecánicas en su boca contraída. sados. Se van los pobres novios consolarlo: Me dieron miedo sus ojos que hoy nada nuevo pudieron No se agite usted tanto. dorados y terribles. sus ma decirse ni palparse. Salen los Le hace daño enorme. Otro dia nos inquietas con vagas insi. oficinistas a quienes el encierro será más afortunado.
nuaciones de exterminio. Sentí de cuatro paredes hace correr. Maldita esa tarde; maldita dolor enorme al considerar la en busca de cielo y de aire.
esa hora; malditas prosiguió tortura de este pobre desgra Sólo quedan algunos estudianincansable, como si el mecanis ciado que iba buscando una tes empeñados en vaciar toda mo de las palabras se hubiera hora como quien busca una el alma dentro de los libros roto y ya sólo pudiera repetir moneda perdida. Traté de cal que les dieron para extraer eternamente esas maldiciones. marlo otra vez. Puse miel y espiritu. Mire usted. Todo se Al cabo descansó un poco. aceite en las palabras. Pero el alista conforme a mi gusto y deseo. Soy un gigantesco director de escena. Me rio del misero, y sanguinario Josué. Yo Un estante de obras escogidas no sólo detengo al sol sino que lo hago retroceder, avanEn la Administración del Repertorio Americano se venden las siguientes: zar, desviar. Las piedras, los árboles, el agua, las canciones Goethe: Memorias de mi vida. vols.
65. 00 muertas, los hombres presos en Dostoyevsky: Los endemoniados. vols. 50 el mármol: todo se mueve y se Le Sage: Historia de Gil Blas de Santillana. vols. 50 ordena al impulso de mi volunSilvio Pellico: Mis prisiones. 50 tad terrible. Ya se marcharon Hugo de Barbagelata: Una centuria literaria. Poetas los pabellones, llevándose de y prosistas uruguayos. 00 paso las estatuas y los estuJuan de Bonnefón: El Cantar de los Cantares que diantes. Los árboles están pertrata de Salomon. 00 fectamente recortados. El estanE. Renán: Páginas Escogidas (2 folletos. 00 que ha decrecido. Ese sol es Alberto Masferrer. Ensayo sobre el Destino. 50 el mismo que hace siglos se Leopardi: Parini. 00 escondió tras de los Andes y Tagore: Ejemplos. 00 muchas noches, ha nacido y Kahlil Gibrán: El loco 00 muerto dentro de mi cabeza.
Paul Geraldy: Tú y yo. 00 Oiga usted esa música, que Diez Canedo: Sala de retratos 00 llega desde muy lejos. Es el Magallanes Moure: Florilegio 00 bambuco olvidado, que ahora José María Chacón y Calvo: Hermanito menor. 00 surge ondulante y ronco en el Isaias Gamboa: Flores de otoño y otros poemas. 00 nudo de las tónicas mayores.
Alberto Masferrer: Uni vida en el cine. 00 Se largaron los fotógrafos. LleTagore: Jardinero de amor.
gó el perro blanco y redondo Omar Kheyyam: Rubayát. Trad. directa de Garcia de Raquel. Detrás viene ella.
Calderón. 00 Mirela usted. Es aquella, aqueSavitri, episodio del Mahabharata. 00 Ila ¡Raquel. Raquel. Luis López de Mesa: lola 00 Pero no grite usted tanto. Qué escándalo! Esa señorita Equivalencia: 4 oro am.
no es ninguna Raquel, ni cosa que se le parezca. Es una me1. 00 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica