Jorge VolioOmar Dengo

REPERTORIO AMERICANO 355 empresario cada vez más rico necesita ser presupuesto rebajado marca con letra indeel gobierno en el Brasil a fin de desarro leble el fracaso de los tanteos, la ignoranllar las enormes potencialidades de la na cia y la ineptitud, a la vez que la general ción. Como un desastre se veria en la decadencia de una época que tanto se paArgentina, en los Estados Unidos o en el rece a la agonía de las largas enfermedades.
Brasil, el hecho de que el presupuesto de egresos bajase año tras año. no se deja Es inútil tratar de convencer a quienes ria engañar alli nadie, con el sofisma pueril tienen interés en no ser convencidos, pero de las economias, como no se salva de la la nación que sufre y desespera debe redeclaración de quiebra el comerciante que cordar que posee recursos enormes que sólo despide sin pagar a sus dependientes. No esperan el trabajo honesto y la energia sé qué leyes económicas peculiares rigen inteligente para ser desarrolladas. La nanada más para la nación mexicana, las ción sabe que han de venir gobiernos que cuales nos permiten anotar y proclamar no tendrán ni tiempo de estar hablando de como un triunfo administrativo cada uno sus éxitos fingidos o reales, porque cuando de los recortes del presupuesto.
el éxito llega, por si solo habla con la eloSólo un criterio invertido puede empe cuencia de su realidad, con la evidencia de ñarse en ver rosado lo que es oscuro. Cada la abundancia.
José Vasconcelos Amigo y educador (Carta a Doña Teresa de Dengo, en Heredia. Nueva York, 19 de noviembre de 1928 gresado hace un momento y he estado llo(Media noche)
rando nuevamente en el baño. He visto el reloj y son las dos de la mañana. Pensé Mi querida Tere: llamar por teléfono a Torres, pero es muy Tengo a la vista un cablegrama de Oc tarde. Hoy vi a Torres y estuvimos convertavio que dice: Omar murió. El sobre lo sando precisamente de Omar, de su viaje abri hace más de una hora. Aunque fué re a los Estados Unidos en el invierno de 1915, cibido aqui a la y 35 el mensajero cuando vino a este pais y visitó en Concord, lo puso en un buzón equivocado, donde es la tumba de Emerson, otro espiritu de la tuvo algunas horas. Había estado esta noche misma estirpe que él. Me conto Torres que escribiendo en máquina a Octavio, y antes los había llevado a Sussex, a él y a Octavio, de acostarme resolvi salir a tomar el aire.
Al salir al zaguán vi un sobre en otro buzón, que reconoci ser un cablegrama. Lo saqué, vi que era para mí y estuve un rato con el 39 sobre en las manos, sin atreverme a abrirlo.
Cuando uno vive fuera de su tierra pasa EL CONGRESO CONSTITUCIONAL en continuo sobresalto y un cablegrama DE LA REPÚBLICA DE COSTA RICA presagia casi siempre una mala noticia. Lo abrí, lo leí y me quedé aturdido, sin atinar En atención a los eminentes servia hacer nada. Lo leí, lo releí y a pesar de cios prestados al país en el magisterio ser tan corto el despacho, me parecia que por el Profesor don Omar Dengo, esas dos palabras, Omar murió, no tenian quien dirigió con notable acierto y sentido. Por un instante me pareció que alta devoción cientifica y patriótica la había sufrido un lapso en la memoria. PerEscuela Normal de Costa Rica, di toda acción y permanecí largo rato reDECRETA: clinado a la pared. Luego hice un esfuerzo por incorporarme y de nuevo traté de darme Artículo único. Asignase a la viuda cuenta de lo que pasaba. Estaba yo en mi del Profesor don Omar Dengo Guejuicio? Hasta llegué a perder la noción de rrero, señora doña María Teresa Obredónde estaba, como cuando uno despierta gón Zamora de Dengo y a sus cuatro de un sueño pesado, habiendo dormido de hijos, Jorge Manuel José Omar, Gadia. Fue una conmoción extranisima. Luego briel y Maria Eugenia, una pensión comencé a ver más claro: Omar es un amigo mensual, en conjunto, de quinientos mío y Omar ha muerto. Esto me lo avisa colones (6 500 00) a cargo del Tesoro Octavio, otro amigo, que sabe por qué me Público.
da esa noticia. Hasta aquí había permanecido impasible, pero pasado ese aturdimiento no COMUNIQUESE AL PODER EJECUTIVO pude más y me solté a llorar como un niño.
Una emoción del más profundo dolor, como Dado en el Salón de Sesiones del no la he sentido jamás, se apoderó de mi, Congreso. Palacio Nacional. San y mi dolor fué creciendo cuando fui comJosé, a los veintisiete dias del mes prendiendo lo que esa noticia significaba.
de noviembre de mil novecientos veinNo tenía una alma con quien compartir mi tiocho.
dolor. Luego pensé en Ud. en Jorge MaARTURO VOLIO nuel, en Omarcito, en la niñita que no coPresidente nozco, en mis amigos, que también lo fueron ASDRÚBAL VILLALOBOS de Omar. Hice un esfuerzo, me enjugué las Primer Prosecretario lágrimas y tomé el ferrocarril subterráneo PADILLA hasta la calle 104, donde sali a la superficie, Segundo Secretario. consternado y continué caminando hasta la 107 y Broadway, donde hay una oficina San José, a los treinta dias del mes de cables. Allí, sollozando todavia, le puse de noviembre de mil novecientos veintiocho.
un despacho que recibirá mañana por la mañana, muchos dias antes de recibir la Ejecutese presente. Sali de la oficina y luego recorde CLETO González ViQUEZ que debía también cablegrafiar a Octavio.
Me devolvi y puse otro cablegrama. No El Secretario de Estado recuerdo que dije, pero cualquier cosa que en el Despacho de Hacienda, haya dicho no podrá expresar el terrible JUAN RAFAEL ARIAS dolor y desolación que me embarga. He rey que le había ofrecido dinero a Omar, para que prolongara su estada en Nueva York. Pero Omar declinó el ofrecimiento.
Cuando de esto hablábamos. Omar habia muerto hacia varias horas y sin saberlo nombrábamos a un difunto. Recuerdo ahora el entusiasmo con que leiamos las cartas de Omar, Ud. entonces apenas su prometida, y yo, amigo y admirador de Omar. Recordé los comentarios que hacia sobre la tripulación del barco, sobre la gente de color que manejaba los cabos. En esa gente sucia, malhablada y tosca, reconocía Omar la hermandad del hombre con hombre. Entretenia sus ocios en el vapor leyendo un libro de Pio Baroja sobre cosas de mar. También pasó por mi recuerdo la memorable presentación, en las Conferencias de la Sociedad de Instrucción y Recreo, de la que más tarde habia de ser su esposa. Esa noche Omar, con admirable talento dramático, y demostrando dotes de verdadero poeta, relato la melancólica historia que sirve de tema a Constanza, el bellisimo poema de Eugenio de Castro. También recordé sus conferencias filosóficas, en un salon de la Escuela Juan Rafael Mora, cuando hizo sintesis filosóficas, que todavia me sirven de guía. Durante sus primeros años de su carrera en el profesorado. en el Liceo hubo pequeños intervalos de extrañamiento en nuestra amistad. Yo tomaba muy en serio el aparente alejamiento de Omar, pero el procedia sin mayor intención. Queria corregir mi incorregible bufoneria. Pero luego nuestra amistad se reanudó con más fervor, y tuve el privilegio de seguir muy de cerca a ese hombre admirable, que pareciera arrancado a los Diálogos de Platón. Como Sócrates, fué Omar sobre todo un parteador de inteligencias, y mi deuda para con él, por el entusiasmo que desperto en mi por la filosofia y la literatura, es incalculable. En ese tiempo era Omar todavía muy joven, pero su erudición y su sabiduría eran ya prodigiosas. Era pálido siempre lo fue usaba melena, una melena muy particular, que cuadraba muy bien a su perfii, no la melena del bohemio. Usaba cuello bajo y una corbata negra, de pañuelo, como la de Baroja. Su sombrero era también tipico, lo mismo que sus ademanes y el timbre de su voz. Tenía un corazón de oro. Su ironia, aunque punzante, nunca fué cáustica.
Tenia la mansedumbre de un Nazareno, pero como éste, sabía encolerizarse, y su ira era tonante. Era un gran enterado. No sé cómo ni cuándo tenia tiempo para leer. Leia muy de prisa, cuando leia para sí, y poseia un poder de asimilación como nunca he conocido.
Ahora me he sentado a escribirle. Hubiera deseado escribirle algo bien dicho, lleno de ternura. Pero no me siento bien. Me siento torpe. Ud. me dispensa, no? Ahora Ud. dis.
pensa todo. Mi pensamiento ha estado vagando y tengo que hacer un gran esfuerzo para no deshacerme nuevamente en llanto.
Si pudiera gritaria. Pero en Nueva York hay que sufrir en silencio. Quizás sea mejor, pero me duele el pecho de aguantar el llanto. Se me ha desbaratado una de mis grandes ilusiones, ahora que pensaba regresar a Costa Rica. Mi tierra ya no será la misma. Falta Omar; Omar, ese enorme amigo y gran educador, que ha desaparecido para infortunio de su patria. Esta clase de hombres nacen muy de cuando en cuando. Costa Rica tenia sólo un ejemplar de esta clase de hombres. Ahora ya no tiene ese ejemplar.
Yo habia soñado no imaginado soñado en sueños que regresaba a Costa Rica, y la primera casa en que me veia a mi regreso, en el ensueño, era la casa de Omar. Iré a esa casa, pero no encontrare al amigo, al maestro, al compañero, al que era más que hermano, yo que no tengo hermanos en mi madre. Por qué no regresé antes, para ver vivo al amigo. Este hombre, Omar, la significado tanto en mi vida! Cuando oi por primera vez su nombre, en época que no Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica