REPERTORIO AMERICANO 149 Página lírica de Auristela de Jiménez Si tengo alas Mariposa: tú y yo somos pequeños.
Menguados son mis sueños y tus galas.
Tú, que puedes volar, no tienes sueños.
Yo, que puedo soñar, no tengo alas.
Campoamor Del tomo Canfos. 1928. San José de Costa Rica Si tengo alas. Palpitar las siento y agitarse en anhelos de proezas.
Si tengo alas, y también aliento para alzarme a favor del pensamiento, por encima de afanes y tristezas.
Si en la tierra me azotan los desvelos y el dolor hace blanco en mi flaqueza, tiendo el ala feliz. y allá en los cielos voy trocando pesares y recelos por una amplia visión de la Belleza. Oh Belleza, la diosa entre las diosas!
Esta vida que tengo te la ofrezco.
He bebido tus aguas milagrosas, y me has dado a mirar todas las cosas bajo un lente de amor. Te pertenezco!
Alas me dieron. este don divino es mi herencia querida, mi tesoro. Cuánta flor hay sembrada en mi camino. qué luz va alumbrando mi destino con un brillo más grande que el del oro!
El ejemplo de los dioses Mañana, cuando mires llegar la Primavera, acuérdate de mi. la rosa pasajera Soñé.
que quiso hoy en tu vida poner una ilusión.
Acuérdate de mi si el ala de la brisa, Era un bello jardin de un palacio.
De todos colores las rosas yo vi florecer: cargada de perfumes y pétalos, de prisa se cuela en tu balcón.
ornaban las verjas, trepaban los muros, cuando, allá en la tarde, las rosas junto a ti ponían su matiz en los troncos oscuros, deshojen sus corolas. acuérdate de mi!
y el césped y el suelo de pétalos blancos llenaban también.
Tú y yo descendimos por la escalinata. solos habitantes del palacio aquélSoledad Tú lucías un traje azul y escarlata, yo, graciosa bata, Inspirada en Aticismos Tropicales de rayos de aurora tejida tal vez.
de Moisés Vincenzi La luna qué linda! filtraba en las frondas su luz y su encanto. plateaba las ondas El campo tranquilo.
del lago, en que había un palacio al revés. El lago parece una inmensa pnpila medio Nuestro amor iqué blanco. qué dulce! iqué adormilada suave! entre los zacates y flexibles juncos, cual plumón del ave sutiles pestañas, que bebía estrellas en el agua.
en las cuales el ansia nocturna «Ven, va dejando, un reguero de lágrimas.
me dijiste, y fuimos por entre las rosas, La luna, que pende, admirando estatuas de dioses y diosas, cual discreta lámpara, envueltos en luna. plenos de embriaguez. da lumbre de ensueño. de amor. de Todo en ese instante. amor, nos decia. nostalgia.
Por doquier había tamiza sus rayos un idilio. una ansia que hacía estremecer.
por entre las ramas. Sigamos su ejemplo con temor. no quiere despertar la brisa dijiste, mostrando los diosesque duerme en las frondas, plegadas las alas.
Los dulces instantes escapan veloces. El silencio ha echado ¡Vivamos, mi bien!
su tul misterioso que todo lo apaga. Y, al pie de la estatua, en el banco florido. No se oyen los remos.
pidiéndole excusas al rayo de luna que estaba no se oye la barca. dormido no se oye el latir de mis venas, probamos del beso el divino placer.
no se oyen mis ansias ni el tropel de queridos recuerdos que brotan de mi alma!
Acuérdate de mí ¡Qué sola, Dios mio. Más fria y más densa se me antoja el agua. Oh, ven! La Primavera llegóse a mis jardines.
Mirad el mar de flores perderse en los ¡Cuántas veces juntos confines, y el huerto deshojarse en lluvia de azahar.
vinimos aquí, en las noches calladas, a sentir ese anhelo indecible.
Mirad las mariposas libando entre mis rosas la cabal plenitud. esa dicha de sentirme amada.
las gotas de cristal.
de sentir que con todas mis fuerzas también yo lo amaba!
Las flores tienen alma ¿verdad? Si ellas ¡Cuántas veces juntos pudieran deslizamos aquí nuestra barca hablar iqué lindas cosas seguro nos dijeran!
en silencio. El lenguaje de amor Dirian que la vida, en su incesante huir, no tiene palabras!
es deshojar de pétalos: un constante morir. la paz de la noche Dirían que palabras, acciones, pensamientos, nos llenaba de paz. y era blanca son pétalos que escapan en todos los esa hora de ensueño. de lago. de plata. momentos.
Que vamos alfombrando Hoy todo es distinto!
la ruta. y van volando La costumbre acaso pedazos de nuestra alma, llevados por los me lleva inconsciente a la perfumada vientos. orilla, donde antes recibíamos siempre la lluvia de escarcha. Las flores tienen alma! Yo siento que las florido saludo rosas de los naranjales que me recibían como a se adentran en mi vida con fuerzas miste desposada. riosas! Hoy siento la lluvia Me gusta verlas frescas luciendo sus matices cubrirme el cabello. los hombros. la con la alegria sana de mis horas felices. espalda. en las tardes brumosas, las ondas del lago. los renios. la barca.
en esas tardes grises yo no me muevo: que llenan de nostalgia los seres y las cosas, ique caigan. que caigan me invade su tristeza: y me cubran toda como una mortaja!
ino puedo soportar Contengo un suspiro, contengo el aliento, el lento deshojar contengo las lágrimas.
de pétalos, que bajan rodando con pereza. Ah, si yo pudiera detener mi vida, En la infinita calma, quedarme hecha márınol, dolorida estatua, iyo siento que en cada uno palpita un trozo aquí, en esta noche, divina. de alma! de luna. de sueño. de lago. de plata. Sola? Nunca lo he estado. Bondadosas tiernas musas me brindan sus favores.
En su reino no hay castas: mariposas todos somos. y vamos entre rosas aspirando el perfume de las flores.
Asi es bello vivir. La vida es sueño, una hermosa locura si se quiere. entre ensueño y afán, afán y ensueño va tejiendo la araña del empeño el encaje de una obra que no muere.
Quien consigue volar se hace atrevido; no se apega a la concha ni a la escoria.
No en el suelo ibien alto. hace su nido, y, más lejos aún, deja prendido el ideal que le guiará a la gloria.
Piedras ¡Piedras! Hay un impulso dentro de mí, que hacia vosotras tiende.
Cada vez que os cruzáis en mi camino, despertáis un anhelo peregrino en mi sér, que os admira y os comprende. Tenéis alma? decid guardáis acaso esa antorcha preciosa de luz viva en vuestra masa inerte, y la cautiva asonia su ansiedad por los millones de poros, ventanales o balcones. ojos quizá, que observan y fascinan, y así como el imán atrae el acero, intentáis absorber mi sér entero?
Tal vez mi corazón sea una piedra gemela con vosotras, que golpea en mi pecho muy de prisa, cuando un amago de dolor le arredra, cuando un goce en sus fibras se desliza. al revés. sois vosotras los pedazos de un corazón enorme y palpitante.
El corazón de este planeta errante, que en una hora de angustia y de histerismo, de horrendo cataclismo, os arrojó al espacio, vomitadas por cien bocas flamigeras entradas a las igneas cavernas del abismo. después. cuando todo se disgregue, cuando la capa de humus que reviste como un manto fecundo el rocoso esqueleto, se reseque, se esponje, se despegue, si la recia armadura no resiste, a buscar hospedaje en otro mundo volaréis como flechas luminosas. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica