REPERTORIO AMERICANO 189 voz de clavel varonil. Quién te ha quitado la vida cerca del Guadalquivir?
Mis cuatro primos Heredias hijos de Benameji.
Lo que en otros no envidiaban, ya lo envidiaban en mi.
Zapatos color corinto, medallones de marfil, y este cutis amasado con aceituna y jazmin. Ay Antoñito el Camborio digno de una Emperatriz!
Acuérdate de la Virgen porque te vas a morir. Ay Federico Garcia!
llama a la Guardia civil.
Ya mi talle se ha quebrado como cana de maíz.
San José mueve los brazos bajo una capa de seda.
Detrás va Pedro Domecq con tres sultanes de Persia.
La media luna, soñaba un éxtasis de cigüeña.
Estandartes y faroles invaden las azoteas.
Por los espejos sollozan bailarinas sin caderas.
Agua y sombra, sombra y agua por Jerez de la Frontera.
Burla de Pedro a caballo Romance con Lagunas Jean Cassou Por una vereda venia Don Pedro. Ay cómo lloraba el caballero!
Montado en un ágil caballo sin freno, venia en la busca del pan y del beso.
Todas las ventanas preguntan al viento, por el llanto oscuro del caballero. Oh ciudad de los gitanos!
En las esquinas banderas.
Apaga tus verdes luces que viene la benemérita. Oh ciudad de los gitanos. Quién te vió y no te recuerda?
Dejadla lejos del mar sin peines para sus crenchas.
PRIMERA LAGUNA Avanzan de dos en fondo a la ciudad de la fiesta.
Un rumor de siemprevivas, invade las cartucheras.
Avanzan de dos en fondo.
Doble nocturno de tela.
El cielo, se les antoja, una vitrina de espuelas.
Bajo el agua siguen las palabras.
Sobre el agua una luna redonda se baña, dando envidia a la otra tan alta!
En la orilla, un niño, ve las lunas y dice. Noche; toca los platillos!
SIGUE Tres golpes de sangre tuvo, y se murió de perfil.
Viva moneda que nunca se volverá a repetir.
Un ángel marchoso pone su cabeza en un cojín.
Otros de rubor cansado, encendieron un candil. cuando los cuatro primos llegan a Benameji, voces de muerte cesaron cerca del Guadalquivir.
Romance de la Guardia civil española Juan Guerrero.
Cónsul general de la poesia.
Los caballos negros son.
Las herraduras son negras.
Sobre las capas relucen manchas de tinta y de cera.
Tienen, por eso no lloran, de plomo las calaveras.
Con el alma de charol vienen por la carretera.
Jorobados y nocturnos, por donde animan ordenan silencios de goma oscura y miedos de fina arena.
Pasan, si quieren pasar, y ocultan en la cabeza una vaga astronomía de pistolas inconcretas. Oh ciudad de los gitanos!
En las esquinas banderas.
La luna y la calabaza con las guindas en conserva. Oh ciudad de los gitanos. Quién te vió y no te recuerda?
Ciudad de dolor y almizcle con las torres de canela.
La ciudad libre de miedo, multiplicaba sus puertas.
Cuarenta guardias civiles entran a saco por ellas.
Los relojes se pararon, y el coñac de las botellas se disfrazó de noviembre para no infundir sospechas.
Un vuelo de gritos largos se levantó en las veletas.
Los sables cortan las brisas que los cascos atropellan.
Por las calles de penumbra, huyen las gitanas viejas con los caballos dormidos y las horzas de moneda.
Por las calles empinadas suben las capas siniestras, dejando detrás fugaces remolinos de tijeras. una ciudad lejana ha llegado Don Pedro.
Una ciudad lejana entre un bosque de cedros. Es Belén? Por el aire yerbaluisa y romero.
Brillan las azoteas y las nubes. Don Pedro pasa por arcos rotos.
Dos mujeres y un viejo con velones de plata le salen al encuentro.
Los chopos dicen: No. el ruiseñor: Veremos.
SEGUNDA LAGUNA Bajo el agua siguen las palabras.
Sobre el peinado del agua un circulo de pájaros y llamas. por los cañaverales, testigos que conocen lo que falta.
Sueño concreto y sin norte de madera de guitarra.
SIGUE En el. Portal de Belén, los gitanos se congregan, San José, lleno de heridas, amortaja a una doncella.
Tercos fusiles agudos por toda la noche suenan.
La Virgen cura a los niños con salivilla de estrella.
Pero la Guardia civil avanza sembrando hogueras.
donde joven y desnuda la imaginación se quema.
Rosa la de los Camborios, gime sentada en su puerta con sus dos pechos cortados puestos en una bandeja. otras muchachas corrian perseguidas por sus trenzas, en un aire donde estallan rosas de pólvora negra.
Cuando todos los tejados eran surcos en la tierra, el alba meció sus hombros en largo perfil de piedra.
Cuando llegaba la noche noche que noche nochera, los gitanos en sus fraguas forjaban soles y flechas.
Un caballo malherido, llamaba a todas las puertas.
Gallos de vidrio cantaban por Jerez de la Frontera.
El viento, vuelve desnudo la esquina de la sorpresa, en la noche platinoche noche, que noche nochera.
Por el camino llano dos mujeres y un viejo con velones de plata van al cementerio.
Entre los azafranes han encontrado muerto el sombrio caballo de Don Pedro Voz secreta de tarde balaba por el cielo.
Unicornio de ausencia rompe en cristal su cuerno.
La gran ciudad lejana está ardiendo y un hombre va llorando tierras adentro.
Al Norte hay una estrella, Al Sur un marinero. Oh ciudad de los gitanos!
La Guardia Civil se aleja por un túnel de silencio mientras las llamas te cercan.
ÚLTIMA LAGUNA La Virgen y San José perdieron sus castañuelas, y buscan a los gitanos para ver si las encuentran.
La virgen viene vestida con un traje de alcaldesa de papel de chocolate con los collares de almendras. Oh ciudad de los gitanos. Quién te vió y no te recuerda?
Que te busquen en mi frente.
Juego de luna y arena.
Bajo el agua están las palabras Limo de voces perdidas.
Sobre la flor enfriada, está Don Pedro olvidado ¡ay! jugando con las ranas. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica