REPERTORIO AMERICANO Meliturgo y crisogonidio el sol se gasta por el cielo y el campo hastiado se echa al suelo para una siesta de fastidio.
aviva fraternal y como en la charada llena todo el hogar.
De ti a mí, mano a mano el mate viene y va.
Las parvas arden en ilusa conflagración; se las transporta en enormes carros que corta una arbitraria hipotenusa.
una pena La trilladora que está a sueldo gana el jornal sudando aceite.
Como es judia, con deleite sólo conserva el grano. El bieldo Nos quedamos callados mirando sin mirar un cuadro, un libro abierto un reflejo fugaz.
Tenemos como de soledad; nos falta un hijo y algo que no tendremos ya.
El reloj da la hora de la serenidad y grano a grano cuenta arenas en el mar.
La lluvia se diria que licúa el cristal.
El brasero calienta el frío del hogar.
a cuatro mandibulas muerde ineficazmente la espiga.
Todo se lo echa a la barriga y por los bolsillos lo pierde.
Loca de risa se ventila a carcajadas. Quizás sea porque el motor con la polea le hace cosquillas en la axila.
De ti a mi, mano a mano el mate viene y va.
En sus trece sigue el volante sin otro móvil que lo rija que el de agotar su idea fija en tautologia delirante.
Varios hombres en este cuadro ponen su lamentable nota y la imagen de pronto es rota como un bemol por un becuadro.
Hace poco perdimos un amigo ejemplar, perdimos un hermano de exquisita bondad.
Se le acabó la vida antes de comenzar.
Presente en el silencio sabemosos bien que está.
pero no podemos Tú principiaste un cuadro, yo un libro; y ahí están sin terminar las manos, la estrofa sin final.
ar Donde la mano toca deja algo de tristeza y fatiga.
Por ella hasta la libre espiga se ata en la bolsa por la oreja.
De ti a mí, mano a mano, el mate viene y va.
Ruda labor de galeotes, miradas torvas, gesto huraño, risa bestial que causa daño, palabras recias como azotes.
El sol declina. Está la tarde románticamente rosada.
Hay una parva iluminada como en un sueño. Arde y no arde Llevamos siete años de vida conyugal y nuestro amor reclina su frente en la amistad.
De los viejos proyectos casi no hablamos más; hay algo que nos dice de un fracaso brutal.
Nos miramos con pena durmiendo sin soñar, nos ha engañado el sueño, ya no soñamos más.
El mate De ti a mí, mano a mano, el mate viene y va.
De ti a mi, mano a mano, el mate viene y va; viene a mi fervoroso, casi frio a ti va.
El mate es como un diálogo con pausas que llenar. Dario lo ha llamado calumet de la paz. Niño que se ha dormido cansado de llorar y aun suspira, la lluvia cae sobre la ciudad.
El brasero sus brasas No hay más luz que las brasas ni más calor, quizás.
Mi cigarrillo quema substancia sideral y como se ve poco no nos vemos llorar. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica