REPERTORIO AMERICANO 373 Página lírica Escrita para el Rep. Am.
Palidece, empobrece, en luz, la luz de una estrella cual alma que al fin perece tras prolongada querella.
y los siete silencios de los mares bretones y el dulce infinitivo, navegar, navegar.
etcétera, la niña Luz de los Corazones, cantará la ternaria letania del mar, Arquitectonico geométrico, volar triángulo de pájaros, redivivo pitagorico reencarnado en el albatros.
Puras, albas, se arbolan las velas blancas en busca de otras playas, se alejan lentas, lentas las barcas.
Enhiesto, altivo se eleva azul el monte cual gigante que ha salido desde el lejano horizonte, Antigua, ciudad antigua Rúas, de alacranes viejos los balcones y de hielo el llamador en las puertas por donde salieron todos los de la familia muertos: seis paquetes bajo flores y los seis paquetes juntos, juntos en el cementerio.
Caminos desentendidos del valle, que se encaraman a ver la Ciudad en alto cada montaña una ramacallada en ruina de iglesias, sin campanas en las torres, como parada que miedo!
en los dedos de la muerte.
Amores de media luna, huele denoche de estrellas, un ronron muerto en la tapia sigue brillando en la noche: lámpara que se confunde al celo de los que llegan a desnudar a sus novias para vender azucenas.
Por rúas, lonjas de luna, van despertando las monjas, murieron de una en una y todas despiertan juntas.
Las manos esconden presto como si fueran robadas, albor de rosa lejana les quema un cohete en la cara.
Los candaditos de plata de sus senos nunca abrieron ¿Qué tesoro guardarian con dos candados de plata?
Precioso son en el cielo celeste de la mañana.
Los árboles han salido a juntar sol en sus ramas.
Sol para echarlo en el río y que se vaya en el agua temblando por tempranero, todo dorado las huertas Aquí la calle se pierde, una esquina que la mnerde la hace salir corriendo hacia el campo, destrozada; sirvienta de casas viejas que se adorna con sollozos y con zoguillas de niños sentados en las aceras.
cuando lea mis versos. En voz baja y en voz alta y en voz mediana, siempre será lo mismo.
Como dice la Biblia: la Palabra de Dios hablando, con silencios de amor, en el abismo.
Es nuestro corazón sagrado mar interno y el mar nuestro profano corazón exterior y sacros y profanos son los dos el eterno compás de las criaturas, de babor a estribor.
Aquellos pescadores del Nuevo Testamento!
y Homero Naves Negras y Rojas y Simbad.
estremecida está la historia, por el viento doble de los dos mares. Esta duplicidad maravillosa, Don Quijote y Sancho Panza, en Cervantes; domada por Shakespeare, oyes una como recién nacida loca desesperanza, que gotea nocturnos bajo la verde luna.
Aquella verde luna de Hamlet! Elsenor!
y el mar está muy cerca! y el corazón mecido por nuevas ilusiones, de babor a estribor!
mientras Yorick deshoja palabras sin sentido. PALLAIS, Pbro.
Costa del Manzano, Abril de 1928.
Se modula y tornasola fracaso de ores, cada bruna y frágil ola a la tierra ofnenda flores.
Vago ya lejano, ante el Sol se ha desmayado de la noche el regio arcano; lentamente se ha ocultado, vago.
ya lejano.
de la noche el regio arcano.
Max JIMÉNEZ Sierra San José, Costa Rica Caín y Abel en una niña ¿Recuerdas aquellas tardes hoy cenizas en que cegabas mi cabeza con la hoz de tu beso y caian mis sueños en tu falda como trigo en la era?
Yo te decia. Hagamos un porvenir querida con mi beso y tu arcilla Una mano invisible acaricia calladamente la pulpa comba de los mundos rodantes.
Alguien, a quien no comprendo, me macera el corazón de dulzura.
En la nieve de agosto se abre el sol sonrisa precoz de la primavera, la flor inicial del duraznero.
Tendida en la cresta ocre de la sierra, una helada mujer de granito aulla al viento olor su seno desierto. en mis párpados, una lágrima más antigua que mi cuerpo, es mi única compañera.
ALFONSINA STORNI (La Nación, Buenos Aires)
tu No se alzaba ante mi labio como el ángel que puso Dios en la puerta sur del paraíso mi suspiro cenia tus muslos como el brazo de un hombre pero mi beso ola y ola empeñada regresaba hecho trizas desde el acantilado de tu liga sinembargo sinembargo aunque en tus ojos nunca pasó un Si como un velero blanco sinembargo. qué iba a decir?
Tengo las manos llenas de recuerdos.
por la ventana cejijunta el Misti era como un grito tirado al cielo por un niño MIQUEL ANGEL ASTURIAS Amanecer en el Golfo (Golfo de Nicoya)
Dulce, suave, amable vaivén de cuna, de los cielos se desprende palida luz de luna.
Paris. 1928 De reposo, La ballade que le poete fit a la requette de personne (Fue proclamada princesa del mar Elga Caldera Palla s)
Francijammesca Luz de Mañana Dormida!
Arbol de Buena Sombra! Pasan los adjetivos, gramaticales pajes de obediencia cumplida, y sonrie la niña. Los puntos suspensivos, saltadoras ardillas de la repetición, saludan y la niña, princesa de acuarelas, oye regocijada la moderna canción de mi verso desnudo que busca las estelas generoso, blando lecho de las aguas, limpido cristal regazo en que se duermen las barcas.
daban las seis en el Convento de Francisco mi lobo corazón devoró dos corderuelos en el redil de tu corpiño (Ahora entre paréntesis: tú tuviste una niña mis Caines matarán a tus Abeles en su vida. ALBERTO GUILLÉN Lima, Perú Ritmicas, pálidas, cual roce de suave mano, aves desde las palmas se lanzan al oceano. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica