Anarchism

REPERTORIO AMERICANO 377 Gregorio Martínez Sierra, anarquista (Para Repertorio Americano)
SE hospeda en el Hotel Regis. Cuarto 535. Quinto piso.
Afortunadamente hay ascensor.
Subo. Llego. Toco. Abre la puerta un hombrecillo delgado, cetrino. De cabeza amelonada, estrecha, calva, ojos dolientes, rostro cebrado de arrugas, bigotito a la Chaplin. El Sr. Martinez Sierra. Servidor. Pase usted. En qué puedo serle útil?
Me arrellano en el único sofá. Miro impertinentemente la habitación. Sobre la mesa, que hace veces de escritorio, periódicos, revistas, cuartillas. En las paredes, ni un cuadro ni un objeto de arte. La atmósfera del cuarto no puede ser más vulgar, más impersonal. Se nota que han pasado por allí muchos burgueses. Falta intimidad. Algo que no puede suministrar un gran hotel. Por la ventana entreabierta, bajo la maravilla del cielo turquí, miro la ciudad, donde las númerosas cúpulas de azulejo ponen una nota cálidamente oriental. En la lejanía señorean el amplio valle dos enormes volcanes: el Popocatepetl. Cerro Humeante. y el Ixtaccihuatl. Mujer Blanca. con sus albornoces de nieve. Es un panorama insuperable subraya el papá de Madame Adela. Por eso escogi esta habitación. No por tacañería. Soy pródigo. No me dura el dinero en las manos. No hago economías, como ese imbécil de Ardavín. No me importa quedarme sin un cuarto, porque conozco a maravilla el arte de ser pobre. Pero gasto el dinero sin ruido, sin ostentación. Soy lo menos Blasco Ibáñez posible.
No vengo de tan abajo. Por eso, no poseo automóvil, ni secretarios poliglotas que atiendan a mis admiradores cosmopolitas.
Le dejo que siga hablando. Sabe usted? Acabo de llegar de Churubusco, donde funciona una escuela de pintura al aire libre. Estoy maravillado. Aquellos niños le pueden dar clases a nuestros artistas de Europa.
Qué ingenuidad, qué frescura, qué dominio del color! Lo que más me llamó la atención, es que todos los alumnos son de raza indígena pura. El más aventajado de ellos, es un sirviente del propio Alfredo Ramos Martinez, Director de la Escuela de Bellas Artes de México. Este chico un buen día sin más preparación, se puso a pintar cosas estupendas. Siempre he creído que el mejor método pedagógico es no enseñar nada al niño. Hay que dejarle abandonado a sus propios impulsos creadores. Así está creciendo mi hijo, que a los diez y seis años, me supera en todo. Qué piensa usted del Directorio. Nada bueno me responde rascándose la cabeza. Primo de Rivera, no ha exhibido hasta ahora dotes de estadista. Es sólo un soldado nchan lamente, mientras el escritor fuma un delicioso veguero, cambio el giro de nuestra charla y pregunto a Don Gregorio ¿qué impresiones trae de los Estados Unidos?
Magnificas! Es un país colosal! El primero en todo. Ustedes los hispanoamericanos calumnian a los yanquis. Ellos son generosos, magnanimos, antiexpansionistas. El resto del Continente les importa un cacahuate.
Lo de Nicaragua no tiene trascendencia alguna. Es una tempestad en un vaso de agua.
Todo se reduce a que los nicaragüenses. que son unos frescos contraen deudas y luego no quieren pagarlas. No hay derecho. Nueva York?
Es la superurbe actual. La única que no puede uno imaginarse.
Sus rascacielos han revolucionado la arquitectura. No son ya aquellos cajones abominables, con decenas de pisos y millares de cuartos. Dan impresión de belleza y de fuerza, con su adecuada combinación de lineas rectas y planos superpuestos.
De noche, cuando todos ellos se iluminan, el espectáculo es indescriptible. Nueva York es una ciudad refinada que protege y estimula todas las manifestaciones artísticas. Sus nuevos teatros son incomparables.
El público que acude a ellos, es el más culto que he conocido. Cuál libro suyo es el más leído. Tú eres la Paz. mí no me gusta. Lo encuentro soso, blandujo, pedestre. Yo no lo compraria. De todo cuanto he escrito, lo que prefiero es un cuento: Almas ausentes, que me premiaron en Madrid hace muchos años. Es de lo primero que publiqué. El Presidente del jurado calificador era Clarin, quien poco antes había asegurado doctoralmente. que el joven Martínez Sierra tenia dotes de escritor, que debía abandonar el oficio porque no encontraria lectores. Buen profeta, verdad?
Martinez Sierra tiene grandes deseos de ir a Colombia con su Compañía, en la que figura como primera actriz la incomparable Catalina Bárcena.
Sabe que en esa tierra de hablistas y estilistas abundan ahora los dólares. Allá verán los colombianos, por Pascua, su figurilla desmirriada, que alza apenas un metro cincuenta del suelo; su sonrisa bonachona, un poco triste. Sonrisa de clown complaciente, que mendiga aplausos. Detrás del novelista y del comediógrafo que enloquece a nuestras burguesitas, hay un hombre de negocios habilisimo, que regatea sueldo a los artistas y gira a España, hebdomadariamente, sus ganancias.
Irá a Bogotá como iría a Tomboctu si allá hubiera pesetas que ganar. Visto por Inclán. audaz, que está jugando a Napoleón el Chico. Tiene a la pobre España que las ha pasado tan duras metida en un puño: consejos de guerra, censura previa de la prensa, violación del domicilio, clausura del Ateneo de Madrid. Qué clase de hombre será cuando tiene de Ministro del Interior a Martinez Anido, el Pacificador de Barcelona, donde no dejó titere con cabeza. el Rey qué hace. Nada. Absolutamente nada.
Desempeñar a maravilla su fácil papel de monarca constitucional: divertirse en las playas de moda. Jugar al polo. Cazar.
Enamorar. Gastar, en fin, alegremente, en buena compañía, su enorme lista civil. Es un gran estadista! Asi le llaman los co rresponsales norteamericanos, a quienes el Rey sienta a menudo a su mesa. Cómo ve usted la situación actual de Europa. Con ojos pesimistas. Europa se encuentra ahora en un callejón sin salida. Dubitando entre el bolcheviquismo y la dictadura. El ejemplo brillante de Mussolini desvela a muchos hombres de gobierno. Los Balkanes, que son la piedra de toque, siguen en equilibrio inestable. De allá nos vendrán sorpresas. Será el Duce sin embargo quien desencadenará la nueva guerra, con su original ley que prohibe emigrar a los italianos, condenándolos a morirse de hambre, patrióticamente, en la Península agotada. Cuál sería para usted el gobierno ideal. Ninguno. Soy enemigo personal de todo sistema de gobierno. Soy anarquista. No se asuste usted! Ni lanzo bombas ni patrocino el atentado personal. Si creo que el Estado está en baucarrota y debe desaparecer. Es una antigualla inservible. Un pulpo que todo lo chupa y exprime.
Aterrado verdaderamente aterrado, al oír tales declaraciones hechas sin énfasis, en el lenguaje más natural del mundo, tranquiMario Santa Cruz Méx. Oct. 1927 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica