DemocracyOmar Dengo

REPERTORIO AMERICANO 307 En familia busca del frescor que brindan los árboles copudos.
Más tarde, en el Liceo de Costa Rica, el alumno Dengo redondeó sus estudios, y con aplicación esmerada, fué paulatinamente encontrando por si solo la solución de problemas que adiestran para la exactitud y la veracidad, de revelaciones de la historia que presentan perspectivas sin fin ante los ojos escrutadores, de las ciencias naturales que nos hermanan con elm undo, de la fisiologia que nos maravilla con la perfección del cuerpo humano, de los conocimientos civicos que son el sillar de la vida republicana y la base de las instituciones, y finalmente, de la filosofia que nos hace abismarnos en océanos que rugen.
Su juventud fué de trabajo. Anhelaba formar su personalidad, sin malograr una hora, y ya en la tertulia periodística, ya en recogimiento leyendo volúmenes, ya en consulta con profesores de valer, iba modelando su personalidad, y distinguiéndose entre sus camaradas por la austeridad de sus convicciones, y por su sólida ilustración.
Su pluma moza se dio a conocer en la hoja vespertina La Prensa Libre, que en aquel entonces recogia las vibraciones intelectuales y las desinteresadas elucubraciones de tendencia literaria. El primer artículo de Dengo que se publicó con su firma, lo escribió en elogio del hombre de ciencias señor Clodomiro Picado en oportunidad en que este marchaba rumbo a Europa a continuar sus estudios. En 1909, dejó la redacción del periódico en que hizo los primeros ensayos, y temporalmente tomó la Dirección del semanario humorístico llamado El Rayo, patentizando energia para el combate e ingenio no común, al bordar comentarios que alzaron admiración alrededor de su nombre.
Con la llegada a Costa Rica del paladin argentino Manuel Ugarte, los núcleos pensantes del país lo rodean con sana devoción.
anhelosos de oir su palabra inspirada, que abogaba por la raza herida a veces por intromisiones extrañas, que en són de conquista, con pretextos económicos, se adueñan de algunas Repúblicas del Continente.
Omar Dengo no vacilo en ayudar al apóstol sudamericano, y comulgando con sus predicas libertarias y sus ansias renovadoras, levantó tribuna junto con el caudillo que anunciaba un peligro para la integridad de la tierra colombiana.
Graduado de Bachiller en Ciencias y Letras en el Liceo de Costa Rica, el señor Dengo, orientado por Brenes Mesény Garcia Monge, que le estinaron de verdad, con más método, con más empeño, se consagró a las labores del pensamiento y a fin de acabalar sus estudios continuó en la Facultad de Derecho, alcanzando por sus méritos adelantos marcados en los estudios profesionales.
Muy conocedor de si mismo, y con un sentido cabal de sus direcciones íntimas, sincero en su determinación, abandonó el Derecho, que no era por cierto su carrera vocacional, y encauzó sus facultades en el gimnasio del profesorado, que no es lucrativo, pero que es campo en donde se realiza obra generosa y abnegada, cuando la conciencia guía al pedagogo. En el Liceo de Costa Rica tomó a su cargo en 1912 las clases de Etica, Filosofía e Historia Literaria, conquistando la consideración de sus discipulos, por el interés y el cariño que imprimia a sus lecciones, por la suavidad de sus maneras, por lo ameno de sus enseñanzas.
Las horas libres que le dejaban las tareas docentes, las aprovechaba este costarricense singular en escarceos periodisticos, escribiendo a veces páginas filosóficas, en ocasiones comentarios sobre asuntos de palpitante novedad, batallando por las causas buenas, pregonando la excelsitud de los Omar Den go nueve de marzo de 1888, nacia en un reflejo de doctrinas avanzadas que conSan José Omar Dengo, precisamente en cordaban con el objeto perseguido por los momentos en que nuevas orientaciones ciudadanos que se preparaban para la lucha, ideológicas agitaban el espiritu público para la perfección del carácter, por medio Jóvenes treintones, con el sortilegio de la de valientes disciplinas. Renovación y evopalabra y el milagro de la pluma, propaga lución, en las letras, en las ciencias, en la ban ideas de un vigor excepcional. La filosofia, en la religión, en suma. El entupujanza de sus pensamientos dejaba huellas siasmo se apoderaba de los ánimos, y el hondas en el ambiente. Se polemizaba en básico ideal programado en el pliego de los los diarios sobre problemas de no poca derechos del hombre, allá en la Francia de trascendencia y la opinión cobraba auge, una época tumultuosa y fecunda, era un para bien de los conglomerados libres. La fulgor que temblaba en todas las almas.
República ya sabía de las inquietudes que Antonio Zambrana traia matices estéticos acariciaban varios de sus representativos, y robustas enseñanzas de una oratoria emideseosos de fijar rutas de progreso al agre nente. En dias en que despuntaban tales gado social. En el Congreso se levantaban concepciones en el campo de las letras voces autorizadas abogando por los princi como promesa y esperanza para el porvepios constructivos; en el foro se hacían nir de nuestra nacionalidad, Omar sonreía especulaciones que magnificaban el magis en la cuna, atesorando por legado natural terio del derecho; en la tribuna, se recor una inteligencia preclara que en el transdaban las sabias experiencias que en Eu curso de los años iba a desenvolverse y ropa primero, y más tarde en sobresalientes perfeccionarse, a fuerza de estudio, de naciones de América, representaban las atención vigilante, de todo lo que enseña conquistas relevantes de una vida de cul la naturaleza al que la comprende de veras, tura, de libertad, de ideal redentor. Las al que la ama de verdad, dándole su coraciencias, por medio del libro y del profesor zón y su espiritualidad.
se divulgaban con amplitud, y ciertas acti En 1898, a los diez años de edad, ya el tudes timoratas agonizaban vencidas al paso estudiante se nutria del jugo de las lecciode una tolerancia que fortalecian los com nes recibidas en las aulas primarias. Omar, prensivos, los estudiosos, los perspicuos, a de temperamento tímido, investigaba a sofin de que la democracia de que disfrutá las, ayudado por el libro de texto o el cuabamos no estuviera reñida con la sabiduría derno de apuntes, y únicamente de tarde y el conocimiento.
en tarde, para fortalecer quizá su cuerpo Por aquel tiempo, había en el país un débil y para expansión recreativa, recorria despertar de ansiedades que tal vez eran los parajes del lado Sur de San José, en Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica