312 REPERTORIO AMERICANO 14 BAS La primera escala de la derecha. La primera escala Con Diego Rivera, ante los muros de la derecha llamó poderosa de la Secretaria de Educación mente mi atención por lo extraño de las figuras que la decoran. Esa misma rareza me obligó (y Véanse las entregas 13, 14, 15 y 17 del tomo en curso. a preguntar a don Diego, y cuando supe los diferentes sig.
nificados, el conjunto de aquella escala dejó en mí el mejor y más inolvidable de mis recuerdos de arte. Es México, la geografía de México, íntimamente relacionada con la historia y la sociología mexicanas de los últimos tiempos.
Bien es cierto que sólo la curiosidad que despiertan aquellos muros puede inquietarnos lo bastante para que nos interese interpretar lo que encierran. Son figuras, vale repetirlo, completamente raras y, además, sin una fácil relación de continuidad y reñidas a veces hasta con rudimentarias nociones de perspectiva y de unidad pictórica en lo que atañe al color.
Iníciase la decoración, bajo la escala, con rocas, playas, cabezas volantes incomparables a figura alguna, conchas enormes, mujeres desnudas, mujeres vestidas, bosques, pájaros tan grandes como hombres, tormentas, pozos, maiz en medio de los árboles frondosos de las selvas virgenes, infinidad de figuras distintas en una amalgama inexplicable. Más arriba, hombres que entierran a un deudo, hombres que laboran la tierra; y más arriba, máquinas, aeroplanos, libros, machetes, etc. todo esto se ofrece a los ojos curiosos del visitante que prefiere subir Diego Rivera por esa escala y no por los as(Visto por Covarrubias. censores eléctricos.
He dicho que en esta escalera nos fué casi una mañana los aires. Aparece, entre muchos bre su hamaca. Estamos ya cerca completa. repito con razón otros detalles, la pesca de per del corazón de México, de la ahora que don Diego no gusta las en el Golfo.
meseta del centro de México.
explicar sus pinturas; entiendo Estas y las demás, decoracio Hemos ascendido un tanto la que su reserva obedecía a un nes representativas del extremo escalera deseo personal suyo de termi sur ocupan las dos paredes la Necesitamos seguir ascendiennar su obra y dar alguna ex terales, y parte de la tercera, do para ver los muros subsiplicación de ella, como en el de la escala que asciende; en guientes; llegamos al primer caso de la Preparatoria. Véase la tercera se encuentran escenas descanso, al segundo piso, al la explicación de estos muros de diferentes; la evaporación es plano del intelecto; la escala la Preparatoria en Repertorio ahora cálida: represéntanla ca sigue hacia arriba en caracol Americano, tomo VII, número bezas humanas voladoras que cuadrangulado. Ahí nos detene5, página 72. Me sentí en echan por la boca bocanadas de mos. En el centro empezó la tonces, y aun me siento satisfe humo negro. Figúrase aqui el revolución: un hombre afila sus chísimo de las revelaciones que recodo que describe la penínsu armas cortantes. Otros entieme hizo y de las explicaciones la; aparece la fecundación en rran, desconsolados y pacientes, que me dió; mas ahora, con el dos seres humanos tendidos en sumidos bajo el peso embruterecuerdo, puedo apreciar la gran el suelo; el petróleo es una mu cedor de la sociedad que los distancia que hay entre ver di jer vestida de un negro lechoso aplasta, a un compañero muerto rectamente aquellos muros cuya oscuro con un cántaro en la a latigazos o asesinado por el explicación va conociéndose, y cabeza. en el fondo se divisan amo; unos llevan las banderas describir aquellas decoraciones los pozos. luego, la selva vir rojas que tienen por escudo la explicándolas. No he leído nada gen con sus hermosas mujeres hoz y el martillo. Las evaporaescrito sobre esto, y ello me y sus valientes cazadores; la ciones, el ambiente, representamueve a aprovechar las palabras exhuberancia de la vida se re das siempre por cabezas humadel genial artista.
pite en un hombre y una mujer nas que flotan en el aire, lloran Unas rocas indican, al iniciarse que, en medio de la selva, con amargamente; el aire está calla escala en el primer piso que templan extasiados a Xochipilli, deado de indignación y de dolor.
corresponde al plano material, y, en el fondo, la inexorable Luego siguen evaporaciones más la geografía del sur extremo de arpia: a sus lados. mujeres ex trágicas: sobre la meseta, las México, en su más interesante presivas. tiemblan de misterio nubes. el ambiente se tornan aspecto: la punta de Yucatán. el silencio y el murmullo de los amerazantes; de pronto de una El agua brota ahí para sepul bosques. Luego, las haciendas, de ellas brota un rayo, como un tarse de nuevo en la tierra o las escenas trágicas del labriego torrente de sangre que bajara para saltar al golfo, al mar; unas esclavo, de los niños esclavos, rápido desde los cielos; este islas informes indican, fuera de de las mujeres esclavas que tra rayo se parte en tres centellas toda concepción geográfica de bajan, al sol abrasador, mien fulminantes que se clavan, la mapa, las Antillas; el ambiente, tras el amo descansa, vagabundo una, en el corazón empedernido el aire, preséntase tranquilo: dos y confiado, a la sombra de los del capitalista, a quien hace romujeres vuelan serenamente por árboles, tendido muellemente so dar por el polvo, sobre su talego de monedas; la otra sobre el cura, cuyo rostro despedaza el horror del castigo celeste; la otra sobre el soldado que, ileso, en actitud amenazante, contempla, con asombro, su espada, partida en dos pedazos por el rayo.
Al lado de esta escena, indiferente a todo, Tzenteotl, la divinidad del maíz, con mazorcas en sus manos y regazos, representa los cultivos que prosiguen al grito de libertad; en el fondo, una enorme presa moderna desarrolla la fuerza hidráulica productora de electricidad; indica el progreso material qne se despierta; máquinas agrarias modernas en los campos cultivados, aeroplanos veloces sobre los volcanes majestuosamente dormidos.
En el muro siguiente, la indispensable escena del campesino y el obrero que se juntan; ahora está, con ellos, el soldado; el soldado indica, no la fuerza pública, contraria a la revolución, ni siquiera la simple idea del campesino y el obrero convertidos en soldados de su propia causa, sino más propiamente, el espíritu de rebelión armada y organizada y temeraria vidente que lanzó a «los trabajadores del campo y la ciudad a la batalla.
Hemos subido ya hasta el tercer piso, a fin de ver estas últimas decoraciones. Nos detenemos en el último descanso, el que está en el plano del espíritu. Ahí está la Post Revolución que es el ensueño de don Diego; en el fondo divisase un enorme edificio en construcción; una construcción que será permanente, interminable, progresiva siempre hacia todos los extremos en busca de mayor grandeza: esa es la imagen viva de lo que significa para don Diego el punto principal del programa revolucionario. Construir siempre, siempre, en un afán ávido y consecuente, sencillamente natural de progreso.
Dirigen la construcción, y la vigilan, y se ven a la derecha, el campesino, el obrero y el soldado: las dos grandes fuerzas productoras y la fuerza defensiva; en el centro del muro, la Revolución la maestra rural. ilustra al pueblo; los hombres de ciencia y los artistas, el intelecto y el espiritu, están, en el otro extremo, colaborando en la construcción. Asi compendia brevemente don Diego el amplio ideal suyo de una época futura: los hombres que trabajan en el plano material y los hombres que trabajan en el plano intelectual y los que cultivan más sutiles preocupaciones del espiritu, colaborando a la realización del espíritu universal de justicia, de equidad, de progreso razonable, facilitando, en fin, que el espiritu se manifieste en los pueblos, que la verdad sea dueña de los hombres. mí me parecia todo aquello muy interesante, y apenas me atrevia de vez en cuando a prese (Pasa a la página 318. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica