Sandino

174 REPERTORIO AMERICANO Las columnas del panamericanismo De El Espectador. Bogotá FUSTABILIDAD INDEPENDENCIA PANAMERICAN kogPLATOUTUA DUENA VOLUNTAD IMPE RIA LISMO INTERVENCION VANZA NAVAL MEN IENTRAS Sandino se debate con heroica temeridad contra el yanqui en las breñas nicaragüenses, como aquel Viriato que en brega imposible con la omnipotencia romana sólo pudo ser vencido por la traición, un alto vocero del cinismo estadounidense se lanza ufano urbi et orbi en el banquete dado por la cámara de comercio cubano americana al personal de la conferencia, un mensaje falaz que repercute ingratamente a través de los pueblos que deben su existencia al genio de Colón y a la espada de Bolívar.
Con una amplia introducción, que quiere ser el atrio de un templo portentoso, por cuatro columnas sostenido, el discurso de Mr. Hughes sobre el sentido y los alcances de la Unión panamericana, antes que el emblema de tal templo, se ofrece a las gentes de este lado del Rio Grande como un simulacro de una humilde construcción que cuatro horcones sustentan.
Imaginara el delegado americano forzando la estrechez de su fantasia, una gran fábrica ideal que arrancando de la tierra se alzara sobre veinte sustentáculos, que son las naciones de Hispanoamérica, en que este simbolizara la «independencia, ése la «estabilidad. aquella mutua buena voluntad. el otro la «cooperación, el siguiente armonía, el de más allá la cordialidad, el que le sucede, la justicia, y así hasta agotar las simbólicas columnas, sobre las cuales se tendieran, a guisa de cúpula procelosa, enlazados y abiertos al mundo, los pabellones de los pueblos reunidos; y no tuviéramos que venir a estas horas a decirle que su creación es embustera y menguada, porque sobre cuatro columnas no pueden levantarse sino dos horcas caudinas, que podrían ser muy bien la representación de la política predatoria de los secuaces de Roosevelt.
Pensándolo bien, el Panamericanismo debe ser, en grande, en cuanto a las entidades que lo componen, lo que es una nación o una familia, en pequeño, respecto de los habitantes que la constituyen o de los miembros que la integran.
Para que una nación o una familia anden bien, han menester, ante todo, que la armonia regule todos sus actos. se ha visto que Mr. Hughes prescinde de ella en su discurso, suprimiendo así la más poderosa, la columna de diamante del edificio ideado por él; en lo que ha hecho bien, porque de otro modo habría sumado una contradicción más a su discurso, pues para todos nuestros pueblos es claro que son los Estados Unidos la primera potencia que ha roto, está rompiendo y seguirá alterando esa armonía con su política de dominación y penetración, con su espíritu de rapacidad, con las ventajas que Writud confianza, semilla prolífica y nociva, a lo largo y a lo ancho del continente, mal podía hallarse el conjunto de metales de que se formó la columna de Corinto, símbolo del haz de voluntades de tantos pueblos, para erigirla como soporte indestructible del templo del Panamericanismo Otro vacio, ya anotado por Pueyrredón, es el de la cooperación económica, columna de plata que se reserva en sus sótanos el pueblo más comercial del mundo, por lo cual no lució como sustentáculo del infausto momento de Mr. Hughes.
Como este palaclo ha de ser de todos y para todos, con derecho a llevar a él cada nación sus escudos y sus símbolos soberanos, para ornamentar los muros y decorar su cielo, ya vemos campear en primer término los atributos y emblemas del pueblo americano: este cuadro de tamaño heroico representa a la Libertad iluminando al mundo; ése, al águila rapaz volando por todos los cielos; aquél, el Piel roja aplastado por la mano férrea de un coloso; el otro, al negro indefenso batido por perros y balas en las brenas del Sur. Luego vienen los que reproducen hazañas internacionales: la toma de Panamá y la apertura del Canal, el despojo de Méjico, el de Santo Domingo, hasta el bloqueo heroico contra Sandino y sus milicias; el ancho mar ocupado con acorazados y flotas comerciales; la tierra sembrada de trigos y poblada de rebaños; el cielo oscurecido por águilas: todo enorme y sublime, como los emblemas del escudo de Aquiles. en los sitios intermedios ya colgarán las otras naciones sus pobres cuadros, sus ofrendas humildes.
Pero como cuando el caos es el arquitecto, el edificio será Babel que dijo Hugo el palacio del Panamericanismo, con tanto énfasis construído y adornado, pero con cimientos de contradicción y columnas endebles, en vez de ofrecer seguridad los delegados que han de ocuparlo, tiene que enfundirles zozobra y hacerlos estar de pies y con el sombrero listo, no sea que en la hora menos pensada, castillo de arena, se desplome sobre ellos. cada delegado irá a su pueblo a decir la triste verdad: que el Panamericanismo es una torre de humo, un simulacro, un bello sueño irrealizable. Que el deber común es vigilar cielos y mares, porque son muchas las águilas rapaces, porque son muchos los buques piratas que amenazan por todos los extremos del horizonte. el peor enemigo, el oro yanqui, que ilumina, que iluminó pues ya se ha ido con reflejos siniestros, las paredes de nuestras cajas oficiales.
Las cuatro columnas de Mr. Hughes Por Rendón deriva de su inmensa red de go, y lo está diciendo Nicaraoro, en que caen como peces gua, donde cada grito de proincautos pueblos y más pueblos; testa por la intervención amecon ese supremo poder, en fin, ricana lo inspira la injusticia que la capacita para adoptar que tal conducta origina.
ante el mundo entero el arro La buena fe, base de todo gante lema que le dió la fábula acuerdo, columna de cristal de al rey de los felinos: Quia roca, no estaba al alcance del nominor Leo arquitecto americano, porque su Cierto que la independencia, pueblo, o mejor su gobierno, la la estabilidad, la mutua buena enterraron a mil codos desde el voluntad y la cooperación valen nefasto dia cuya luz apagó la mucho. Pero algo más debe inmensa llamarada de libertad exigirse, por encima del mismo con que la gran estatua inflama calor de afecto, columna de oro, los cielos del Norte, por haber que también olvidó el orador un presidente de la Unión lanamericano, a una entidad como zado al mundo esta frase de el Panamericanismo, para que infamia: took Panama.
no siga siendo, como lo ha sido, El desinterés, sin el cual no un ente de razón, un nombre existe unión posible, columna vago que sólo encubre venta de mármol, es algo exótico en taja para los Estados Unidos, aquel país del dólar. esa coamenazas y aprensiones para lumna no podía haberla nuestro los hispanoamericanos.
arquitecto, por lo cual deja un La justicia que es el alma de claro en esta fábrica que la dilos pueblos, ha debido ser otra plomacia mendaz quiso sublimar columna capital, columna de hasta el cielo ante los mundos bronce, de la flamante fábrica. estupefactos.
Pero yace medio sepultada y El respeto mutuo, sin el cual mutilada a los golpes ciegos todo acuerdo es fábula y ludidel mismo pueblo en cuyo nom brio, tampoco se alzó, columna bre habla el arquitecto infortu fuerte, al llamamiento del consnado. Lo prueban Panamá y tructor, porque habiendo el pueMéxico y Haiti y Santo Domin blo americano sembrado la desManuel Antonio Bonilla Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica