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312 REPERTORIO AMERICANO De París Ceinture a Rusia De El Sol. Madrid Azorin, con su sino escandaloso (de puro 98. vuelve a estar en avanzada.
Su rostro impasible y lunar se adelanta a un primer plano de reflejos.
Una gran mnchedumbre le estamos contemplando. Azorin, embajador, a Rusia.
Esta muchedumbre tal vez anda un poco sorprendida por esta embajada. Pero los hombres de la generación cazoriniana dan estas sorpresas en sus itinerarios diplomáticos.
Si Azorin heredero en cierto modo de Valera, atento a las floraciones suramericanas, constructor de páginas casticistas, mantenedor de tradiciones y clasicismos hubiese sido nombrado para representar a España en Buenos Aires no hubiera sorprendido.
Como tampoco el que Ramiro de Maeztu, espíritu turbulento y religioso, obsesionado de problemas sociales y económicos y atento seguidor del fenómeno eslavo, hubiera sido desig.
nado para informarnos sobre la nueva Rusia Pero no. Rusia parece ser que va Azorin. Ahora. tiene derecho Azorin para ir a Rusia?
pasado. Azorin, uno de los pocos auténticos liberales de España. Ha sido un error tomar a Azorin por conservador, por reaccionario, por académico.
El error ha consistido en juzgar al autor por sus temas y no por sus procedimientos. Qué importa cantar castizos españoles si el modo de cantarlos es el más anticastizo y enemigo?
La ruta de Don Quijote pudo ser escrita por los Goncourt. Los pueblos, por el poeta del Vigneron dans sa vigne, Ciertas páginas parlamentarias y criticas, por Constant, Lemaitre y France. Azorin aplicó a España un amor reflejo: el que espiritus delicados de Francia sentian por Francia. Es mucho más conservador y entrañable el amor español de un Unamuno, de un Baroja. Amor directo, amor estímulos extraños. Se explicaria si no el famoso escepticismo de Azorin. El escepticismo: una cualidad muy conllevadera con el progresismo. Contaba el mismo Azorín que cuando un alto personaje (creyendole entusiasta guardador de las más firmnes esencias españolas) le llamó un dia para encargarle de un órgano de opinión, se limitó a sacar de su breve tarjetero una lista donde apuntados minuciosamente estaban todos los periódicos fallecidos durante cierto numero de años.
De un espíritu que a una incitación vital responde con una letal demostración. qué se puede esperar? Sólo eso: la canción de Itálica. La elegia de las ruinas. La deliciosa melancolia de unas páginas cansadas.
Pues este espiritu es el que Rusia va a poner ante su volcán. Este espiritu, sacado de repente de frente a las cubiertas amarillas de un bouquin en el Sena, en el Botánico y trasportado a la crudeza hielo y fuego de un novísimo mundo. sarcia Monge, an viva empatia, Arin Madrid spaimte 7728.
En amplia emisión de concesiones, si. Por qué no va a tener derecho. Francia, por ejemplo, lleva concediendo ese derecho a sinnúmero de escritores inferiores en posibilidades apercipientes a las de Azorin. No hay que decir de Inglaterra y de Alemania. Es decir, habria que decir mucho. Entre nosotros, el derecho del viaje a Rusia lo habían ejercitado hasta ahora figuras políticas más bien que literarias.
El Viaje a la Rusia Sovietista, de Fernando de los Ríos. editado con gran éxito por Calpe. fué un libro de cátedra más que de otra cosa. Sus concepciones sutiles y circunvexas le imposibilitaron para llegar a círculos emocionales y hondos de lectores. Fué el libro de partido y de teoría. Un libro que estando irreprochablemente redactado no podia tener consecuencias literarias.
Más pareció tenerlas el folleto del sindicalista Angel Pestaña. si tampoco las logró fué debido a la esencia refleja antioriginal que llevaba dentro. Anarquista, halló en el estilo individualista de Baroja una forma congruente. Pero de haber escrito aquellas brusquedades impresionistas de Rusia Pío Baroja a escribirlas Angel Pestaña existió una gran distancia. Pestaña en Rusia fué también a lo suyo, a algo inmediato, sin desinterés, sin literatura, sin grandeza de contemplación.
El tercer memorable ensayo lo realizó entre españoles Alvarez del Vayo. Conocido es el vivisimo éxito que alcanzó su Nueva Rusia. Aportaba Vayo en su libro la técnica del corresponsal, del informado: la noticia fresca. Pero también faltó a su obra el reposo de una visión inutilitaria, la serenidad de gran onda ante el fenómeno humano de la Rusia nueva. El centenario de Tolstoi hizo concebir la esperanza de que Unamuno y Pio Baroja acudirían a Rusia. Ninguno de los dos parece ser que pueden acudir. Baroja está desolado. La invitación le llegó tarde. en él era un sueño de toda la vida ese viaje. De Unamuno y de Baroja Jubiéramos obtenido lo que ningún otro escritor hispánico salvo Maeztu fuera capaz de procurarnos: la visión apasionada y alta. La mirada profunda. La comprensión y la entraña.
También se habló de Valle Inclán. Pero Valle Inclán es un prosista un estilistacomo Azorin. Es decir, un espíritu más de la letra que del sentido de las cosas.
Siendo Tirano Banderas un libro de remoteces y aventuras, resulta uno de los libros más académicos en el magnifico significado de la palabra escritos contemporáneamente. Recuerda a algunos de Pereda que había necesidad de consultar un vocabulario final. No hay que olvidar eu Valle sus orígenes en la novela: regionales, circunscritos.
Ahora Azorin, electo por los rusos, va a llevar sus ojuelos escrutadores del petit fait tainiano a la escenografia engañosa y peligrosa de una visita oficial, de un mundo virgen sucintamente engalanado con bambalinas y candelas. volvemos a preguntar. Hasta qué punto tiene Azorin derecho a ese viaje? sin embargo. No sentimos en el fondo cierta grata expectación por ese viaje de Azorin?
Es muy posible seguro que Azorin no nos traiga la Rusia compleja y dinámica que se está fraguando un porvenir. Pero ¿y esa otra, concomitante al Asia, a lo estático, a la estepa muerta, a la ruindad de las cosas. esa Rusia de los diminutivos. Ah. un poco más de esfuerzo y Azorin llegaria a su paisaje ideal. Por qué no intentarlo, Azorin. Japón. si le parece lontanisimo, Holanda No nos explicamos como los bátavos y los japoneses no han invitado todavía a este exquisito iluminador de estampas (de quietudes, de matices. Como no nos explicamos el que los eslavos le hayan hecho su propuesta. Tal vez los rusos, grandes escenografos, están convencidos de que a sus Congresos da lo mismo que acudan fervientes o escépticos. Ellos van a lo suyo. Tal vez, si perdura aun en Rusia el espiritu místico de la dictadura, sueñen generosamente en el más bello de los sueños humanos: la conversión de los descreidos.
El alumbramiento de la fe. logren de Azorin un catecumeno, un antiliberal, un anti Paris Ceinture.
De Azorin, viajero fuera de España, poseemos un único antecedente: Paris bombardeado. Un librito que, partiendo de Moratín, terminó con una sencillez moratiniana frente al terrible conflicto europeo. Piensese que el pulcro Moratín presencio casi inmutable los sucesos de la Revolución francesa. Paris bombardeado, sin embargo, fué como el límite de las posibilidades «azorinianas en viajes exterrigenas. Para Azorin construyó Laforgue aquellos versos: Je aurai jamais aventures; qu il est petit, dans la Nature, le Chemin fer Paris Ceinture.
Paris. Hasta ahora, ése parecia el máximo límite cazoriniano. Más que sobre Moratin influyó Paris sobre el autor de El politico. Toda la obra de Acorin es Paris.
Ese Paris jacobino, burgués, positivista, comtista, parlamentario, liberal del siglo De todas estas dudas nos sacará. verdad. el mismo Azorín a su regreso. Gimenez Caballero Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica