112 REPERTORIO AMERICANO el narracuna feroz un por la noche en el desierto, ese extraño y remoto de sierto de donde venían los Vagabundos.
que han visto los ojos, y esto en un país de maravillas.
Pronto el crepúsculo dio campo a las estrellas, y los Ninguno de sus instrumentos era conocido en Nen, colores de Bar Wul Yann fueron desvaneciéndose. La ni en parte alguna de la región del Yann; ni los cuer vista de aquellos riscos fué para mí como la cuerda nos de que algunos estaban hechos eran de animales musical que, desprendida del violin por la mano del que alguien hubiera visto a lo largo del río, porque genio, lleva al cielo o a las hadas los espiritus trémulos tenían barbadas las puntas. cantaron en un lenguaje de los hombres.
ignorado cantos que parecian afines a los misterios de la noche y al miedo sin razón que inspiran los lugares porque eran marineros del río, no del mar, y conocian Entonces anclaron a la orilla y no siguieron adelante, oscuros.
Todos los perros de Nen recelaban de ellos agriael Yann, pero no el oleaje de fuera.
mente. los Vagabundos contábanse entre si cuentos el momento llegó en que debíamos separarnos, espantosos, pues, aunque ninguno de Nen entendia el capitán y yo; él para volver a su hermosa Belzoond, su lenguaje, podían ver el terror en las caras de los frente a los picos distantes de Hian Min; yo a buscar oyentes, y cuando el cuento acababa, el blanco de sus por extraños medios mi camino de retorno a los camojos mostraba un vivido terror, como los ojos de la pos brumosos que conocen todos los poetas, donde se avecilla en que hace presa el halcón. Luego alzan las casitas misteriosas por cuyas ventanas, midor sonreía y se detenia, y otro contaba su su historia, y rando a Occidente, podéis ver los campos de los homlos labios del narrador del cuento primer temblaban de bres, y mirando hacia Oriente, fulgurantes montañas de espanto. Si acertaba a a aparecer alguna de serpiente, fantasmas, encapotadas nieve, que marchan de calos Vagabundos recibíanla como a hermano, y la dena en cadena a internarse en la región del Mito, y serpiente parecía darles su bienvenida antes de desa más allá, al reino de la fantasia, que pertenece a las parecer. Una vez, la más feroz y letal de las serpientes Tierras del Ensueño. Nos miramos largamente uno a del trópico, la gigante lythra, salió de la selva y en otro, sabiendo que no habiamos de encontrarnos jamás, tróse por la calle, la calle principal de Nen, y ninguno porque mi fantasia va decayendo al paso de los años de los Vagabundos se apartó; por el contrario, empezay entro cada vez más raramente en las Tierras del ron a batir ruidosamente los tambores, como si se traEnsueño. Nos estrechamos las manos, muy poco ceretara de una persona muy honorable; y la serpiente pasó moniosamente de su parte, porque tal no es el modo por en medio de ellos, sin morder a ninguno.
de saludarse en su país, y encomendo mi alma a sus Hasta los niños de los Vagabuudos hacían codioses, a sus pequeños dioses menores, a los humildes, sas extrañas, pues cuando alguno se encontraba con a los dioses que protegen a Belzoond.
un niño de Nen, ambos se contemplaban en silencio con grandes ojos serios; entonces, el niño de los VaLord Duns any gabundos sacaba tranquilamente de su turbante un pez vivo o una culebra; y los niños de Nen no hacían nada de esto.
Anhelaba quedarme para escuchar el himno con que reciben a la noche y que contestan los lobos de las alturas de Mloon, mas ya era tiempo de levar el ancia para que el capitán pudiera volver de Bar Wul Yann a favor de la pleamar. Tornamos a bordo y seguimos aguas abajo del Yann. El capitán y yo hablábamos muy poco, porque ambos pensábamos en nuestra separación, de ser para largo tiempo, nos pusimos contemplar el esplendor del sol occiduo. Porque el rojizo; mas una tenue y baja bruma envolvia la selva, y en ella vertian su humo las pequeñas ciudades de la selva, y el humo se fundia en la bruma, todo se juntaba en una niebla de color púrpura que encendia el sol, como son santificados los pensamientos TRABAJOS de los hombres por alguna cosa grande y sagrada. veces la columna de humo de algún hogar aislado levantábase más alta que los humos de la ciudad y fulguraba señera al sol. ya los últimos rayos del sol llegaban casi horizontales, cuando apareció el paraje que yo había venido a ver, porque de dos montañas que alzábanse en una y otra ribera avanzaban sobre el río dos riscos de rojo mármol que flameaban a la luz del sol raso; eran bruPropietane ñidos altos como una montaña, casi se juntaban, y el Yann pasaba entre ellos estrechándose y encontrata el Era Bar Wul Yan, la Puerta del Yann, y a distancia, por la brecha de esta barrera, divisé el azul indescripJuon Piedra tible del mar, donde relampagueaban pequeñas barcas el sol se puso, y vino el breve crepúsculo, y la apoteosis gloriosa de Bar Wul Yann se desvaneció; pero aún llameaban las rojas moles, el más bello mármol (Cuentos de un sonador. Madrid. AMERICANA SASTRERIA era un un oro Sanlore Costa Rica NUESTROS LARGA PRACTICA EN NUEVA YORK SON GARANTIZADOS Ladies and y Gentlemen Taylor mar.
de pesca.
Lado Oeste Foto Hernández Imprenta y Libreria Alsina. San José de Costa Rica Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica