88 REPERTORIO AMERICANO Leyendo a Coleridge Por PIO BOLAÑOS Colaboración. San José, Costa Rica. Agosto de 1936.
idioma Samuel Coleridge Conversando con el Maestro García Monge. le llamamos Maestro y no Profesor, porque el primero aconseja tratando de ensan char el horizonte de sus oyentes, que es lo que hace García Monge, mientras que el segundo sólo prescribe eglas a sus alumnos, es decir, preceptúa y nos decía aquel Maestro que bien valía la pena de dar al Repertorio, si no todas las ideas, al menos algunos de los conceptos que se encuentran en las obras de Coleridge, ya que se siente la necesidad de un comentario de su obra crítica, dado que ella no ha sido, que sepamos, vertida al castellano y la escrita en su natal poco circula en estas tierras america nas. Puede agregarse que Samuel Taylor Coleridge es uno de los clásicos olvidados y es tiempo ya de revivirlo, de recoger sus lecciones Siguiendo, pues, la insinuación del Maestro García Monge intentaremos la tarea que, aunque árdua y dificultosa, no es por ello menos halagueña; y más bien se podría llama: ésta, no de comentarios sino de modesta divulgación de una obra de mérito intrínseco, y en la cual hay sugerencias y deducciones sobre el arte, que son dignas de un prolijo estudio y comentario Conocíamos de Coleridge las estrofas sobre el silencioso mar en la balada The (Ei antiguo marino. obra que según expresa delicadamente Strachty (1. es el punto fijo para orientarse en la historia de las letras, no por las descripciones de los de los objetos naturales, sino porque pasa majestuosamente por la visión del poeta un integro y nuevo universo de cosas infinitas y eternas; fué el descubrimiento de lo desconocido. Estamos todavía bajo el hechizo de The Ancient Mariner; y la poesía para nosotros significa, primero, algo que sugiere por medio de las palabras, misterios e inmensidades. Más tarde leimos los Ensayos y encontramos en esas páginas un mundo de conceptos y de enseñanzas que nos han producido una sensación de placer y de admiración como la obtenida de Strachey al conocer The Anrient Mariner.
Coleridge formó en Inglaterra con Southey y Wordsworth el terno de los Poetas de!
pero su más valiosa producción es la exornada en sus juicios de crítica literaria y filosófica, que es como decimos antes, la menos difundida, aunque si la más intensa y la más perfecta en la forma, que brotó de tan selecto ingenio. Arthur Symonds prologuista de los Ensayos declara: Aristóteles es el matemático de la crítica, Coleridge es el sumo Sacerdote y a fe que le asiste razón, como trataremos de hacerlo ver en estas páAncieni como veMariner poética que hacia un gran poeta. agrega, es como una corte subterrárea de sentimientos que siempre está presente, mas nunca, en ningu.
na parte, como una excitación separada Hablando sobre las lenguas insinúa discietamente al aficionado a la literatura a leer el idioma original en que fueron escritas, tanto las obras clásicas como las modernas, considerando este método de gran importancia para poder pensar en la misme lengua y adaptar su tendencia de inspiración original sobre las reglas que prescribiero? aquellos sublimes genios griegos, en la virtuosa y hicieron Virgilio, Horacio y Ovidio, que se inspiraron siguieron los pasos de los anti guos poetas, bebiendo en las puras y cristalinas fuentes helénicas e interpretando, sin perder originalidad ni bajar a la imitacion servil, más bien cjercitando la flexibilidad de la mente para establecer una comparación digna de aquellos primeros intérpretes del arte, como al fin lograron hacerlo esos tres grandes clásicos latinos. Tomaron éstos de sus modelos ei jugo y la cadencia el metro, legando a la posteridad obras maestras que no son imitaciones sino de mérito con valor propio y que por ello sirvieron y aun sirven a su vez de modelo a las generaciones futuras para elevar el estro en el desarrollo y fino cultivo de la poesia; como mos en el Arcipreste de Hita y Fray Luis de León en los clásicos castellanos; como en la lengua inglesa en Milton, Pope y Shakespear, o como en la lengua francesa en Villon, Mcliere, Racine y otros; y al hablar sobre la poesia inglesa de su tiempo sostiene Coleridge que Cowper y Bowles fueron, según su modo de pensar, los que primeramente combinaron los pensamientos con la dicción natural. como los antiguos griegos y latinos. y quienes conciliaron el corazón con la mente.
Un estudio psicológico dedicó Coleridge en sus Ensayos a la supuesta irritabilidad del genio y a las causas y ocasiones del cargo, asi como sus injusticias y como es menester hacerse al margen, dejaremos al propio autor exponer sus ideas en esa cutida materia, trasladando tan fielmente como se pueda, las interesantisimas observaciones de la psicoanálisis que dedujo de su estudio. La pasión. dice en el Capitulo II de su Biografia Literaria)
está en proporción inversa del discernimiento, que con ser más intensa es menos distinta; de alli que la indignación sea la consecuencia inevitable. La ausencia de toda base dentro de nuestras mentes no obstante creer que la verdad es indispensable para su seguridad y felicidadno puede producir otra cosa que un estado de desasosiego en el sentimiento, un invosentido del miedo, del que la naturaleza no tiene medios para libertarlo, si no es por el de la indignación. La experiencia nos prueba que la primera defensa de las mentes débiles es la recriminación.
nuevo de pués de Virgilio a Ovidio. Me acostumbró a comparar a Lucrecio (en los extractos que entonces leia) con Terencio y sobre todo, los castos poemas de Catulo, no sólo con los poetas romanos de las ilamadas edades de bronce y plata, sino también con los de la era de Augusto, y en el terreno del juicio simple y de lógica universal, a ver y afirmar la superioridad de los anteriores en la verdad y la cualidad nativa, ambas, de sus pensamientos y dicción. Al mismo tiempo que estudiabamos los poetas trágicos griegos, nos hacia leer Shakespeare y Milton como lecciones, que por otra parte, requerían mayor tiempo e inquietudes para las discusiones, a fin de escapar a su censura.
No es de extrañar que con disciplina de tal naturaleza adquirida en la escuela, no hubiese obtenido Coleridge la base fundamental para refinar su talento y llegar a poseer la suficiente fuerza mental y la ecuanimidad de espiritu para juzgar con erudición las obras artisticas de los otros. Más adelante, afirmando lo que decimos, se expresa asi: Los poemas mismos, asumen las propiedades de carne y sangre. Recitarlos magnificarlos, contender sobre ellos, no es otra cosa que pagar una deuda debida a alguien que exista para recibirla.
En su estudio comparativo sobre los postas nos enseña que. y he buscado refugio después de algún tiempo de un dolor corpo.
ral y de una mal dirigida sensibilidad, en investigaciones abstractas que excitaban la fuerza y la agudeza del entendimiento sin despertar los sentimientos del corazón; no obstante hubo todavía un largo y bendito intervalo en el cual les fué permitido a mis facultades intelectuales dilatarse, y a mis tendencias driginales, desarrollarse por sí solas; mi fantasía, y el amor de la naturalcza y la interpretación de la belleza en cantos y en formas. Nuestra genuina dmiración Lago ginas.
luntario Coleridge (2) hizo sus primeros estudios en Christ Hospital y después, pasó a Cambridge. En el primero de esos centros educativos encontró al Reverendo James Bowyer, según el mismo lo cuenta en su Biografia Literaria Temprano modelo él. dice Coleridge) mi gusto a preferir Demóstenes a Ciceron; Homero y Teocrito a Virgilio y desNo hay filósofo que no vislumbre Que la ira y el miedo son una dolencia; Aunque queme y pueda helar, Ambas son idénticas a la fiebre. Pero cuando las ideas son vividas y existu un poder interminable de conibinalas y (Pasa a la pàg. 94. 1) Lytton Strachey: Books and Characters Chatto and Windus London (9) Samuel Taylor Coleridge, poeta, nació en Ottery St. Mary, Inglaterra; murió en Hightgate en 1884.