Stalin

REPERTORIO AMERICANO 363 Muy sencillamente deseo de rodar tierras, espontáneamente, o quien sabe por que influencia. Después, el mal caracter del padre, contribuyó no poco a nfirmarlo en la necesidad de abandonar el cafetalillo de la casa paterna. allá se fue, como Juan desterrado. De sus viajes SRCÓ alguna cosa, cierta prontitud de espiritu y facilidad para hablar. Victorino se habia hecho hombre en el trato con los hombres. Contaba los crímenes que habia presenciado, como si fueran cuentos de ca.
minos. Oyéndolo uno, en una noche de inCansancio mental Neurastenia Surmenage Fatiga general son las dolencias que se curan rápidamente con Don Nicasio había trabajado por muchos años en la linea. Asi se llama a la parte de la zona atlántica cruzada por la linea férrea y cubierta de bananales. La linea comprende un largo periodo de historia na cional. La historia de los trabajadores. Alti han vivido grandes masas de seres humanos en un recio combate con el ambiente.
Los campos están sembrados de muertos desconocidos. Pero al fin el hombre se ho aclimatado victoriosamente. Don Nicasio es uno de estos hombres: ha caminado por los tierras fangosas; ha soportado los soles ca lidos de la región: ha desafiado tempestades e inundaciones; ha visto las serpientes ceñidas a sus pies. Es el tipo del dominador.
Inteligente, escéptico, entusiasta, alegre como niño: habituado al sacrificio y a la muerte, ha terminado por no darle impetancia a estas cosas.
Don Nicasio cuenta muchas veces incl.
dentes de su vida alll. Le preguntamos secamente. usted nunca ha matado a un hombre. Qué es matar a un hombre allí? La fie.
bremata muchos hombres; las serpientes matan muchos hombres: las aguas torren tosas del Reventazón se tragan muchas vidas; los rayos del cielo hieren a muchos trabajadores. El nos contesta también seca.
mente, de un modo sencillo. Sí, a un chiricano.
Esta de pie. Sonrie. Habrá sonreido cuan.
do mató al hombre? Cuenta. Era de mal impetu el hombre; muy al.
tanero. Se enojaba por cualquier cosa y todo era disparar tiros. Yo era entonces at.
toridad. Una tarde de pago lo requeri para que se retirara del lugar. Provocaba a to.
do el mundo. Se me vino encima con su largo machete: pude quitarme el tiro mor.
tal. Se armó de nuevo se me vino a fondo.
Casi me caigo. Me armé de mi revólver y a un nuevo ataque mal intencionado, le disparé un tiro. Le impresionó la escena?
allí hay que matar cuando hay que matar. Además, yo era autoridad. Las gentes me querian, Sonrió bondadosamente. Parecía más bien satisfecho de la totalidad de la vida. Aquello era un incidente.
KINOCOLA el medicamento del cual dice el distinguido Docfor Peña Murrieta, que vierno, en el cortijo de una casa campesina, mientras la noche se cierra completamente y suena la lluvia sobre los árboles, se veia un juego macabro de cabezas de negros o de chinos volando por el aire, de manos que saltan desesperadas, en un afán de asirse de algo y se oían quejas lamentables. Victorino decia las cosas, a veces, con una crudeza de cárcel: andaba por el camino con las tripas de fuera como un caballo. era un esbirro de la finca, y le cortaron la lengua como si fuera una chira de plátano. la negra, enloquecida, le arranco de un mordisco la nariz al negro.
Victorino, por qué le pegaste a tu tata. Casi lo mato: por poquito lo mato.
Un hermano mio, el menor, pobrecito, cuando vió al viejo en el suelo, me dijo: Te habrés pasiado en tata. Qué sé yo. le dije. Ustedes tienen la culpa. Por qué no lo amarraron a un palo? El viejo tiene sus caprichos. Los otros hermanos dicen que es bueno; perdonarle sus viarazas. aguantan palo, porque tata parece que hubiera sido cabo del cuartel en tiempo de Iglesias. Ya yo no estoy acostumbrado a todo eso. Me le zate muy chiquillo y no volvi sina como quince años después. Cuando llegué a casa, con lo primero que me salió fue otro piojo; uho.
ra que se murió la mama, se amontonan para matarme. Pero estoy acostumbrado a esta clase de hombres. Un poquillo de gun ro, los pone locos, y tata se habia dado al guaro mucho más después de la muerte de mama. Queria a la difunta a su manera, onque nunca le pegó. Es verdad. Tata, vengo a que me perdone le dije yo muy humilde Que perdone ni que diablos. ustedes, marranos, no los perdona ni Dios. No se encolerice. me atrevi a insi.
nuarle pa placarlo. Pero el que está tambaleándose en medio corredor, se vino a don.
de yo y pum, me lanzó una trompada. No importa, me dije, con tal de que no pase a mas. Pero el viejo se incorporó. Ca. del demonio Yo me lancé al patio pa poneme en guar dia. Qué caray, si me pega, le doy una la lección. Se me vino como un toro, pero con la cutacha en la mano y plas, me dejo ir un planazo en la espalda que sonó como un trueno El lo quiere. mi me han dicho los machos, que cuando un hombre quiere que lo maten hay que matarlo. Saqué el cuchi.
lo como un rayo y le di al viejo media do.
cena de cintarazos. Habia que oirlo. Al fin, en medio del grito de las muchachas, cayó al suelo echo un montón Victorino, me decin una hermana, an.
date. Tata te va a coger ojeriza. No me voy, Casilda, le dije: si yo no lo domestico les quita a ustedes toda la he.
rencia la mañana siguiente llamó a los otros hijos y les dijo. Levántenme, y vámonos donde el abo. presta grandes servicios a tratamientos dirigidos severa y científicamente INDICE. Nada Libros que le recomendamos: Salvador de Maradiaga: Arceval y los ingleses: Juicios póstumos sobre Inglaterra que escribió Julio Arceval 04. 00 Pablo Neruda: Residencia en la tierra Diez anos de poesia (1929 1935. Dos Vols.
12. 00 Agustin Aragon Leiva: La ciencia como drama. Ensayos de estética y de filosofin de la ciencia. 00 Fernando Gonzales: Cartas a Estanislao 00 Porfirio Barba Jacob: Rosas Negras (Poesias escogidas) 00 Wagner: través del prisma del Tiempo 50 El libro de Chilam Balam de Chuma yel Version maya de Antonio Media Bo1. 00 Lion Feuchtwanger: El judio Suss. Novela histórica 00 Teodoro Celms: El idealismo fenomelo gico de Husser 00 Louis Stevenson: La casa solitaria (Novela. 00 Roris Bajanov: Al servicio de Stalin 00 Salvador de Maradiaga: La firafa sagrada Novela fantasia 00 Giménez Caballero: Yo, Inspector de alcantarillas (Epiplasmas) 00 Dirijase al Adr. del Rep. Am.
Correos: Letra San Jose de Calcule el dólar a 6. 50 El pecado de Victorino Victorino le había pegado a su propio padre. La cosa la contaba el mismo Victorino con un si no es de tragedia y de humorismo endemoniado, casi cinico. Nos habla mos acostumbrado a preguntarle: Victori.
no. cómo fué que le peguste a tu buen padre? él, casi siempre, respondin con un poco de sarcasmo. Mi buen padre?
Hombre, se lo hubiera deseado Ud. que es tan buena persona. después seguia la ne.
gra historia.
Victorino era de por allí de Candelaria o de Vuelta de Jorco. Un hombrecillo pequeño, de pocas carnes, muy ligero de cuerpo y de ojos chispeantes, Habia vivido su mundo; no el de su vecindario apenas, al cunl no pudo acomodarse fácilmente siao un mundo lleno de viajes y de largas au.
sencias: El Colorado, Golfo Dulce, Tala.
manca, etc. etc. aun más allá: Honduras, Bluefields y hasta la costa atlántica de Guatamala. De muchacho le había venido el lio Rado No fué posible persuadirlo. Todo hecho una dolama y quejándose de rato en rato se vino a pie hasta San José y arregló las cosas. Lo demás, dijo, me lo bebo yo solo y a ningun hijo de mil. le importa.
Cuando cogi lo mio, una cochinada cual quiera, porque entre tata y los abogados se fué casi toda la herencia de mama, me fui del pueblo. Otra vez al mundo hasta que se muera el viejo o me muera yo,