REPERTORIO AMERICANO trataba de hacer el elogio de la ridad hasta el más aupado. No nola. Se leia a Erasmo con frut gio en latin y en castellano. No locura. No hablaba Desiderio di perdona Desiderio a nadie. ención y se le meditaba. Lo que se se conoce, sin embargo, traducrectamente. La palabra la leva tre las finas e ingeniosas obser tradujo en España fue el Ención antigua castellana. Delen ba la propia locura o estulticla vaciones, sin que acertemos a in quiridion. Frente a un concepto quiridion se hicieron varias traSiete dias tardó Erasmo en eseri dignarnos, sin que nos atravamus formalista y rudo, vindicativo ducciones Modernamente ha sibir este librillo. Años y años de reir, el pensamiento del autor muchas veces, se ponia este con do reeditado por el Centro de Esintenso y penoso trabajo le costaron los sabios infolios. en se va deslizando con elegancia cepto dulce, intimo y amoroso tudios Históricos. Del Elogio de ática Llegamos al final La doctrina encantaba a los es la locura hay una chirle tradustodo el planeta ha quedado vivaz parece haber despertado de un piritus selectos. No podia durar ción moderna, y otra purislma y lozana esta obrilla, en tanto agridulce sueño. Nuestro coneep mucho este delicioso goce. Pron de Julio Pujol que se abismaban los Soler ha heinfolios Pin to de la vida es ya otro. Diviase to, a pesar de las altas proteccio cho otra versión catalana. Tainy ¿Y qué es el Elogio de la Inque de un plano bajo hemos as nes los libros de Erasmo fueron bien Pin y Soler ha puesto en cura El Elogio de la locura cendido a otro eminente, donde perseguidos. Sañudos contendo catalan el Compendio erasmico es el salón de los espejos. Pene aire respirable es más sano res tuvo también en España el de urbanidad. De Erasmo ha tratramos en el salón cubierto de Es eso eso es lo que queda de Eras filósofo. El foco dei erasmismo tado Menendez Pelayo en sus pejos y no no sabemos ni lo que es mo. Como en fin de cuentas de fue extinguiéndose. Dejó, con to Heterodoxos. Adolfo Bonilla real ni lo que es ficto. Hemos Quevedo quedan sus jugueteos, do, una estela. No es el moder tiene un libro agotado hace perdido la noción de la seriedad de Valdės su Diálogo de la len no krausismo un rastro secular años, sobre Erasmo en España. Es serio que dice ahera gua. y de Vives sus Coloquios en del erasmismo. No es, como el De Erasmo en España se habla Erasmo. Es ironico? No lo sa cantadores. Quedan también de erasmismo, un ansia de espiri también en el prólogo puesto a bemos. vamos deambulando Erasmo sus Diálogos. y acaso tualidad y de imperio de la con la moderna edición del Enquipor la sala entre las brillantes el Enquiridion. En España, De ciencia? El Elogio de la locura ridion. el mismo Bonilla, en planicies azogadas. Toda la vida siderio tuvo muchos amigos. Fue no se sabe si fué romanceado. Se su biografia de Vives, habla aslhumana pasa por aqui. Desde el éste del erasmismo fervido un habla en algún indice expurga mismo de los erasmistas españomás modesto detentador de auto momento feliz en la vida espa torio de la prohibición del Elo les Madrid, 1935 el esto Recado sobre los Tlalocs (1)
Las mujeres tejían algodón o henequin en el Valle de México, mirando en lo alto un Tlaloc muy tapado de nubes. a los niños que subían por leña del pino ocote, el Tialoc entre cortar y el coger, les echaba, a lo zumbón, una miradita verde por las ramas.
Los venados y los tigrillos corrían por el Tlaloc, su padrecito; los faisanes voladores cortaban el Tlaloc ocotal a cuchillada roja, subiendo y bajando; los castores y los armadillos vivian en los hoyos y en los tüneles del Tlaloc, que por fantasia tiene sus grutas donde deja vivir las bestiecitas que no quieren nada con el Sol.
En el Anahuac los Tlalocs eran amigos de las serpientes que, al comenzar a llover, salen a averiguar novedades, contentas de res.
pirar aire sin poivo Los bien queridos estaban en los templos de Cholula o de Teotihuacán, con sus ojos rodeados de tres rodelas serpentinas y con su aliento de espiral, saliendo de su boca grandes con su cara negra de nub ngua su vestido pintado en agua verde azul y en agua azul verdosa. Más vivos que allí esta.
ban en la selva, donde todo se mueve por el dia o la noche, y en los rios que bajan sin freno. Los Conócelo. Todo hasta entraban en las casas de los mexicanos, con las vasi.
jas de agua a ver cómo son las casas de hombre, y el indio por cariño de ellos, los pintaba en la cântara, y al beber se bebia a su Tinloc de cristal, que se rompe y se queda entero.
Teniendo sus Tlalocs a cada cerro y a cada laguna y rio, teniendo además a la mujer de traje de jade que espejeaba aquí y allà, contando también a Siete Serpientes. su hermana, ya otros muchos dioses bien mentados, fuesen vistos o no vistos, la Tierra de México estaba entonces llena de bul.
tos y de camaradas mágicos. Ellos seguían los sembradores del maiz, del maguey y del algodón, cambiando con ellos los regalos, en un toma y daca, que no se acaba nun.
ca; trocaban algunas veces con el camarada hombrecito unos enojos grandes y rápidos, pero siempre se querían de amor piadoso los indios mexitlis con los dioses mexitlis, Por GABRIELA MISTRAL Colaboración Lisboa, 1986, Los Tlalocs eran muchos en la mucha tie. pre un Tlaloc le hacia señas desde donde rra de México. La meseta de Anahuac goza fuese y nunca estaban solos, ni los Tlalocs ba de poco riego, a pesar de su nombre; la ni los indios.
tierra de Yucatán era más seca todavia, y los La tierra guardada de los Tlalocs verdeaTlalocs húmedos se fueron entonces a ser ba siempre; la meseta olia a hierbas arodioses de esos pueblos. Ellos vivían en las máticas, y en el bajio a vainillas y jengibres, altas montañas sin que faltasen a cerros y o se volvia de pronto loca de fertilidad echana colinas, tomándolos por suyos a causa de do el bosque bravo donde los árboles se que recogen nieves y aguas, las hacen co abrazan para que no entre nadie, ni el sol, rrer por su cuerpo vertical, las reciben y donde la sombra pone mucho misterio.
las entregan.
El Tlaloc pasaba enfurruñado por la tieSiguiendo a las aguas los Tlalocs bajaban rra greñuda de hierbas locas o por los maide las alturas hasta las riberas de los rios, zales amarillos de abandono: el dueño de o se quedaban regodeandose en los lindos la ella no tenia amor de su Tlaloe; y atravegos del pais que llaman Chapala o mientan sando tierras muy donosas, peinadas en sur Patzcuaro; o bien daban el salto al cielo y cos como cabeza de mujer, el Tlaloc retocorrian en las nubes cargados, entrometien zaba alli las horas, revolcándose en los pas.
dose arriba con relámpagos y truenos. Era tos y haciendo danza al indio diligente, hijo el negocio de los Tlalocs gobernar lluvias y bueno del Tlaloc.
era su cuido repartirlas bien: el mayor de Los Tlalocs apuraban al cielo si andaban ellos se había casado nada menos que con en hacer nubes. Ellos sabian dónde el suelo la diosa del agua, Chalchihuitlicue, la de de cal y de gredas, y les man.
traje color jade daba el aguacero que lo afloja dejándolo Los Tlalocs no eran ni mozos ni viejos: bueno de abrir y de sembrar.
eran como es el indio. Con su cuerpo de toLos Tlalocs eran sencillotes y alegres y do tiempo y su vida sin ataja al igual de Itt servinn bien su oficio de Tlalocs, casi de meseta, ellos veian nacer un pueblo, aumen aguadores. Se cruzaban con el indio cazador, tarse y parar en ciudad, y miraban a las gentes subiendo o bajando el Ajusco, o levaban la aprender los oficios y sobre todo, el cultivar delantera al trotador o le seguian a lo la el maíz, el algodón y el maguey, que dan el dino, sin pasarle nunca adelante, y el indio pan de comer, el tejido arropador y la bebiles conocía y no les conocía la vez, da de la calor. Las familias se morian y ve Ver al Tlaloc, no ocurria siempre; no se nian otras pidiendo también la lluvia al Tla.
le iba buscar en tal sitio ni a tal hora, ni loe, y como no envejecian ni probaban muer.
era cosa de contar con el como con Diego te, estaban de buen humor y eran pacientes o Juan, a los que se llama y se eita. Mirar como la Tierra, madre o hija de ellos.
el cerro no significaba descubrirlo y tamGobernaban a los Tlalocs menudos unos poco estarse con la vista fija en el lago. El cuatro mayores, dueños de los puntos car que iba descuidado, echaba la cabeza atrás dinales. El Tlaloc del Norte disponin de su y de pronto en un montón de nubes, veia la reino y el del Sur de la porción opuesta, y linda risa del Tlaloc; se iba en una balsa, y otros dos poderosos eran dueños del punto mágico por donde rompe el sol y del otro de una arruga del agua, el Tlaloc guasón le.
por donde el se acaba. El indio miraba cervantaba el pecho y caía una lluvia de gotas ca o muy lejos, ojeando tierra a cielo; siemla mano. andando despacito por el pro.
pio huerto, en unos matorrales no manosea. 1) Dioses menores y agrarios de la mitologia me dos, el Tlaloc le silbaba. Daba mucha ale.
xicana gria y traía bueno suerte ver al Tlaloc.
se tomaba