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266 REPERTORIO AMERICANO El alma escondida de la raza Por LEONARDO PENA Envio del autor. Capitulo de un libro sobre Espana, próximo a publicarse, nos decía el autor dencias, Al pisar por primera vez tierra española, todo hombre que no es español tiene la sensación de encontrarse en presencia de un pueblo maravillosamente conservado, cuya estructura no ha sufrido modificación alguna durante siglos. Es ello una ilusión? No; es una realidad; una realidad vigorosa y fiel a ella misma, que a veces, en partes de su curso, ha parecido hundirse en el suelo inconsistente, como ciertos ríos, y desaparecer; pero que, no habiéndose apartado jamás de su línea de emoción, ha brotado de nuevo a la superficie con la eminente dignidad del cuadro que ordena. ella ha sido la salvación de España, pues, al mantenerla en su testaruda y original tradición tradición que el presente va matizando sin quitarle su vivacidad la ha preservado de esa insipidez universal que es la particularidad de los pueblos modernos, y la ha dado las fuerzas necesarias para continuar siendo ella misma y guardar sus características esenciales: sus costumbres, sus hábitos, sus gustos, sus tensu alma, su idiosincracia. Cuál es el milagro que le ha permitido a España un tal milagro? Los Pirineos, que cerrándole el horizonte a a la manera de una gigantesca muralla china natural, la ha defendido, tanto en bien como en mal, de las invasiones de Europa.
Asi se pasó con Renacimiento, esa oleada pagana, que mientras modificó sensiblemente los pueblos de santa esencia latina, en España, que resto apegada a la tradición cristiana de la Edad Media, se hizo sentir apenas. España no es pues, Europa. Tampoco es Africa, a pesar que, habiéndole tocado, en suerte, asentar su casa sobre la piedra angular del mundo indosemitico europeo, fué largo tiempo africana.
España es España; tierra mediterránea y atlántica, que habiendo mezclado los ardores dero arte literario, hecho por primera vez, no como un pasatiempo secundario, no como mero adorno, no como dilettantismo, sino como algo vital y consubstancial con nosotros, algo que se toma con la vida y no se deja sino con la muerte, y cuya misión, menos preciada que la vida, dura más que la muerte. Ah, en definitiva, no vivimos ni morimos, sino para el arte. No resucitamos, en cuanto artistas, en nuestra obra, sino para mejor poder morir en cuanto a hombres. Ser olvidados, con tal que lo sea la belleza que nos fué dado procrear! ya es sabido que una cosa bella es una alegria perpetua. Con nuestras manos de un dia, como los canteros y los lapidarios, hacemos eternidad!
Después, en Europa, compartimos el destierro en que cada día nos iba olvidando un poco más la patria y nosotros íbamos olvidándola menos. Así, escribió en francés su Compendio de Historia de Chile. sintesis de un esquema, como una fragmentación de la Breve Historia del Mundo. hecha por Wells. Para hacerla tan concisa, se necesitaba haber asimilado toda la desproporcionada historia de un país que no la ha vivido, que, en realidad, apenas si vive embrionariamente su prehistoria. Porque yo lo digo, hasta como como justificación de cuanto de amorfo no acierta a encarnarse y plasa plasmarse en estas tierras, aun no bien separadas del haz de las aguas; yo yo lo repito, hasta como premonición de porvenir: no es que seamos ya escoria, sino que no nos hemos desprendido aún de la ganga; no es que estemos dejados de la mano de Dios, sino que Dios no nos ha tomado en su mano. no es lo mismo, y hasta es completamente distinto.
Compartimos, dije, en Europa, en Inglaterra antes de la guerra, en Francia durante, en España después, la intensidad de esas civilizaciones, por el contrario, ya decadentes, pero tan henchidas de cuanto de divino contuvieron y tan opuestas a nosotros como puede serlo un cadáver a un feto. La obra de Pena, madurada en ese medio y estas circunstancias, con el doble sabor a fruta verde y a ceniza, ha de enseñarnos la lección imprescindible, que no sabemos. Qué mejor intérprete que uno de los nuestros, desarraigado de nuestro erial!
iy quién mejor que él!
Me niego a reincidir aquí, al hacer estas reminiscencias de tono menor, en las imprecaciones apocalípticas en que me he deshecho, para otra necrología de Leonardo Pena, doliéndome de de que su de hombre no la utilizara yermo tan menesteroso en hombres y en vida, como Chile. Me consuelo pensando que, después de muerto, hemos de recoger los chilenos su herencia, porque, aunque indignos, somos sus herederos, y hemos de agradecerla, consagrándole el recuerdo que se merece entre los más zados, los más abnegados, los más sacrificados obreros de nuestro acrisolamiento. No se sufre impunemente lo que él sufrió, ni se labora lo que laboró él, sin que algún dia no le aproveche a alguien. Su obra entera, chilenos. y acaso podría decir americanos. es como un testamento y en ella nos lega su espiritu, figuraos, nada menos que su espiritul, a nosotros que carecemos hasta de inteligencia para comprender esa palabra, precisamente porque no nos ha tocado la frente el soplo divino del espiritu.
מוו y calenturas del desierto, a la mística melancolía de los pueblos nórdicos, se perfila sobre el horizonte de la historia, como un cubo semitico soldado por la acción del fuego sahariano, al flanco del Viejo Continente.
España es un conglomerado de razas y de pueblos más extraordinario aun y más visible que el conglomerado social francés. Habitada primitivamente por los iberos, cuyo origen se sumerge en el corazón mismo de la historia, fué sucesivamente ocupada por los celtas, venidos a través del Pirineo; por los fenicios y los griegos, que fundaron Cádiz con su templo de Herculano, Málaga y Sagunto; por los los cartagineses (Amilcar Barca echando las bases de Barcelona y Asdrúbal, las de Cartagena) que, en el siglo ni antes de la transformaron en la gran colonia púnica; por los romanos, que habiendo implantado en ella sus costumbres su lengua, no tardaron en cosechar dos emperadores: Trajano y Adriano; cuatro espíritus dilectos: el voluptuoso Séneca, que escribió disertos tratados de ascetismo, el grave Quintiliano, el épico Lucano y el licencioso y co Mareial, y la y epigrama y la orgiástica falanje de esas bailarinas de Cádiz consideradas como las más elegantes y voluptuosas de su su tiempo.
Luego, en el siglo v, al desmigajarse el Imperio Romano, España fue invadida por las desaforadas hordas germánicas: los suevos, los alanos, los vándalos y los visigodos, que fueron suplantados, dos siglos más tarde, por los hijos del Profeta, en una conquista que, velocidad de sus caballos y la complicidad de los naturales, iba a rendir de una asombrosa facilidad y que iba a permitirles crear el exquisito y floreciente califato de Córdoba, esa Bagdad del Guadalquivir, ley de Andalucia. que los sabios musulmanes y judíos transformaron en su residencia favorito. Por último, ochocientos años después, fué la Reconquista, realizada en un extraordinario retorno ofensivo, por los escendientes de Pelayo, que partiendo desde una pequeña fortaleza situada los pies mismos de los Pirineos, dieron comienzo al más asombroso ciclo de novelas de caballeria conocido por la historia. Habiendo vuelto al regazo cristiano, España entraba de nuevo en Europa, en una ascensión deslumbrante y rápida, pues, el mismo año que Boabdil, el último rey moro, huia llorando de Granada, Colón descubría la América. Asi, no sólo la España del siglo xvi peleó las batallas de Dios por la unidad de la cristiandad y por la del género humano redimido en Cristo, sino que realizó también la unidad fisica del mundo.
Dada una tal mezcla de sangres y vista la terrible vitalidad de las razas, no es difícil percibir en el fondo del alma española, como en el fondo de una retorta gigantesca, los residuos de aquella vasta y ácida combustión: el residuo ibero, enérgico, práctico, austero y constructor, que conjuntamente con el residuo celta, ensoñador y reservado, componen el fondo básico de todos sus héroes, de todos sus santos, de todos sus artistas; el sedimento vándalo, que le da esa marcada inclinación hacia la violencia hacia la violencia que crea una conciencia de vencedor y una situación de vencido y que le da también la inclinación, reforzada por el aporte árabe, haMuy sebroso andar sabroso andar con ropa limpia vida pero que huela a limpio y que esté suave y como nueva, como la deja EL MAGNIFICO JABON Palmera más esforque piene siempre empaquetado y sus envolturas se cambian por VALIOSOS y UTILES REGALOS