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REPERTORIO AMERICANO 365 Correspondencia Boston. Now, de 1936 Hoy el hombre ese se la gana también y ya no piensa tan mal de este conglomerado humano!
En el particular, lo correcto es colocarse en un justo medio. Ni atacar siempre a ciegas a este pais ni ponerse ante el de binojos.
Ahora, para contestar a don Juan del Camino, voy a decirle lo siguiente. No he pretendido ni pretendere en forma alguna ser un panegirista de los Estados Unidos. Llamar mis observaciones acogidas en Repertorio Amecano (Semanario de Cultura Hispanica)
canto y aprobación de un imperialismo funesto. es algo que me hace sonreír.
También diré al señor del Camino que ni por soñación, como dijo una vez un critor de mi tierra, voy a entrar en polémica sobre lo bueno o malo que tenga este pais.
Como observador directo, se me ocurrió decir cosas, pasar algunas ideas, para que fueran tenidas como los comentarios de un sujeto desprevenido, independiente, y si esto es pecado, pues Mi intención única ha sido poner un grano de arena en la obra que debe interesar a todos los hombres de buena voluntad, esto es eliminar los recelos entre las relaciones de los pueblos de nuestra América. Nosotros no tenemos por qué matener de este lado de los mares las mismas tendencias antagonismos de raza. religión idioma y fronteras, que miserable hace la vida de los pueblos algunas Juan. No Señor Don Garcia Monge, Director del Repertorio Americano San José. República de Costa Rica.
Muy distinguido amigo: Ante todo, imis agradecimientos sinceros por haber acogido en su edición del 10 de Octubre las observaciones que a vuela pluma me permiti hacer sobre esta democracia estadounidense que llevo ya bastantes años de observar tan de cerca, y sin haber perdido mi individualidad de bispano americano.
Naturalmente, esos eran puntos de vista míos, muy personales, y de ninguna manera podrían considerarse como algo dogmático, pues, en ideas como en gustos hay tan gran variedad. Sin embargo, la mejor demostración de avanzada cultural. es el respeto a las ideas ajenas. Estas se analizan, se combaten con ideas.
Ya me suponía yo que por decir unas cuantas cosas ciertas y sinceras sobre este país, iría a recibir ataques, pero esto me tiene sin cuidado Yo no creo en los xenófobos. Aquí los he visto a a montones y su trayectoria siempre es la misma.
Permitame, como curiosidad, citar dos casos ilustrativos: de un país del Sur vino aquí un joven a estudiar ingenieria. Recién llegado, cuando no conocía a nadie y el medio lo abrumaba, padecia una yankofobia aguda, inrazonada. Tuve ocasión de ver cattas suyas a alguno de sus intimos de allá y le decía que su única ambición era volver al terruño, echarse una escopeta al hombro y salir a matar yanquis. Qué pasó? Que el joven ese apenas hizo aqui amistades y recibió las primeras atenciones, casi se olvida hasta de su patria.
Cambió de religión: se hizo baptista para com placer a unas viejas que lo llevaban a la iglesia los domingos por la mañana y luego con el mismo fervor con que antes atacaba a los yanquis, se fué al sur a servir a unos petroleros de la misma marca. qué primores hablaba de ellos!
otro caso es diferente, pero tan patético como éste: Un individuo también muy heroico, anduvo de puerta en puerta, con gran des pretensiones, buscando un salario. No lo encontró, porque su preparación corría en dirección opuesta a sus pretensiones y muy enfadado contra este país. me decía: Aqui ningún hombre honrado puede ganarse la vida! Protesté contra eso diciéndole. iHombre! Yo me considero honrado y aqui me gano la vida!
pues acepto mi falta tan europeos. Quiero decirle a don Juan del Camino que no soy del tipo del emigrado hispano americano de que él habla, que encuentra su acomodo en colegios y universidades yanquis.
No señor! Aquí en los años que llevo vividos, no me he fletado a nadie por un sueldo y he vivido de mi propio esfuerzo.
La vida aqui no es de placer, como lo imagina don Juan: es una dura vida de lucha y trabajo que la hace más ruda ese espiritu utilitarista y de profundo egoismo que florece en las grandes ciudades. mientras he luchado contra todo esto.
sin alardes, he mantenido ese espíritu de vi gilancia que allá, en su tranquilo retiro aconseja don Juan lo he ejercido no sólo en favor de mi propia patria, sino que también por mi propia raza por la familia común de los pueblos nuestros Tal labor ha sido una constante rectificación a articulos de periódico, conferencias, libros, etc. y puedo declarar que esto sirve mdjor nuestros intereses que aquella lucha constante contra el imperialismo del norte!
Declaro también que el elemento cul.
to de aqui, invariablemente acoge todas esas rectificaciones con los ojos de la inteligencia y del corazón abiertos. Así pues, es labor práctica e inteligente, el saber aprovechar de esta buena disposición para hacer conocer los países nuestros bajo todos sus aspectos.
Una obra de difusión constante de propaganda, descubre mutuamente a pueblos que viven separados y los hace entenderse y respetarse.
Yo bubiera querido que don Juan nos hubiera dicho algo sobre los territorios o co lonias que el imperialismo europeo tiene establecidas en nuestra América: que hubiera explicado el fenómeno de gentes nuestras pidiendo suplicantes la intervención, pero nada dice de esto El caso de Puerto Rico tampoco lo discuto. Quiero la felicidad de los isleños, pero es significativo que un lider tan conspicuo como Santiago Iglesias haya afirmado estos dias que la clección reciente demuestra que la gran mayoría de los borinquenos desea mantener la unión con los Estados Unidos.
Por supuesto, como no soy portorriqueño hablo de esto a oídas, como muy bien lo dice don me especializo en estas materias. Sólo sé, estoy mdy cierto de ello, que unos quieren autonomía y los otros no: es pues, al parecer, un asunto doméstico y cuanto sé, lo he leido no en los diarios de aquí sino en diarios de nuestro propio idiora español. Las elecciones a que se refiere el señor Iglesias, dicen los diarios, que han sido libres y de lo más ordenado que se ha visto en la Isla Una cosa quiero decirle con orgullo al señor del Camino: antes de desarraigado, cul tivo aquí muy fielmente las tradiciones de mi patria y de mi raza. Si viene a mi casa.
encontrará un hogar netamente colombiano y en el unos niños nacidos aquí. pero que hablan el idioma de sus padres y tienen orgullo de su sangre!
Eso de llamarme el señor de Colombia tiene para mi percepción algo despectivo y el caso me extraña porque yo siempre he creído en Costa Rica, pais caro a nosotros los colombianos, se respetaba el nombre de nues.
tra Patria y se micaba con simpatía a sus hijos Para terminar esta epistola que indudablemente cierra por mi parte el debate, voy a permitirme dar este consejo a don Juan: Aconseje una actitud siempre digna en nues.
tras relaciones con este coloso del Norte! Diges seriedad. discreción.
Combata nuestra imprevisión para que las riquezas de los pueblos nuestros no pasen al po der del extranjero por meros platos de lentejas.
Aconseje que en nuestras negociaciones y contratos queden bien protegidos los intereses permanentes de nuestros pueblos. Vea que ellos se defienden también de la mala inmigración que los está matando. Vigile a los que allá, políticos y no politicos, ponen en subasta sus conciencias.
Esto es más práctico, más serio y mejor.
Pido a usted, señor Director, mis excusas por la extensión de esta carta, le renue20 mis agradecimientos por el honor de su hospitalidad y me repito su amigo que lo estima, nidad respeto propio Sr.
Pdte. Roosevelt.
lismo del Departamento de Estado necesite al constabulario directamente en posesión del gobierno sucederá lo mismo.
Volverá el segundo Roosevelt a cantar su estima del gobierno democrático representativo. pero ya sabemos a qué gobierno de refie re. Es el gobierno de la constabularia. Hasta este punto llegó la invención ingeniosima de la politica del buen vecino. Necesito situarse en Buenos Aires para hacer erupción (Viene de la página 364)
o reventar como un amontonamiento pútrido. El segundo Roosevelt tiene la más cosca máscara farisaica. Quitemosela, porque si lo desenmascaramos y decimos que alli donde el habla de democracia debemos leer constabularia, hacemos el mejor bien a nuestra Amé.
rica. a los que en los Estados Unidos creen de buena fe en que el segundo Roosevelt nos tiene viviendo en el mejor de los mundos.
Enrique NARANJO MARTINEZ 10 High Street Boston, Mass.