World War

REPERTORIO AMERICANO 309 Por qué escapé de Italia Por ALICE ROBE, ex representante de la United Press en Roma Resumido de Lyberty, New York. Envio de o. en Santiago de Chile Octubre del 86 mesas en prendi la caus cas y privada y este control está reforzado por un millón doscientos mil hombres armados. Los pintorescos carabinieri y la policia local están a la vista. Por el contrario, la po lleis secreta Opera Vigilanza Repressione An tifa cista, está siempre seulta espiando, si guiéndole a Ud desde el café al restaurante, desde el mercado hasta la tienda, desde la calle hasta su casa. aqui en este restaurante de Nueva York un hombre llama a Roosevelt un fracaso. su dice Voté por el la ultima vez pro ahora votaré por el republicano Evoqué mentalmente lo que sucederia en Italia si un hombre dejara de votar por equivocación, no mas, la boleta Fui ami ga de Giorgio durante quince años. Asisti a los sacrificios de sus padres para educarlo Su madre me habia escrito muy orgullosa El principe ha elegido Giorgio como ad ministrador de sus propiedades.
Más tarde encontré a Giorgio in un pue blecito de la costa del Adriatico estaba arruinado, en desgracia, alejado de todo empleo su familia hundida en la la desesperación causa de haber votado por error contra los fascistas. Mientras pensaba en el destino Giorgio entraron en el café algunos jó venës. Podían ser lo mismo estudiantes que aficinistas de Wall Street Un sentimiento de seguridad se apoderó de mi ante sus rostros impersonalmente amistosos. Uno de ellos se a reir en forma sonora con risa sana y no reprimida, iQué bien me pareció! Estaban todos sentados cuando un mozo se les acercó y les dijo algo, señalándoles un grupo des Durante veinte años Italia fué para mi la tierra de la belleza, del arte y la cultura, la guerra mundial lloré con los italianos sus delvotas, comparir sus privaciones, me fa miliaricé con su alegre espiritu cantor ante los desastres, intimé con todas las gentes de este pueblo encantador, desde el más humilde campesino hasta el mismo Mussolini, a quien habia admirado antes de su matcha sobre Roma, cuando me contió por primera vez sus planes de una nueva Italia. Estos planes para glorificar a Italia contaron con mi ardiente simpatia durante trece años.
Por qué me volvia ahora prematuramen te a los EE. UU. Por qué aun este lujoso barco italiano me parecia una prisión?
Una vez en el muelle de Nueva York comcausa. Estaba escapando de las ad vertencias en voz baja: Tenga ciudado con lo que dice Tenga cuidado con lo que es cribe. Tengo cuidado al hablar por telé fono. Escapaba de de los ojos llenos de sospe cha y de susto, de los rostros que raramenle sonreian, de la apatia, de la resignación del pensamiento reprimido. Escapaba de aquel pueblo que otrora fué el más alegre y hoy estabu tan sometido y disciplinado, moviên dose automáticamente. Un pueblo que ya no se movia por su voluntad desde que su des tino estaba en las manos de un Duce omniseiente, omnipresente, omnipotente.
Comprendi de pronto que era lo que yo más queria de los EE. UU. Anhelaba oir a alguien una réplica contundente. queria oir a alguien reir con espontaneidad, a toda bo ca. La noche de mi llegada, mientras comis con unos amigos en un restaurante, mis nervios quedaron en tensión. Dos hombres sentados a una mesa contigua charlaban de po litica. Uno de ellos dijo en voz alta: Oh, es te Roosevelt es un fracaso.
Me estremeci. En Italia, para referirse a Mussolini, en publico y delante de extraños.
aun en forma admitativa, se dice siempre: El grande hombre. Cualquier discusión política es tabú. Recuerde, a lo mejor hay un espin Me acuerdo de una tarde en Italia, mien tras esperaba en un restaurante a un amigo que tenia invitado a un ex funcionario del gobierno, un notable pensador ya próximo a los setenta. Pero mi amigo llegó solo y me di jo en voz baja: no vendrá. Ha sido arres.
tado con treinta más en un café del otro lado de la Porta Pia, acusado de hablar sobre po litica. En realidnd, sólo hablaba de filosofia Ahora me creerá Ud. tal vez, cuando le re comiendo cauteln. Lea esto. me tendió un recorte del diario Ottobre cuyo lema és EL tiene siempre razón.
El articulo que era de la Policia politica fascista, rezba. En el barrio de Campo de Marzo controlamos doscients cincuenta y ocho calles. En cada calle hay un observador (espia. Este abservador, vigila, anota retiere Estabamos comiendo en el Fagiano dentro del mismo barrio indicado en Ottobre.
Un deseo de huir me asalto, llenándome de nostalgia Las palabras de mi compañero re sonaban en mis ofdos: Recuerde, la policia faseista controla todas las actividades públiecho a de gente madura. Es cierto. contestaron los jóvenes y se fueron a otra mesa.
Sé lo que estos jóvenes serían en la Italis fascista, tierra de una juvenutd violenta, arrogante y fanática. Recorde cierta escena un restaurante de Roma. Tres jóvenes camisas negras entraron con las cabezas echadas hacia atrás, soberbiamente desafiantes, imitando al Duce. Sus miradus provocadorus veian culpables en todas partes. Se sentato en una mesa para seis y se burlaron del mozo cuando éste les advirtió timidamente de que estaba reservada. Seis personas de edud entraron y aceptaron sin deeir palabra dos en un extremo, al ver quienes estaban en su mesa reservada.
La idea de que leeria otra vez noticias auténticas me hizo estremecer aquella primera tarde en Nueva York. Eché una mirada sobre un periódico que traia un articulo contra la política del Presidente Roosevelt. pensé en los periódicos italianos. Siempre lo mismo. Reti de Mussoli cenudo en la primera, segunda y tercera página. Titulares: El Duce dice. El Duc, ha dicho. El Duce dira. Los avanguardisti aclaman al Du CC. Los balillas aplauden nl Duce. Los Hijos de la Loba, firmes detrás del Duce.
En un rincón de la cuarta página unas cuantax noticias bien censuradas. través de este periódico de Nueva York comprendi lo que significa el hambre de notorias. Recorde como recorria todos los dias un montón de cuadras a las 12. 30 en busca de la edición parisina de Herald Tribune pars er terarme de lo que sucedia en Italia y en todo el mundo.
En este mismo restaurante de Nueva York planeamos un paseo en auto para el sábado por la tarde. En Italia, dije yo, no podriamos hacer un paseo el sábado por la tarde. Pero en cambio, si, ese calar las ruinas, escuchando a cualquier joven fascista menos enterado que nosotros, explicar las cosas del pasado en términos del presente Pero ¿qué es esa famosa fiesta fascista del sábado. No tienen medio día de asueto. preguntaron mis amigos. Si: pero siempre que Uds. consideren ura fiesta asistir a las conferencias fascistas o salir dirigidos por fascistas. Todos y cada uno dirigidos, siempre dirigidos.
Al abandonar este restaurante de Nueva York, mis pensamientos volaron a toda Norte América un pueblo que tie no obstante sus inquietudes, un pueblo valiente Asi era el pueblo italiano euando recien lo conocí. ahora pienso en la Italia de cuyo rostro radiante ha desaparecido la sonrisa, cuya voz lirica he sido silenciada y cuya libre voluntad ha sido ahogada.
pienso en el golpeteo insistente y destructor: El Duce dice: Cree, obedece, lucha.
Desde el nacimiento hasta la muerte, desde el alba hasta la noche su rostro siempre frente a ellos: en las casas, en los negocios, en cada muro y en cada edificio.
Pienso en la criaturas balbuceando Duce mientras juegan con sus juguetes militares fascistas en los niños organizados en agrupaciones fascistas, Hijos de la Loba. marchando al son de un canto al Duce: en las muchachas que siguen el camino ordenado, repitiendo Duce.
De modo que era esto lo que Mussolini queria decirme hace trece años cuando me aseguraba que lo primero que haría como jefe de gobierno seria imponer disciplina, disciplina y disciplina Cansancio mental Neurastenia Surmenage Fatiga general son las dolencias que se curan rápidamente con KINOCOLA Duce el medicamento del cual dice el distinguido Doefor Peña Murrieta, que presta grandes servicios a tratamientos dirigidos severa y científicamente