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REPERTORIO AMERICANO 182 Parágrafos sobre Barbusse Por ALBERTO GERCHUNOF De Waldad Buenos Aires. Rep Ary Enero de 1936 al gran laboratorio en que se observa el estremecimiento de la criatura humana en el deslinde de dos edades históricas, la clase multanime de aprovechadores de catástrofes los roedores que medran en los intersticios de las tragedias sociales, los pacificos nuevos ricos que aspiran a ejercitarse en su reciente automóvil, en su reciente palacio, en su reciente querida, advirtieron que Henri Barbusse se les ofrecia con la trascedencia de un peligro ¿Por qué no se reduciria pensaban a escribir sus novelas, por temerarias que fuesen en su ácido antisocial, en vez de hablarnos de Lenin, de Rusia, en vez de detestar públicamente a Mussolini y de blasfemar contrr.
la restauración de ese flamante tirano de Padua, huido del drama de Hugo, y que maneja en su teatro sofocado el rayo y el trueno?
Con su cuerpo ascético y hético, Barbusse desafiaba a esos callados elementos que, de acuerdo con su denuncia memorable absolvieron al asesino de Jean Jaurès, por razones de irresponsabilidad mental y lo condenaron escasos meses más tarde por haber cometido una estafa, o sea un atentado contra su sagrado dinero, III renunciar a Para la gente que no tiene el hábito de examinar con discernimiento las palabras con que suele definir los hechos, constituye la santidad un estado pasivo. Ser un santo equivale a una especie de beatifica posición de conformidad. No es este el concepto con que se consagró a los grandes propulsores del cristianismo o a los que lo depuraron y embellecieron en los siglos posteriores a su triunto. La santidad representó en aquellos tiempos de caos y de génesis un estado combativo El hombre que asumia la predicación no se limitaba a aceptar contemplativamente la verdad nueva. Se esforzaba en difundirla y en imponerla. Si hubiera visto en esa verdad un estímulo simple de purificación, un aliciente silencioso de perfeccionamiento intimo, el santoral no seria una historia de martirio y de sangre. Los gobernadores romanos, que encarnaban el fascismo nacionalista y las ideas aristocráticas del privilegio, no habrian organizado la persecución de esos extraños rebeldes, de esos mansos y trágicos revolucionarios que combatian con un signo y anunciaban a los esclavos del mundo la hora cercana de la liberación. en nuestro tiempo, que es también de caos y de génesis, reaparece el santo, no en la condición de alma extática, sino en postura de lucha, y para quien la vida es un deber de militación Henri Barbusse Henri Barbusse nació con ese instinto y vivio con ese designio. Fue un santo, es decir, un mensajero humano y un héroe.
ble y perecedera cosa, que el antiguo Marcial consideraba como un hermoso homúnculo II bueno para bailar en los festines de los jóvenes patricios, pues en ese menester no En sus libros juveniles encontramos la in requiere ni sexo ni corazón. Comprendió fluencia de las escuelas literarias que domi Barbusse la exigencia imperativa de la vida naban en el efusivo universo de Paris. Na que consiste en revelar a la humanidad de turalista con tendencia a la minuciosidad y que surge la literatura vital, su dolor, su prosista con el esplendor rutinario de los poe monstruosidad y su esperanza. El Fuego tas del simbolismo, profesaba la idea estética lo exhibió bruscamente como documentador de que el individuo es un accidente de la obra de una sociedad agónica que en su artistica. Había sin embargo en Henri Bar anárquica sólo lograba revolcarse en el hobusse la necesaria infusion de socialismo, de Tror. Ya no era el obrero de un estilo delifermento no conformista, que debia desani berado; ya no era el literato introspectivo y mario en su tarea de creación. Bastaba al el complicado suntuoso psicólogo finisecuescritor explorarse infatigablemente y cons lar. Lo que sufrió en las trincheras, la visión truir entidades psicológicas, revestirlas de de muchedumbres inmensas hechas carne belleza verbal, para cumplir una misión de muerta, carne heroica estúpidamente persona viviente? Un compatriota de Amé muerta, y amasada en lodo, le dió la noción rica Gonzalo Zaldumbide señaló en 1909 de su magistratura mundial y le indujo la importancia y la originalidad de su obra. transformar su oficio en milicia. Es como se Preveia el desenvolvimiento extraordinario convirtió en un perseguidor de los culpables.
del novelista y nos indicaba en sus novelas y Su voz se volvió terrible. al pasar del gacuentos primerizos la fuerza de una vasta binete de analista de aventuras individuales personalidad No advirtieron sus dimensiones posibles los críticos de Paris. Para ellos significaria, sin duda, un literato de talento, o sea un artista más en In acepción profesional del término y aunque valía más que muchos de sus contemporáneos, y ya denunciaba una potenABOGADO NOTARIO cia que hoy se admira, la obscuridad envolvia su nombre y su paciente trabajo. es que, en realidad, Barbusse rehizo totalmenOFICINA: te su espiritu y reconstruyó su mentalidad con la siniestra experiencia de la guerra. Fue 50 varas al Oeste de la Tesorería esta su verdadera y perdurable lección de de la Junta de Caridad.
arte. De arte y de religion. Comprendió que el artista que se educa en el prestigio fictiTELEFONO 4184 APARTADO 358 cio de la formalidad, es una pequeña, miserasu crueldad Lo que se toleraba en el novelista, a quien es permitida la iconoclasia, el amor a la ver dad, bajo el pseudónimo del arte, no se consentia al hombre de acción. Admitian al poeta; odiaban al profeta. Mas Barbusse, que nunca dejó de ser el artista insigne, no quiso su papel profético Es este uno de los aspectos conmovedores de su vida. En vorágine de la humanidad salida de la guerra y ansiosa de guerra, en el apogeo de la bestialización hitlerista que Kayserling proclama en su farsa filoso fica como el predominio de lo telurico, Henri Barbusse se erigió en representante de la dignidad del hombre en vindicador del decoro moral del individuo. Wells denomina la etapa de Mussolini y de Hitler la hora del bárbaro patán. Contra el bárbaro patán se levantó Barbusse. Tendió ante la resurgida barbarie medioeval la línea en que se ponen en fila los hombres libres. Quién lo supera en coraje magnifico y quien no le da tributo de gratitud? Henos aqui para hacerlo. Le debemos algo más, los que trabajamos por la cultura colectiva y nos resignamos a revolver parasitariamente los despojos de las bibliotecas y de los museos. Nos enseñó In necesidad de devolver al mundo lo que el mundo nos da: nos adoctrino en la certidumbre de que es indispensable al escritor una concepción religiosa de la vida, en la concepción trascendente de que la vida lleva en si un fin y ese fin debemos descubrirlo, interpretarlo, destilarlo en el espiritu y de este modo seremos artistas, poetas, filósofos; semos hombres y no acrobáticos bailarines de fiestas ajenas. Barbusse formuló un llamamiento al servicio por la humanidad, que se compone de paises, de pueblos, de razas. cuanto más serviremos a la total conjunción humana tanto más seremos servidores de nuestro país, de nuestro pueblo, de nuestra raza. Por eso fué Barbusse un santo y un héroe.
OCTAVIO JIMENEZ