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REPERTORIO AMERICANO 129 Cómo se forma la opinión pública Por JOSE CASTILLEJO De El Sol Madrid, de Diciembre de 1936.
por los otros, como los chicos traviesos arrastran a la turba infantil.
Si esta ley del pequeño numero. que expone Wieser, fuera fundada, habria que renunciar a capturar el fantasma de la voluntad nacional: pero, lejos de volver la espalda al pueblo, nos hallaríamos ante un nuevo problema de incalculables dimensiones. Los politicos no son ya mandatarios de las masas, no cumplen con escuchar y trascribir Su misión se hace más noble; su responsabilidad, más apremiante. Son inventores y lanzadores de ideas; son educadores del pueblo, y han de contar, por tanto, con su idiosincrasia y sus potencialidades no pueden sustituirlo, pero si mejorarlo o envilecerlo; son tutores de sus flaquezas y médicos de sus enfermedad Por eso, uando de proceder según las conclusiones de la ciencia se dejan arrastrar por la osadia ignorante, se tornan en santones o curanderos.
Una campaña electoral adquiere asi alcance mucho más hondo que el de agrupar opiniones para el recuento de votos.
Es en primer lugar la selección, preparación y presentación de una minoria directiva con suficiente prestigio y cautela para decir a la multitud, como el politico inglés. Soy vuestro jefe, y por tanto, tengo que seguiros. Luego, la elaboración de un progroma no cogido del arroyo pasional ni bajado de las nubes angélicas. por último, el diálogo insinuante y sugestivo con el pueblo, sin desdén hacia sus flaquezas ni adulación a sus vicios, con instinto constructivo y reformador, sin matoneria y sin miedo: pero sobre todo, con ejemplar generosidad.
Si no hay medio de conocer por conducto auténtico y sin recurrir a adivinos la voluntad nacional, o cuando menos algún jiron de ella, la democracia no es lo que literalmente anuncia su portada: gobierno del pueblo y su trono vacio quedaria a merced de cualquier impostor.
De aquí los esfuerzos para obtener aunque sólo sea una muestra, un indicio de legitimidad. Sería mucho pedir unas tablas de la ley. y nadie pretende que una frase siquiera de la Constitución española sea trasunto de un mandato del pueblo. Nos contentariamos con un leve gesto de aprobación.
Los teorizantes de la democracia se resisten a prescindir de esa asistencia, aunque no aciertan a explicar el porqué. Laun, en un estudio espiritual y fervoroso, cree que la voluntad de la mayoría debe ser preferida a cualquier otro régimen, porque sea el que quiera su contenido, es el sistema que reduce al minimo posible el número de los sometidos al arbitrio ajeno; pero en seguida cae en la cuenta de que ese principio seria igualmente aplicable a una cuadrilla de bandidos, y aunque ajeno a todo dogma, retorna a la vieja explicación de que la opinión de las masas tiene que ser expresión de la justicia, o sea al principio teocrático Vox populi, vox Dei Otros analizan la mecánica social y llegan a una conclusión que se aparta por igual de los dos polos donde se buscaban las fuentes de la conducta colectiva: ni el vaho que emerge de la multitud y adquiere progresivamente formas y consistencia, como pensaban Savigny o Spencer, ni la chispa genial y personal del hombre tipico o del superhombre descritos por Carlyle y por Nietzsche.
En una concepción algo fria y simplista, Ilaman voluntad general a la coincidencia de dirección de la mayoría de ciudadanos, como caminantes que van a la misma feria, aunque admitiendo que es en gran parte producto de la tendencia gregaria de las sociedades, Pero lo importante está en que la voluntad de la masa, cunlquiera que sea su empuje, no puede llamarse originariamente suya. Las masas carecen de iniciativa creadora; no se les ocurren ideas o no saben formularios, y aunque estén henchidas de pasión a punto de estalinr, no son capaces de convertirla en disparo hacia un blanco. En una agrupación humana de cierto volumen, las resoluciones no se alcanzan por vía de contrato, unión de voluntades individuales que es el punto de partida de la doctrina democrática desde los sofistas griegos a Rousseau En vez de ese concierto espontáneo, se observa que aflorun en las sociedades ciertas minoclas reducidas o algunos individuos aislados que anuncian la solución descada o pronuncian la palabra mágica y son seguidos Tomar al pueblo como instrumento de ambiciones personales; acercarse a él sin espiritu de devoción y sacrificio; ostentar a su casta una vida superior a la que uno podria sostener con sus propios medios, y no devolverle su mandato cada vez que los problemas lo desborden, son cánceres de la democracia. El politico ideal seria en este sentido el que renunciara a gobernar, contentándose con dar sustancia a la gobernación, el que no admitiera como premio a sus desvelos la limosna del Poder, mientras el Poder sea honor, mercancía cotizable y verduras de las eras.
Quien comprenda la delicada urdimbre de cada una de esas tres capitales funciones tendrá que perdonar a la República española los desaciertos de su noviciado. El pueblo, que es eminentemente conservador y receloso mientras la constitución política consiste en un sistema de hechos, es ultrarradical siempre que se trata de palabras y promesas. La mayoria se desplaza en ese caso hacia los extremos, y el triunto es directamente proporcional a la falta de escrúpulos Los jefes politicos no pueden improvisar un bagaje de obras, de ideas realizables y de experimentos científicos preparatorios. Con programas de gabinete no han podido usar ante las masas otra fuerza aglutinante que la del egoismo y el miedo. Si no venimos nosotros dicen los unos vendrán los malos republicanos. Si no nos dáis el triunfo replican los de enfrente abriréis la puerta a la anarquia. Este elemento de cohesión es deleznable y tornadizo, y en vez de educar, desmoraliza al pueblo y desacredita a los directores. pesar de los aplausos y del calor contagioso que un orador consiga remover, el público siente en su intima dignidad insobornable in humillación de ser tratado como ganadería que se lleva al matadero al son de un cencerro, y después de las elecciones; el obrero, a quien se ha dicho que no percibe el producto integro de su trabajo, se subleva pensando que tampoco le alcanza el fruto pleno de su voto. los cuatro años de República es posible hacer un poco más de lo que ha hecho durante un siglo la Monarquia. La dignidad de la función y los deberes hacia el pais exigen que nuestros jefes políticos, dotados de inteligencia y preparación suficientes, abandonen los lugares comunes y la retórica que entretenian a nuestros abuelos y aborden ante el pais las cuestiones de fondo y de método que tendrán que resolver como gobernantes.
Aunque la masa sea incapaz de entenderlas, tiene, como los niños, un instinto certero para percibir si se la trata en serio o en broma.
Hay que emanciparse de la rutina. La preparación electoral puede ser la forja de una sociedad nueva INDICE: ENTERESE ESCOJA Alfonso Reyes: Romances del Rio de Enero Fernando Gonzálet: Cartas a Estanislao.
Carta 00 00 Robert Louis Stevenson: La casa solitaria. Pasta 50 Max Aub: Espejo de avaricia. Caracter en Fernando González El Remordimiento: 60 Las mejores poesías para la declamaeion (a base de los Programas de Berta Singerman) 00 Poesías. 00 Ramón Gómez de la Serna: Los muertos, las muertas y otras fantasmogorias. 00 Con el Admor. del Rep. Am.
José Asunción Silva: Poesia.
OCTAVIO JIMENEZ ABOGADO NOTARIO OFICINA: 53 varas al Oeste de la Tesorería de la Junta de Caridad TELEPOND 4184 APARTADO 358