REPERTORIO AMERICANO 127 americano, esas fuerzas impetuosas, geniales, que hoy se agitan en el caos, pero que buscan el Avila caraqueño como punto de convergencia para revivir el misticismo de los Libertadores.
La dinastia de los Gómez aplasta todas las ambiciones seccionales, y el grito de Federación o muerte es bocado que se pierde tras los mostachos tigrunos del nuevo amo y señor.
Esa dictadura, que no es, como algunos suponen, obra del relajamiento, o del hábito servil, sino producto natural de la misma impetuosidad racial, del mismo dinamismo pujante y precoz, surge una plutocracia que acapara las fuentes de producción. Todos los grandes negocios caen en poder del caudillo y sus amigos, y la energia popular se escurre hacia el exterior, exprimida por el puno férreo de la casta dominante. Que esto redunda en progreso. La evolución social busca siempre caminos de avance, por escarpados que parezcan.
Lo mismo que Pedro el Grande un Pedro en miniatura, visto en la convexidad de una esfera plateada por soles llaneros el Benemérito trata de construir en Maracay su San Petersburgo. No se conforma con el toro cebu, sino que inicia fábricas de papel, de telas, de elaboración láctea. Luego abre las puertas a la gran burguesía del Norte, para que explote el oro negro.
El monopolio de la navegación se combina con el incremento de las carreteras para dar vida a esta nueva etapa de la economia, que enarbola el rótulo de Paz y trabajo.
Quien proteste contra tal estado de cosas, va a la mazmorra. No existe alli Siberia, pero si el calabozo infecto, el trabajo forzado y cruel, el instrumento de tortura.
Al pasar por las arcadas del castillo, los prisioneros se pierden entre socavones, como los nihilistas se desvanecieran antaño en el niveo panorama invernal de los desiertos descritos por Tolstoi y Dostoiewsky.
en los grandes destinos de Venezuela, bastaba llegar al alma del exiliado, entenderle su angustia al contemplar la patria tiranizada, verle encanecer en el destierro, esperando hora tras hora el momento propicio para cruzar la frontera e ir a construir una patria grande. Verle contorsionarse ante la impotencia que le trituraba su dinamismo y se lo reducia a la simple misión de ganar el pan cotidiano del destierro!
Cuántas veces se juzgó mal a quienes, no pudiendo resistir al anhelo de convertir los sueños en acción, se internaban en el suelo natal con una escopeta vieja en busca del fracaso y la mutilación. Nadie entendia que prefirieran aquello a la tortura de la espera impotente.
Qué grande. qué democrático, qué creador es el pueblo venezolano cuando se le analiza a fondo en sus mismas locuras y en sus mismos reveses.
Hay que haber soñado con esos héroes dispersos, y haber encendido con ellos el fue go purificador de la protesta, y haber practicado la religión de la rebeldía inmaculada, para saber lo que significan, en el conjunto Si el telégrafo no miente, todos esos millares de exilados entrarán ahora a la patria. Qué resultará de ahi? grandes rasgos puede afirmarse que se iniciará una nueva época heroica si el talento que se ha pulido en luchas y estudios alrededor del mundo se reune ahora en la ciudad avileña.
Tengo para mi que el destino de ese pueblo es explosivo; que no cabe dentro de sus fronteras, sometido al molde estrecho de las nacionalidades pacificas y rutinarias, y que sólo encuentra equilibrio saludable cuando puede saltar quijotescamente por sobre los límites patrios, en impulso creador.
Su destino ha sido y seguirá siendo la epopeya.
Ahora se prepara una nueva proeza internacional, no ya en el campo épico, sino en el de la cultura y economía Carlos Aponte: peleador sin.
batió al imperialismo en Venezuela, Colombia, Cuba, Panamá, México, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Perú, Ecuador y Chile; guardó prisión en Venezuela, Colombia, Cuba y el Perú; expuso su vida, bajo el fuego de las balas, en Venezuela, Cuba y Nicaragua. Murió, peleando, en Cuba, primera trinchera de la lucha contra el imperialismo en América. Por todos los pueblos de América en que estuvo, alzó su voz contra las tiranías locales; bravo entre los bravos, se distinguió de los valientes por profesión en que sólo utilizó su valor para ponerlo al servicio de las causas nobles y justas; por donde quiera que estuvo pudo haber llegado a ser alguien. al servicio de los gobiernos opresores, pero, el mismo instinto que le hacía desafiar la muerte, lo colocó siempre, sin una falta, al lado de la causa de los oprimidos; prefirió antes que medrar con su fama, rdbustecerla siempre con hechos heroicos; tuvo un hondo sentido de la amistad y un desprendimiento y generosidad naturalmente irreflexivos; su lenguaje estaba nutrido (Viene de la página siguiente con voces de todos los pueblos de la América española y en sus recuerdos abundában los cadáveres de muchos marines invasores, de muchos traidores nativos y de muchas ocasiones en que la Muerte se espanto de la salvaje arrogancia con que le hacia el ofrecimiento de la vida.
Yo, que he conocido ya a muchos hombres incomparables; a muchos hombres sin paralelo posible, a nadie he conocido que, como Carlos Aponte Hernández, el Coronel de las tropas de Sandino, mereciera tanto el honor de decir de él que tenia el corazón de un león El me contó toda su vida y me dió el encargo de que yo, algún día, la contara toda. el encargo es difícil, pero lo cumpliré a su tiempo Hoy sólo tengo que decir, que el hombre que cayó en Cuba no fue un bandido. según el juicio imperialista, porque, precisamente, hasta en el momento de su muerte, no hizo otra cosa que combatir contra los verdaderos bandidos de todas las tierras de América En torno a esta situación inconmovible como una pirámide, todas las revoluciones desmadéjanse lo mismo que arenas del desierto.
Los críticos no se detienen a meditar en lo justificable de los fracasos, ni analizan la temeridad de un Urbina, cuando se apodera de municiones holandesas y de barcos yanquis, en un gesto homérico de desesperación.
El Benemérito recibe aquello como un tributo a la grandeza, y sigue adelante su obra de rehabilitación, hasta convertirse en uno de los primeros millonarios americanos.
Fuerte como un zar y rico como un zar, hace sentir sobre la masa el prestigio de la dinastía; y en torno a la familia imperial se zurcen leyendas que recuerdan los crimenes reales del viejo mundo.
El mundo en tanto quisiera que los venezolanos se organizaran para oponer la tradición revolucionaria a la tradición cesarista: y como esto no es posible, porque circunstancias especialísimas entre ellas el respaldo de las grandes potencias interesadas en la estabilidad del régimen hacen cada vez más fuerte al dominador frente a la angustia de los rebeldes convulsivos, se llega a pensar mal de la indole venezolana. Qué enorme injusticia!
Acaso la Rusia de Pedro el Grande no tuvo que esperar muchos lustros y ver fracasar muchas revoluciones antes de que vinieran las revueltas de 1917 Un año antes de que triunfara el bolcheviquismo, Lenin era un iluso. Qué error descalificar, por un retardo insignificante, al pueblo que derramó su sangre por toda América, creando naciones autónomas!
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